Ana Martín Álvarez: “Hay cosas que nunca hemos contado o compartido pero que un poema nos ha sacado y liberado”

La poetisa Ana Martín Álvarez.

Abel Aparicio

Cuando una persona se sienta con un poemario en las manos, tiene ante sí un conjunto de lugares y sentimientos tallados en papel con el mayor de los cuidados. En la novela puedes crear paisajes y paisanajes, en el ensayo plasmas lo vivido y lo contado, en el cuento, en el cómic, en la fábula puedes divagar, en la poesía sangras las palabras que te recorren por dentro. Esto es lo que acaba de hacer Ana Martín Álvarez (León, 1993) con su poemario Reflejos de luz y oscuridad (Marciano Sonoro, 2022).

Todo texto, a mi entender, nace de una necesidad vital de contar. ¿Cuál es la tuya y por qué elegiste la poesía?

Este poemario surge de una necesidad de liberación y autoconocimiento tras la experimentación de un suceso traumático, que me obligó a prestar atención y trabajar intensas sensaciones, sentimientos y pensamientos. Mediante la escritura puedo ordenar y comprender mi interior para poder adaptarme a una nueva realidad.

La poesía me parece el medio más adecuado para responder a esta necesidad introspectiva porque en ella hay un amplio margen de expresividad, a través de recursos que permiten hacer visible lo invisible y enfrentarlo de una manera universal. El lector no necesita conocer ni haber vivido mi historia para identificarse entre los reflejos de luz y oscuridad que dibujan los versos.

Los poemas vienen precedidos de un prólogo de Inés González Cabeza que es una guía para entender lo que viene después. ¿Por qué la elección de Inés?

Inés González Cabeza es doctora en filología hispánica y ha estudiado en profundidad la enfermedad en el cómic. Además, es una importante amiga. Yo no experimenté una enfermedad, pero sí vivencié un suceso traumático que invadió cada segundo de mi existencia y guarda notas en común con la enfermedad.

Su prólogo ofrece unas claves para comprender los poemas del libro y su recorrido, siendo un ejemplo de análisis literario altamente cualificado. Desde la editorial se sorprendieron gratamente con este prólogo. Sus manos tienen la precisión de una cirujana y el cariño de una gran amiga. Sé que le ha temblado el pulso escribiéndolo y, al contrario que en la medicina, esa es la manera más adecuada para abordar el comienzo de un viaje poético.

El poemario lo divides en tres partes. Vamos con cada una de ellas y con parte de sus versos. Pozo.“Estoy sola en medio del mar. No sé cómo rescatarme”. ¿Qué ocurre en ese mar?

Antes comenzar a responder esta pregunta, me gustaría aclarar que mi explicación es tan solo eso, la mía en particular, el porqué de mi historia. El lector la completa con su mirada haciéndola suya, acogiéndola y resignificándola a través de sus propios reflejos.

La realidad es que ese mar está agitado y nadie puede entrar a rescatarme porque representa mi interior. Esta revelación me produce un sentimiento desolador, al no haber encontrado la manera de salir de ese estado por mis propios medios y observar cómo la vida continúa sin que nos comuniquemos entre nosotros (“atisbo cuerpos lejanos que no acuden a mi encuentro”). Aunque también soy consciente de que es un día nuevo y con ello surge la duda de si podré rescatarme. Entonces, la duda es una oportunidad de cambio que se presenta en este poema, en el que el pozo no es tan oscuro como al principio.

Cuerda. “Qué es la valentía/sino caminar/a pesar del miedo”. ¿Miedo a qué y de dónde sacas las fuerzas necesarias para caminar?

Hablo de mis miedos vitales de forma genérica. En algunos momentos, eran tan intensos que me alejaban de la reflexión objetiva y como fruto de este pensamiento incesante y obsesivo, dudaba constantemente si estaba en el sendero adecuado porque creía que su frecuencia e intensidad me estaban llamando cobarde.

Reflexionando, me di cuenta de que esa tendencia no significaba que no fuese valiente porque ya estaba trepando por la cuerda, a pesar de las dudas y gracias a un duro trabajo personal. Es un poema que me empodera y me gustaría que empoderara a quien lo lea.

Superficie. “Cuánta pena se ha fundido/para forjar esta alegría”. Cuando una persona sale de la oscuridad, ¿valora más las luces que aquellas que no conocen la penumbra?

Sí. Si hubiera visto una película de mi vida hasta el momento del trauma y teniendo en cuenta que no tengo referencias cercanas sobre una vivencia así, pensaría que no sería capaz de salir, que mi vida iba a estar inmersa en una tristeza crónica.

Salir de esta experiencia me ha empoderado porque, a pesar de mis miedos e inseguridades, valoro más que nunca el regalo de estar viva. Siento que es un milagro y que mis esfuerzos han dado fruto. Trabajar en mí misma ha valido la pena y estoy en la superficie también gracias a muchas personas que me han acompañado en este camino. Cuando las cosas van mal, soy consciente de que cuento con más herramientas que antes. Me siento agradecida y afortunada.

En tu obra hablas de los meteorólogos para referirte a uno de tus salvavidas. ¿Por qué estigmatizamos tanto recurrir a este tipo de profesionales de la salud?

Creo que, a pesar del auge de los libros de autoayuda y de la reciente visibilidad a la salud mental, acudir a terapia sigue siendo un tabú para gran parte de la sociedad, tendiendo a negar o minimizar los problemas o interpretando pedir ayuda como una debilidad humana intolerable. Nuestra moral judeocristiana y los arcaicos modelos de masculinidad pueden dificultar su acceso. El problema es que interpretamos mal porque pedir ayuda es una fortaleza y no es el profesional quien te saca del pozo. Sales tú solo, trabajando mucho, pero con una supervisión y guía profesional.

Además, fue mi psicólogo quien me recomendó escribir como parte de mi terapia y de ahí di el salto a la poesía. Le estoy muy agradecida.

Al final pones una lista de canciones por cada una de las partes del libro. ¿La música y la poesía van de la mano?

No sé dónde termina la música y dónde empieza la poesía porque cuando escucho música me encuentro con letras que son poesía. La música tiene una capacidad especial para transmitirme un mensaje envuelto en una combinación de sonidos y silencios, logrando hacerme sentir muchas sensaciones que no habrían llegado de otro modo ni de esa manera y ha sido una inspiración importante a la hora de componer los poemas. Debido a que me nutro de sus enseñanzas y descripciones, he querido que cada parte del libro comience con una.

Háblanos sobre el proceso de llevar unos poemas tan personales como los tuyos a un libro y qué papel jugaron tus editores.

Desde el primer momento en el que comencé a escribir de manera catártica, tenía claro que quería plasmar este camino a través de la publicación. Era para mí una culminación necesaria, aunque dudaba si le interesaría a alguna editorial un poemario tan personal de una autora novel. Así que, comencé a enviar mi manuscrito a algunas editoriales y si no era posible, tenía en mente recurrir a la autopublicación. Para mi sorpresa durante un confinamiento por covid, recibí un correo electrónico de los editores de Marciano Sonoro indicando que estaban interesados en publicarme.

Me hizo muchísima ilusión leer esa primera valoración positiva de mi manuscrito. A partir de entonces, comenzamos a quedar para darle forma y comentar cada aspecto del proyecto. Siempre han contado conmigo en cada decisión tomada y eso es algo importante a la hora de encargar algo tan personal. Estoy muy agradecida por el trato recibido y por la gran implicación, empatía y cercanía que han mostrado hacia mi poemario y hacia mí.

¿Es la poesía realmente una herramienta, al menos en parte, liberadora?

Tanto la lectura de versos ajenos como la escritura tienen un papel liberador porque ponen voz a una situación interna, dándole visibilidad y validándola. Reconforta y une saber que alguien se siente igual que tú. Hay cosas que nunca hemos contado o compartido pero que un poema nos ha sacado y liberado, al menos momentáneamente.

¿Qué proyectos tienes en mente y dónde y cuándo te veremos presentar el libro?

He presentado el libro por primera vez hace un mes en la biblioteca de Padre Isla junto a los editores, la prologuista Inés González y el músico Rodrigo Martínez. Ahora mismo no puedo confirmar ninguna fecha ni lugar pero tengo muchas ganas de presentarlo en nuevos lugares y estoy trabajando en ello. En mi cuenta de Instagram @a.n.a.logia iré informando sobre futuras presentaciones y voy publicando detalles del libro.

Durante muchos años recitábamos de memoria los nombres de escritores leoneses. Al hacerlo, no salía ninguna mujer o casi ninguna. Ahora vemos a Alba Flores, Noemí Sabugal, Mercedes Fisteus, Ana Flecha Marco, Marta del Riego, Violeta Serrano… ¿Qué cambió?

Estamos educando nuestra mirada en la perspectiva de género de manera transversal. La denuncia social ha sido un importante detonante del cambio que necesitamos para lograr la igualdad de género.

Recuerdo cómo mi profesora de lengua y literatura, en el año 2009, comentaba en clase con gran indignación cómo era posible que aparecieran solamente una o dos autoras en el libro de literatura de primero de bachillerato. Denuncias como esta, en multitud de ámbitos, han ido haciendo consciente la necesidad de ir recuperando un espacio que todavía se nos sigue negando, aunque hayamos mejorado mucho.

Creo que es necesario seguir rescatando del olvido a muchas autoras que han quedado ahogadas bajo el manto de generaciones pasadas y apoyar a las emergentes porque la inercia de la tradición literaria puede silenciar inconscientemente a multitud de mujeres escritoras, como las que mencionas, cuyos nombres me hacen sentir afortunada y acompañada en la esfera literaria leonesa.

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