Isabel Fortes: una vida narrada a través de 17 cuadros y un mono de minero

Isabel Fortes, artista, junto a una de sus obras.

Luis Álvarez

La casa de la Cultura de Villablino acoge hasta el 31 de mayo la exposición de la artista local Isabel Fortes, en la que presenta un recorrido por su existencia desde los tiempos alegres de la Universidad a la vida más reflexiva y absorbente del ejercicio de madre actual. Una obra a la que ha puesto un título algo kafkiano: “Muerte en Vida”.

En la apertura de la exposición, que ella misma presentó, desnudó su alma ante los asistentes sin falso pudor intimista, recordando los detalles más personales de su existencia que han ido marcando su vida o han tenido una gran influencia en la formación de su personalidad.

Es su pintura, según ella detalló, muy introspectiva, personal y con toques sutiles de existencialismo. Por ello cree que necesita de la interpretación para poder comprender el sentido de cada cuadro, además del simple efecto de la percepción visual de cada persona observadora.

A través de la muestra recordó el accidente grave de su padre. Sus recuerdos de niña en brazos de su madre, “teniendo la sensación que me estaba despidiendo para siempre de mi padre”, en el Hospitalillo de MSP en Villaseca en los primeros años de la década de los 80. Una experiencia vital que ha influido mucho en su forma de entender la vida, porque “sabes que la muerte existe, que es real, que es una parte más de la vida”, explicó en una conversación posterior, donde se reprochaba la educación que damos a nuestros hijos evitándoles, “disimulándoles ese hecho tan de la vida, como es la muerte”.

Este es uno de los motivos que la han llevado a presentar en la muestra una de sus obras, a la que calificó de “un poco dadaísta”, que rompe el dialogo del visitante con la pintura, un “mono” (nombre popular que se da funda de trabajo habitual de los mineros), con varios zurcidos coloristas. Trabajo que “pretende ser un homenaje democrático a todos los mineros que compartieron oficio con mi padre”, a quien precisamente perteneció el mono aderezado con los remiendos para colgar en la sala, como si estuviese tendido “secando al sol”.

Los años de la Universidad Complutense, donde se graduó en Bellas Artes en torno al cambio de milenio, “eran alegres, distendidos” inspirando su primer cuadro de tintes surrealistas, con un observador frente al mundo al revés, con el cielo a sus pies y el campo sobre su cabeza. “Eran momentos fáciles y cómodos, poco reflexivos”.

Así fue desgranando en su presentación la muestra escogida para esta exposición, con técnicas diversas, óleo, dibujo, collage, transferencias o composiciones. En “una forma de experimentar constante”, con diversas técnicas y materiales y con la sensación que algunas transmiten la sensación de obras inconclusas, pendientes de un retoque, sin haberlas aun firmado. “Si es verdad algunas aún admiten retoques, ya les llegará el momento”.

El título tiene algo que ver con su propia existencia actual. Y es que pretende “retomar la pintura de forma más intensa”, abandonada un tanto por sus obligaciones familiares con tres niños, “muy buenos, pero muy absorbentes”, que han llegado incluso a poner el título al cuadro “La Reina del Mundo”, porque perciben en la composición la imagen de su madre. Es como si su espíritu pictórico pretendiese despertar de un pequeño letargo de algunos años.

Isabel Fortes Monteiro nació en Villaseca en 1981, obtuvo el título de Bachiller Artístico en la Escuela de Artes de León y se licenció en la Universidad Complutense de Madrid. Su vida la ha llevado a residir en diversos lugares de España e Irlanda. Y ahora regresa a sus raíces con esta primera exposición un Villablino. Unas raíces lacianiegas, muy “enlazadas con la familia y el origen de mis padres en Cabo Verde”, a donde fue siendo niña acompañando a sus padres. Y “aunque allí me consideraban extranjera, no renuncio a ese origen”.

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