Cuando me enteré que Glenn Hughes, el legendario bajista de Deep Purple, tenía un nuevo proyecto en la cabeza, no tardo en centrar mi atención, y más cuando los compañeros de viaje llevan los nombres de Joe Bonamasa (uno de los mejores guitarristas sobre el planeta en la actualidad), Jason Bonham (el hijo del malogrado John Bonham, el mítico batería de Led Zeppelin) y Derek Sherinian (una de las brillantes mentes detrás de los revindicables Planet X). La primera impresión al escuchar el álbum fue simplemente brutal, me dejo boquiabierto.
Con sonido que bebe tanto del Hard Rock de corte más clásico, de la música de raíces y del Funk, 'Black Country Communion' suposo todo un soplo de aire fresco dentro de un panorama, el del Rock duro americano, necesitado de una nueva vuelta de tuerca (tal vez junto con Mastodon han sido el grupo que más me ha sorprendido del género en los últimos años). Si bien el disco necesita una segunda escucha para lograr ser apreciado en su máxima expresión, no está exento de grandes singles como la trepidante The Great Divide o la visceral balada Song of yesterday.