Alba Flores Robla: “Lo que tenemos dentro siempre busca una manera de salir. Y si no la encuentra, nos devora”

Alba Flores Robla

Abel Aparicio

Hace un par de semanas, Yago Ferreiro Ruíz, editor de Mr. Griffin y miembro de la A.C. Colectivo Laika anunciaba la tercera edición (después de otras tantas reimpresiones) del poemario AZCA, de la escritora leonesa Alba Flores Robla. Yago se preguntaba cómo es posible vender más de dos ejemplares de un libro de poesía en un mercado saturadísimo. Para intentar dar con la respuesta, entrevistamos a Alba, quizá ella nos dé la clave.

Antes de la tercera edición de tu último poemario pasaron muchas cosas. Intentemos seguir un orden cronológico. Año 2017, autoeditas ‘Tu cuerpo supraesternal’ y publicas ‘Autorregalo’. ¿Qué te empuja es escribir poesía?

No lo sé muy bien. Es algo que he hecho desde que era muy pequeña. Creo que entonces me parecía hasta divertido. Ya sabes, rimar las palabras y que fuera tan fácil memorizarlo todo. Parecía casi mágico.

Creo que con el tiempo dejó de parecerme tan divertido y ya no me parecía tanto un juego. Podría decir que sí que me seguía resultando entretenido pero se volvió algo más serio; me servía para verbalizar sentimientos que de otra manera se hubieran quedado adentro. 

Tan solo un año después, en 2018, publicas ‘Digan adiós a la muchacha’, que recibe el premio El Ojo Crítico de RNE de poesía. ¿Por qué querías decirle adiós a la muchacha con todo lo que ello implica?

Me daba la sensación de que la vida me pedía que diera unos pasos hacia adelante que yo no era capaz de dar. Y a cambio le di esos poemas, que vienen a ser una mezcla entre disculpas por ir tan a destiempo y de promesas de cambiar en algún momento.

En este poemario se ven muchas referencias a los veranos, a ciertos lugares, árboles y ríos. Esto, además de inspirar, ¿marca la senda hacia el futuro?

Ojalá fuera así. Al final es cuando más feliz me siento. No cuando viajo y hago cosas constantemente, sino cuando paseo tranquilamente y el sol calienta suavecito. Soy una chica sencilla.

Hablemos de ese premio. Te suena el teléfono o abres el correo y recibes la comunicación. Lejos de frases típicas, ¿qué pasó por tu cabeza?

¡Ostras, me ha tocado a mí! Y te pones contenta porque piensas que entonces no lo haces tan mal (aunque eso no es nunca lo importante).

Avanzamos en el tiempo y en 2021 se publica AZCA, un libro que acaba de alcanzar su tercera edición y otras tantas reimpresiones. Quizá haya que hacerle esta pregunta a las personas que te leen, pero, para ti, ¿por qué ocurre esto con AZCA?

Supongo que después del Adonáis y el Ojo Crítico la gente ya estaba más dispuesta a gastarse su dinero en leerme. Y supongo también que cuando tus editores son gente que confían en lo que hacen, es más probable que las cosas salgan bien. O mejor que bien.

Vamos con tres preguntas directas sobre versos tuyos. En el poema ‘Dinero’ te preguntas: De qué vale la poesía si ni con ella te das por enterado. ¿De qué vale la poesía?

Jajaja. De nada.

A mí me ha servido para expresarme, lo cual no es poca cosa, porque lo que tenemos dentro siempre busca una manera de salir hacia afuera. Y si no la encuentra, nos devora.

No quiero nada de ti/solo que comprendas/ que a veces cuando callo/te sigo hablando con los ojos. El poema ‘No quiero nada de ti’ me impactó. ¿Nos callamos demasiadas cosas por miedo o por vergüenza y luego llegan los quizá si… y el arrepentimiento?

En este caso estaba pensando que a veces lo único que necesitamos es que se sepa la verdad. Aunque esta verdad, como la poesía, no sirva para absolutamente nada.

A qué edad sabe uno que no hay vuelta atrás. ¿Diste con la respuesta?

Creo que estoy cerca de la respuesta, pero aún tengo esperanza de que no llegue nunca.

Las dos últimas, sobre presente y futuro. Eres profesora en un instituto. Por lo que ves entre las y los jóvenes, ¿seguirá habiendo poesía?

Sí. Aunque de todas maneras la adolescencia es una edad complicada llena de muchos cambios. Los sentimientos están a flor de piel. Hay mucha gente que escribe ahora pero que dejará de hacerlo. Y hay muchos otros que aún no han escrito jamás un poema y acabarán escribiendo cientos.

No quiero hacer la pregunta más típica del mundo, pero algo me empuja a ello. ¿Cuándo veremos un nuevo poemario tuyo?

No lo sé. Me gustaría que pronto, creo. Este creo es porque los poemas suelen ser casi siempre cosas tristes. Pero también es verdad que echo de menos la sensación de satisfacción al acabar un poema que dice justamente lo que tiene que decir.  

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