José Mª Merino: “El Congreso de los Diputados parece una estación espacial”

El escritor Jose María Merino.

Cristina García / EFE

El escritor José María Merino, que publica estos días “El libro de las horas contadas”, cree que los políticos deberían “bajar del guindo” y dejar de comportarse como si pertenecieran a “una casta superior”. Solo hay que ver el Congreso de los Diputados, que “parece una burbuja, una estación espacial”.

“Los políticos no son señores feudales, no tienen privilegios y, si los tuvieran, habría que quitárselos”, afirma Merino en una entrevista con Efe, que tiene lugar en su casa de Madrid y en la que habla de este nuevo libro en el que transita con asombrosa facilidad por la frágil frontera entre realidad y fantasía, vigilia y sueño.

Publicado por Alfaguara, el libro supone “un experimento” en la amplia y premiada trayectoria del escritor, que combina en esta obra una trama novelesca con cuentos y microrrelatos “que tienen sentido por sí solos”.

El embrión de “El libro de las horas contadas” es el primero de los cuentos que contiene, “El meteorito”, que en principio iba a formar parte de una obra de relatos, pero cuando lo estaba escribiendo vio que “no se encontraba a gusto con los demás”.

Le dio vueltas y “ese cuento generó un poco el resto del libro”, escrito “casi como una novela”, comenta Merino, coruñés de nacimiento pero leonés de adopción.

El libro se desarrolla en verano, “en una especie de urbanización”. El protagonista, Pedro, es un escritor que tiene que enfrentarse a una difícil intervención quirúrgica de la que podría salir mal parado.

Pedro decide entonces aprovechar el tiempo que le queda para escribir todo aquello que le viene a la cabeza: “historias de infancia y adolescencia que eran evocaciones verdaderas o reelaboraciones imaginarias, historias fantásticas y oníricas que reproducían sus temores o sus nostalgias, o que incluso tenían como pretexto la propia intervención quirúrgica que lo amenazaba”, escribe Merino.

El resultado es “El libro de las horas contadas”, un título ambiguo con el que el autor ha querido expresar “las horas que le quedan a Pedro hasta que lo operen”, pero también “cómo cuenta el personaje lo que se le va ocurriendo en ese tiempo que le queda”, señala el autor de “La orilla oscura”, “El heredero” o “Cuentos de los días raros”, entre muchas otras obras.

Del mismo modo que el protagonista utiliza la escritura como una tabla de salvación, Merino vive la literatura como “una forma única, distinta, exclusiva de descifrar el mundo”.

“Sin la literatura no seríamos lo que somos. El ser humano es lo que es gracias a la ficción, eso es lo que da sentido a nuestra vida”, asegura este académico de la Lengua.

“La literatura es el instrumento exclusivo, imprescindible, para poder entender el corazón humano. No hay otro. Incluso cuando se intenta hacer una ciencia del alma, de la psicología, Freud parte de la literatura. Era un gran lector y encontraba todas las claves de lo que él quería explicar en la literatura, en los mitos clásicos”, subraya.

En las novelas y cuentos de Merino “siempre hay algo de triste, de doloroso”, quizá porque “la felicidad no se puede entender sin el dolor, si es que la felicidad existe”, y esa tristeza impregna en parte “El libro de las horas contadas”.

Aunque también hay humor e ironía, como en el relato protagonizado por los zambulianos, unos arácnidos gigantes que visitan la tierra en son de paz y que se entrevistan con un presidente de gobierno muy parecido a Zapatero y que les habla de “talante” y de la Alianza de las Civilizaciones.

Más sombrío es el tono del microrrelato “El dragón del hambre”, en el que el autor alude a ese tiempo en el que “en el mundo abundaban los políticos corruptos y los gobernantes despóticos”, un problema, comenta Merino en la entrevista, que afecta a la mayoría de países y del que “difícilmente nos vamos a librar”.

“Los políticos tienen que seguir ganándose el derecho a que les votemos, y yo creo que en todo el mundo está pasando lo mismo: hay una casta política superior, diferente de los demás, un poco como fue el feudalismo. Es un neofeudalismo”, agrega.

“Ahora los políticos hacen y deshacen entre ellos, se ponen unos sueldos increíbles, controlan nuestros ahorros, pero cuando se produce un escándalo, el causante se va y no pasa nada”, asevera.

El político “debe ser un ciudadano común y corriente, que tenga la humildad de saber que nos representa, y no la soberbia de estar ahí en una especie de mundo principesco. Constituyen una nueva aristocracia, y eso no puede ser”, concluye Merino que ya tiene “casi acabada” una nueva novela: “El río del Edén”.

Etiquetas
stats