Luz para el 36, en puño y letra

Portada del libro que se presenta mañana, editado por Piélago del Moro.

C.J. Domínguez

1936. “El mes de noviembre fue de una tragedia indescriptible. Raramente pasaban dos días sin que el pelotón no formase en el cuadro de Puente Castro, y las noticias oficiosas confirmasen el hallazgo de cadáveres insepultos cerca de las carreteras, entre ellos algunos nombres conocidos. Tales hechos tienen una frase que se hizo ya significativa de tragedia. 'Se dice a X. le han paseado'. Es el fusilamiento clandestino de pequeños dirigentes, o bien de elementos de conocida actuación subversiva. Pero todo esto no es bien recibido por una parte de la opinión, que se resiste a admitir que la vida humana tenga tan poca importancia como la de una liebre. Sin embargo se oye el comentario de personas, que al parecer tienen elevado espíritu cristiano, que ven tales paseos como cosa lógica y normal en el momento presente”.

Quien escribe estas crudas líneas, fechadas el 30 de diciembre de 1936, es Enrique González Luaces. Entonces presidente de la Diputación de León, antes primer alcalde de la capital durante los primeros días del golpe de Estado militar de julio. Sus palabras, estas y otras cientos de anotaciones en su diario a lo largo de los años estando en primera línea política de la ciudad y después apartado bajo peregrinas y peligrosas acusaciones, como la de ser masón, son el cuerpo y el alma de un libro que bajo el título de 'Da miedo el futuro' se presentará mañana miércoles días 7 por primera vez, en la Feria del Libro de León, a partir de las 19.00 horas.

La libro es obra de Ediciones Piélago del Moro, de Villablino, y cuenta con la dirección y edición anotada de Wenceslao Álvarez Oblanca y Víctor del Reguero. Sus memorias manuscritas son documentos de un valor incalculable tanto como notario de la realidad de aquellos días como del impacto personal que tuvieron. Y además cuentan con el valioso prólogo de Consuelo González-Luaces Cao, su nieta, que ofreció todo el material disponible a los autores con valentía y sin poner ningún reparo a la visión de los hechos que González Luaces plasmó entonces. Los documentos íntegros, además, permanecen en el Ministerio de Cultura desde el año 207.

La editorial destaca que “es la primera vez que se publica el testimonio de un testigo directo de aquellos hechos”. Testigo y protagonista de excepción, porque González Luaces fue anotando en unos pequeños cuadernos lo sucedido en esas fechas, tanto su paso por la Alcaldía de León y la Presidencia de la Diputación, como su peripecia personal desde la cumbre de esas instituciones leonesas hasta el aislamiento público y el retiro al ejercicio de su profesión, además de su calvario de padre con el hijo en los frentes de batalla.

'Llorando' por Sierra Pambley

Entre los textos de gran valor, humano e histórico, podría destacar aquel en el que valoraba con dolor el expurgo humano y de todo tipo a que el régimen franquista sometió a la Fundación Sierra Pambley, valuarte de la educación avanzada y socialmente comprometida de entonces. “Hace unos días suprimió nuestro Ayuntamiento los nombres de Sierra Pambley, Azcárate, M. Pallarés y algún otro a las calles que lo llevaban. No sé con los demás, pero con Sierra Pambley León comete una ingratitud. Se queda con la Fundación, no se renuncia a ella, pero se borra el nombre del donante generoso, con el argumento de que es una fundación laica... ¿Pero es que vivimos en un Estado confesional? Y aún en el caso de que la Fundación fuese laica, ¿no sería preferible modificarla en sus esencias y dejar quieto el nombre del ilustre filántropo que no ha instituido ningún laicismo? Pero eso no solo no se hace, sino que se toma su dinero y se le escupe en la cara. ¿De qué cabeza habrá salido semejante idea? Los cuartos de Sierra Pambley han despertado siempre muchas codicias, porque ahí hay algunas sinecuras que disfrutar, y yo creo que se trata de deshacer la obra fundacional, aun cuando por ello salgan perjudicadas las clases leonesas a quienes el fundador ha querido beneficiar. Ya se salvó el país con tal iniciativa. Sin embargo, de las que pudieran ser fáciles en el momento presente nadie habla de ellas”.

Nacido en Villalba (Lugo), tras abandonar la etapa política en 1938, una vez acusado de masón “con la sana intención de que me pasearan”, se centró en su profesión de médico, especialista en Urología y Radiología, y a atender los negocios familiares, los viñedos de Pajares de los Oteros, ámbito en el que adquirió prestigio como enólogo, al obtener por ejemplo la Medalla de Oro en una exposición en Barcelona.

Murió a finales de noviembre de 1953 de un infarto mientras jugaba una partida de cartas en el conocido establecimiento de óptica La Gafa de Oro, ante sus compañeros de partida: Paco, el propietario, y el sacerdote y ex-director del Diario de León, Antonio González de Lama. Su obra marcará otra importante visión y fuente de una época tan oscura como apasionante de nuestra historia.

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