La Cooperativa Lechera Lar, una histórica sociedad nacida hace 58 años y enraizada sobre todo en la comarca del Órbigo en la provincia de León, afronta una grave situación financiera, la peor dificultad económica de su historia con un agujero millonario en sus cuentas y la consiguiente preocupación en el sector tanto en el plano económico como en el sentimental para el campo leonés.
Oficialmente, tal y como ha podido confirmar ILEÓN de varias fuentes solventes y próximas, y también de la nueva dirección, la cooperativa está tratando de sortear la situación con “un nuevo plan” desde que el pasado verano el gerente que pilotó la cooperativa durante 24 años, Luis Carlos Fernández, decidiera apartarse del proyecto de manera inesperada, aduciendo motivos personales.
Esta decisión y el actual 'bache' se relaciona con el fracaso de una ambiciosa operación financiera y crediticia a la que la sociedad está teniendo que hacer frente en un plazo mucho más reducido del planeado, amén de un rendimiento inesperadamente bajo de algunas nuevas infraestructuras construidas, como un nuevo secadero de maíz en la localidad de Veguellina de Órbigo, donde la empresa ha tenido siempre su sede social.
Misma plantilla y la 'joya de la corona': la leche Lar
Estos hechos los confirma la nueva dirección, tanto el gerente, Miguel Fontanilla, como el también reciente nuevo presidente, José Franco. Aseguran sin embargo que “en absoluto” se está planteando un concurso de acreedores, ni siquiera voluntario, porque creen factible afrontar la situación con sus “suficientes activos” de que disponen.
No en vano, aseguran, se mantiene intacta la plantilla de 16 personas y todas las áreas de negocio con “normalidad”, desde la cooperativa misma a la recogida de leche y, sobre todo, la fabricación y distribución comercial de la joya de la corona: la leche Lar de origen cien por cien leonés que lleva como marca en los lineales de tiendas y supermercados desde el año 2010.
Otras fuentes cifran en unos 6 millones de euros la cantidad que urgen satisfacer a corto plazo las entidades bancarias y aseguran que la sociedad ha afrontado algunos impagos a sus socios. Cabe recordar que algunas de las últimas cifras conocidas de cuenta de resultados y volumen de negocio de la Cooperativa Lechera Lar cifraban facturaciones anuales que llegaron a oscilar entre 15 y 20 millones de euros, en una estructura que mantiene más de 300 socios del mundo rural leonés. La preocupación se deja sentir especialmente en la localidad de Veguellina de Órbigo, donde la cooperativa tiene la sede desde siempre, aunque suma otras instalaciones en otras localidades de la provincia.
“Ningún tipo de acciones” buscando responsables
La nueva dirección enmarca su actual realidad en “algunas dificultades que puntualmente tienen todas las empresas” pero sin ser, dicen, “una situación exagerada”. Y abogan por “mantener la calma”. También esta calma la aplican gerencia y dirección ante algunas visiones individuales que derivan hacia el anterior gerente la responsabilidad por la situación que se vive, a raíz del mencionado crédito sobre todo, y que los responsables de la compañía considera que son opiniones de carácter personal. Pero insisten en que no se han decidido “en principio ningún tipo de acciones” más allá de las encaminadas a mejorar la situación financiera y garantizar la comercial. Por su parte, Fernández ha preferido no hacer declaraciones públicas a este medio.
Las fuentes mencionadas admiten que la situación que atraviesa Lar les remite históricamente a un caso también vivido por una conocida cooperativa lechera de la provincia de León hace algunas décadas, la cooperativa Mansilla Lacto Ganadera. Se trató de un caso muy grave pero entonces de una trascendencia que resultó penal porque su quiebra, después de muchas maniobras ilícitas, acabó con una sentencia condenatoria contra el empresario Dionisio Elías Martínez por su gestión entre los años 1998 y 2000. Tal fue su caída que la compañía todavía aparece en el ranking de mayores empresas morosas con Hacienda de la provincia, afectando entonces con dureza a numerosos productores de leche leoneses.
En el caso de Lar, fuentes sindicales agrarias consideran que de producirse el peor de los casos, si es que ocurre, la pérdida de actividad en el campo no tendrá un impacto tan grave. La recogida de leche que la cooperativa protagoniza por varias zonas de la provincia podría ser a priori fácilmente cubierta por otras firmas, casi quizá con la única excepción de una zona de la comarca de Babia, en la Montaña Occidental de León, donde los ganaderos de vacuno de leche ya tenían dificultades para entregar su producción antes de que Lar se encargara.
La cooperativa insiste en su capacidad de poder sortear esta “situación inesperada”, a la que no ha ayudado, admiten, la “temporalidad” intrínseca de muchas actividades agrarias, tras la apuesta por cultivos y productos como el maíz. Pero considerando “activos” incluso sus propias instalaciones, como por ejemplo el mismo secadero, libre de cargas, sin hipotecas, dicen, se conjuran en “continuar” apoyados en las muchas “líneas de negocio” de la marca Lar. Una marca que, como ocurre con Gaza en Zamora, en su larga historia ha enraizado en el mejor sentimiento de pertenencia rural leonés. Y con “una buena salud durante 57 años” que confían en recuperar.