Javier Molina reúne en el libro 'Del filandón de Babia' la tradición oral escrita de la comarca

Vecera de cabras en Huergas de Babia, en una imagen fechada en 1950.

'Del filandón de Babia' es el título del nuevo libro que el Club Xeitu acaba de editar, cuyo autor es Javier Molina Marcos. El trabajo hace un guiño en su propio título a la tradición oral transmitida de generación en generación en los calechos y filandones, a través de la recopilación de numerosas obras y referencias escritas sobre la zona, de autores tan conocidos como Guzmán Álvarez, Luis Mateo Díez, Paulino Rodríguez Hidalgo o Víctor del Reguero, pero sobre todo las de otros muchos que el tiempo desvanecido y ahora se recuperan.

El poeta José Luis Puerto, que firma el prólogo del libro, contextualiza este en el conjunto de obras que, sobre distintas tradiciones orales, desde la música a las leyendas, han visto la luz en las últimas décadas, y que deben mucho a los filandones. “Será un libro de inevitable consulta, así como de lectura imprescindible, para conocer la cultura tradicional de tipo inmaterial de Babia, en ese ámbito tan significativo que son las tradiciones orales, en un momento en el que tal cultura tradicional está en trance de desaparecer, debido a la agonía de nuestro mundo rural”, escribe.

La edición, que cuenta con 326 páginas, iluminada por curiosas fotografías de época, ha contado con la colaboración del Instituto Leonés de Cultura y el Museo del Pueblo de Asturias.

Un trabajo de largos años

El autor, Javier Molina Marcos (Gijón, 1959), ha desarrollado su carrera profesional en el ayuntamiento de su ciudad natal, de donde procede su primera vinculación con el mundo de las letras al ganar en 1985 el primer concurso literario de la Huerta Gijonesa. Amante de la montaña y la etnografía, su relación con Babia se estableció al unirse con una oriunda de la comarca, repartiendo desde hace años su residencia entre el pueblo de La Cueta y Oviedo. Este es su primer libro publicado.

Javier Molina inició el proyecto en 2009. La idea estuvo desde el principio basada no en un trabajo de campo, propio de especialistas, sino en la recopilación de cuanta información escrita pudiera conseguir. Aunque la bibliografía sobre la comarca no resultaba abundante a priori, con unos pocos libros canónicos de la zona, su buceo en búsqueda de más aportaciones le brindó referencias perdidas en numerosas publicaciones, muchas inaccesibles al gran público, por ser revistas especializadas, artículos dispersos, tesis doctorales o ediciones personales. “Cada una de las fuentes aportaba distintos y variados datos a modo de yacimientos de información”, explica para señalar a continuación que todo ello le sirvió para armar una obra variada y pormenorizada, con referencias al paisaje (geografía, geología, hidrología, arquitectura...), la evolución económica, la cultura ganadera como medio y modo de vida agrupando toda la diversidad de pastoreo, las evoluciones histórica y demográfica y, sobre todo, la cultura tradicional en sus más amplias manifestaciones.

'Cosas del cantar', 'Cosas del contar'

La cultura tradicional, en claro riesgo de desaparición, protagoniza el libro. Y, más concretamente, las dos vertientes de la cultura oral, la que era transmitida mediante canciones y la que se daba a conocer por medio de narraciones, sirven al autor como estructura y guion de su obra.

En la primera parte, titulada 'Cosas de cantar', se aglutinan coplas y romances, piezas de la tradición oral que originariamente fueron interpretadas con el canto, aunque el paso del tiempo hizo desaparecer su carácter musical quedando como textos para recitar. Se recogen coplas que hacen alusión a Babia, desde rondas hasta sátiras, cantares de boda o composiciones de amores, vinculadas al pastoreo o costumbristas. También romances, en las variantes de las que se tiene constancia de su recogida en pueblos de la zona, desde las primeras recopilaciones hechas por Eduardo Martínez Torner a principios del siglo XX, hasta la más reciente llevada a cabo por David Álvarez Cárcamo en los últimos años. Mambrú, La bastarda y el segador, Blancaflor y Filomena, Gerineldo o el Romance de la loba parda, dan paso a otros genuinos como la Dama Blanca de La Cueta o los versos compuestos por el “cura Arienza” de Riolago, de gran popularidad en su tiempo.

La segunda parte de la obra, 'Cosas de contar', se centra en refranes, epístolas o mitos, que van desde la expresión “estar en Babia” con sus diversas hipótesis al origen de Babieca, el caballo del Cid, para dar paso a todo tipo de leyendas: las antiguas batallas con los moros, las relacionadas con el agua, las de carácter religioso referidas a apariciones o milagros o las obligadas de tesoros. Mitos que van de la aparición de la Virgen de Carrasconte al milagro de los salvados de Torre, de los tesoros de las cuevas de la Miel de Villasecino o la de Barrumián de Cospedal, al que se decía se ocultaba en las ruinas de la torre de Piedrafita. Junto a ello, cuentos con personajes humanos, míticos o del mundo animal, con invenciones o alteraciones de la realidad que ensalzan valores o caricaturizan a sus protagonistas: seres mitológicos como duendes, ñublaos o los gamusinos, y protagonistas como Manolón el Abeséu, la Valentona o Tomás el de Carrasconte.

La realidad forjando la leyenda

Desde el prisma de que toda leyenda se forja en algo de realidad, 'Del filandón de Babia' también se detiene en una serie de acontecimientos que bien pudieran ser relatados como auténticas leyendas al amor de la lumbre, pero que ocurrieron como se cuentan o tuvieron parte de realidad.

El recuerdo de los maestros babianos, tan afamados en el occidente de Asturias, los conflictos de pastos –con especial mención al litigio de los puertos de Pinos, tan presente en la actualidad– o el cenobio de Santibáñez de La Cueta, que sería uno de los primeros monasterios femeninos del Císter en España, afloran entre otros acontecimientos como el fusilamiento de dos militares en 1838 en Villasecino, en el marco de uno de los primeros intentos revolucionarios republicanos de los que se tiene noticia en España. Más recientes, ya en el siglo XX, son los espacios que dedicados a la Guerra Civil, con los ecos del frente de Peña Ubiña y la represión desatada por las fuerzas falangistas en el Puente de las Palomas, o el llamado “hijo pródigo”, un delincuente común que un día apareció en Pinos fingiendo ser hijo de una anciana y terminó condenado por estafa.

Uno de los espacios más curiosos es la mirada histórica que se ofrece de Babia “a vista de viajero”, a través del relato de distintos personajes que entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del XX posaron su pluma sobre la zona y lo plasmaron en libros de viajes, periódicos o revistas. Algunos son tan conocidos como Enrique Gil y Carrasco o Víctor de la Serna, junto a otros hijos de la propia comarca, como Ramiro Álvarez, de Piedrafita, o César Ocampo, de Villasecino, a cuyas figuras se acerca el libro.

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