'Jurassic World: Dominion', cuando los dinosaurios dominaban la taquilla

Un fotograma de la última película de dinosaurios: 'Jurassic World: Dominion'.

Antonio Boñar

Parque Jurásico (1993) cimentó un tipo de superproducción familiar y fantástica, una marca que ha perdurado hasta nuestros días. La adaptación de una novela tan popular como la de Michael Crichton, la incorporación de Spielberg al proyecto y el murmullo publicitario en torno al uso de unos efectos digitales o CGI (Computer Generated Image) que iban a dibujar sobre la pantalla toda esa fauna jurásica de un modo nunca visto hasta entonces, produjeron un efecto mediático irresistible para la audiencia.

Desde entonces y hasta el título que nos ocupa y que cierra (aparentemente) casi treinta años después las dos trilogías independientes pero sutilmente conectadas que componen los universos de Jurassic Park y Jurassic World, los dinosaurios no han dejado de dominar las taquillas de medio mundo.

En Jurassic World: Dominion los dinosaurios ya no solo parecen dominar la tierra (y la taquilla), sino que han logrado extenderse por todo el mundo de una manera invasiva que empuja a la humanidad a una difícil convivencia. Ahora el planeta entero es un gran parque temático jurásico que divide a la especie humana entre los partidarios de acabar con ellos y los grupos ecologistas que luchan por su preservación.

Colin Trevorrow vuelve a la dirección en esta sexta entrega que no disimula su afán recaudador retomando todos aquellos resortes que, casi a modo de recurrente y temible algoritmo, aseguran la presencia de público en las salas. A falta del efecto sorpresa y la fascinación casi virgen por estos seres colosales que explotaban los primeros títulos de la saga, ahora seguimos encontrando un sentido del espectáculo quizás demasiado básico pero todavía eficiente.

Si a eso le añadimos un nuevo villano, el Gigantosaurios, y unas ciertas dosis de nostalgia consiguiendo aunar el antiguo elenco de actores (Neill, Dern y Goldblum) con el nuevo (Pratt y Dallas Howard), el resultado final es un producto convencional pero inofensivo. No hay un gran sustento dramático ni nada que pueda perdurar en el tiempo, pero Jurassic World: Dominion conjuga aventura, ciencia-ficción, fantasía y terror para todos los públicos siendo consciente de su condición de blockbuster primaveral.

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