El aroma del cacao inunda la nueva sede del Museo de Chocolate de Astorga

Nuevo Museo del Chocolate de Astorga. Foto: Astorgaredaccion.com

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El cacao y las esencias que aromatizan el chocolate han vuelto al palacete modernista construido a finales del siglo XIX por Magín Rubio. Después de un siglo en el cual el caserón pasó de albergar la vivienda, la fábrica y la banca del rico industrial, a convertirse en la sede donde se desarrollaron las escuelas talleres municipales, el edificio hoy restaurado y convertido en el Museo del Chocolate abrirá sus puertas el próximo sábado 14 de febrero.

El palacete ideado por el arquitecto Santos Eznarriaga no solo ha resistido el paso del tiempo con dignidad sino que se ha adaptado magníficamente al nuevo cometido. La restauración dirigida por Juan Múgica ha consistido básicamente en la eliminación de tabiques para crear salas amplias y diáfanas donde la empresa Vinílica ha engarzado el pasado y el presente del chocolate en Astorga, creando un museo vivo, donde se puede tocar, oler y saborear. La exposición muestra más de 300 piezas del patrimonio chocolatero astorgano, hiladas con “un discurso coherente”, didáctico, accesible y entendible, donde el aspecto lúdico es muy importante, ha explicado el director de la musealización, Domingo Aira, en la presentación que ha tenido lugar este viernes.

El “sueño” -como lo calificó la alcaldesa Victorina Alonso- de convertir el edificio de la Avenida de la Estación en el Museo del Chocolate comenzó a gestarse en 2010, una vez desechada la idea de convertirlo en el Conservatorio Elemental de Música. La restauración del caserón se ha realizado a 'fuego lento', paso a paso, como el buen cocido maragato. Con una inversión total de más de 620.000, las obras comenzaron en 2011 gracias a la primera inyección de dinero (312.000 euros) que llegó a través del Plan E. A partir de ahí, fueron llegando las ayudas de la Diputación Provincial (casi 230.000) que complementó el Ayuntamiento de Astorga (69.000 euros) y Caja España que aportó los fodos para la musealización.

El Museo del Chocolate que podrán visitar todos los astorganos y el público en general en las jornadas de puertas abiertas del 15 al 22 de febrero, está estructurado en seis salas. El recorrido parte de la tienda y de la Cámara de las Maravillas, una sala chiquitita que recuerda cual fue el origen de los museos, simulando los cuartos que tenían antaño las fábricas donde mostraban las colecciones de objetos curiosos relacionados con el chocolate. La visita continúa en la planta baja con los espacios dedicados al Cacao, el Chocolate y La Elaboración del dulce, para después en la primera planta, conocer todos los detalles de El Consumo (con las chocolateras, los pocillos y las copas de agua con azúcar para contrarrestar el amargor del cacao), La Publicidad y El Coleccionismo (donde se aprecia cómo las industrias del chocolate y las imprentas unieron sus esfuerzos para crear los envoltorios más atractivos gracias al buen hacer de los artistas locales de la talla de Laurentino Francisco o Demetrio Monteserín), para seguir la visita por la sala dedicada a Los Chocolateros y finalizar en Las Imprentas (donde se muestran las piedras litográficas y los sistemas de impresión de los recubrimientos de las onzas y los caramelos del dulce de cacao).

La nueva sede del centro expositivo está impregnada de la memoria del precusor de la idea, José Luis López, que montó el primer Museo del Chocolate de España en 1994 en la Calle José Maria Goy, un espacio coqueto de 150 metros cuadrado que se quedó pequeño para albergar las más de 10.000 piezas del patrimonio de la pujante industria que fue atesorando el pionero y que después el Ayuntamiento compró en el año 2002. Evidentemente, no se pueden exhibir la totalidad de los fondos que la dirección del centro, a cuya cabeza se encuentra Elvira Casado, irá mostrando en exposiciones monográficas, por piezas o utilizándolos para las actividades que darán contenido a la programación cultural complementaria del Museo.

Al igual que la casona de Magín Rubio ha vuelto a recuperar el sentido con el que fue creada, la sede reactivará la zona donde está enclavada en el barrio de Puerta de Rey, muy cerca de la estación de ferrocarril donde en 1924 se instalaron la mayor parte de las 51 fábricas de chocolate que había en el momento de esplendor de la industria en Astorga. La proximidad a la estación de trenes fue clave para facilitar el día a día de la actividad fabril, ya que a través de las vías férreas llegaban los sacos cargados de cacao, canela, vainilla, pimienta y el resto de materias primas que se utilizaban en la elaboración de las onzas. La industria que dinamizó la economía astorgana durante siglos hunde sus orígenes en el siglo XVI con el Marquesado de Astorga. El clero y los arrieros que distribuyeron el chocolate hasta Europa y la Corte Real en Madrid, permitieron el desarrollo y mantenimiento de un sector al que se dedican en la actualidad ocho empresas.

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