Cine

'AIR': born in the USA

'AIR' película de Ben Affleck y Matt Damon sobre las Air Jordan de Nike.

Antonio Boñar

Cuando estábamos en plena pandemia y nos aferrábamos a cualquier nuevo contenido audiovisual para llenar las infinitas horas de aquel forzoso confinamiento, una serie documental sobre Michael Jordan consiguió cautivarnos a todos, más allá de nuestra mayor o menor afición al baloncesto. The Last Dance (2020) es cine del bueno, una historia épica contada con un sentido del ritmo apabullante y armada con un uso muy inteligente del material audiovisual disponible, un retrato meticuloso y demoledor del que posiblemente sea el jugador más talentoso y competitivo que ha conocido la NBA, un documento que transciende lo puramente deportivo.

Ahora es Ben Affleck quien vuelve a enfocar su mirada sobre este colosal y carismático atleta con AIR. Aunque en esta ocasión de forma sesgada y centrando su relato en un hecho que revolucionó la industria del calzado deportivo: la lucha por conseguir que Michael Jordan, un novato en ese momento pero al que ya se le intuía el enorme talento que finalmente demostraría, firmara con la incipiente sección de baloncesto de Nike. El final de la historia es de sobra conocido por todos, aquel vínculo revolucionó el mundo del deporte y la cultura contemporánea con la marca Air Jordan.

Affleck vuelve a demostrar que es mucho mejor director que actor y firma una estupenda película que contiene dentro de su aparente sencillez narrativa quilates de buen cine. Esta es una historia pequeña, sí, pero es precisamente en los diminutos detalles que la cuentan donde encontramos el motivo por el que nos gustan las películas. Unos personajes hábilmente perfilados e interpretados, una precisa recreación de los años 80 y un guión repleto de brillantes diálogos configuran un divertimento lleno de hallazgos que va mucho más allá del deporte para esbozar una panorámica sobre el mundo de la finanzas y el marketing.

Otra de las sorprendentes virtudes de AIR es la sabia utilización de la música, un puñado de buenas canciones ochenteras que nos transportan a aquella década en la que América vivía un optimismo capitalista desmesurado. Perfectamente insertados en la trama suenan temas como Money for Nothing de Dire Straits, Time after Time de Cindy Lauper o el Born in the USA de Springsteen que el personaje interpretado por Jason Bateman canta eufórico cada mañana en su coche, sin haber sabido hasta hace dos días que la letra no es precisamente un himno a la grandeza de Norteamérica.

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