Luchando contra la leucemia infantil
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha celebrado hoy en Valladolid el acto de presentación de la Ayuda a la Investigación Oncológica que otorga anualmente. En esta ocasión, Rocio González Urdinguio, investigadora del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), ha resultado beneficiaria de esta ayuda, dotada con 135.000 euros. La investigadora ha explicado en declaraciones recogidas por DiCYT en qué consiste el proyecto galardonado, centrado en el estudio de las alteraciones epigenéticas de las histonas en leucemias infantiles y en la búsqueda de fármacos epigenéticos.
“El cuerpo humano está formado por 50 billones de células que no son siempre las mismas, hay una renovación constante y para que esto suceda se produce un proceso de división celular”. No obstante, ese proceso, al igual que cualquier otro proceso biológico, pueden tener fallos. “Para que esos fallos se corrijan existen unos mecanismos, pero ¿qué pasa cuando la célula escapa a esos mecanismos de corrección? que puede dividirse de forma descontrolada y dar origen a un cáncer”, subraya la experta, quien recuerda que el cáncer puede agravarse “si estas células se extienden a otros órganos, lo que se conoce como metástasis”.
Así, precisa, el cáncer se origina porque existe un mal funcionamiento del ADN. “El material genético es el que todas y cada una de las células que componen el organismo tienen en su núcleo. Para que el ADN y toda la información que incluye pueda caber en el núcleo de la célula se empaqueta en unas proteínas que se denominan histonas y que también ejercen otras funciones”. A través del ADN la célula consigue toda la información que necesita para vivir y para dar lugar a los distintos tipos de células que hay en el organismo. Esto se hace a través de un código, el genético, “que implica cuatro letras, ACGT, y con ellas se escribe todo lo que la célula necesita para su vida”.
Utilizando un símil lingüístico, Rocío González, ha equiparado un gen a una palabra. El ADN, entonces, “estaría formado por multitud de palabras la célula tiene que usar para ser capaz de ejercer sus funciones”. La genética, así, sería “la ortografía, la que busca fallos en la secuencia del ADN y los estudia”.
Epigenética
El IUOPA estudia el mecanismo que permite que, con toda esa información en el núcleo de cada célula, el cuerpo humano “tenga células tan distintas como puede ser una neurona del cerebro o una célula del hígado”. Según explica la investigadora, para que tengan esa capacidad “debe de haber una regulación y es la epigenética la que interviene en ella”. Los mecanismos epigenéticos son marcas químicas que se producen en las histonas. Así, “aplicando marcas químicas en las histonas podemos decirle a la célula, las palabras que necesitamos expresar en cada momento”, de forma que la epigenética “aportaría entonces la regulación de las palabras, la gramática”.
En 2005, el grupo de Epigenética del Cáncer del IUOPA dirigido por Mario Fraga publicó en Nature Genetics un estudio en el que se caracterizaban esas marcas químicas en las histonas “que dicen qué hacer con el ADN”. En aquel trabajo se observó que existían unas marcas químicas en unos niveles concretos, y que en células tumorales estas marcas se perdían, lo que producía una desregulación o un defecto en la interpretación de las palabras que estaban contenidas en el ADN, relacionado directamente al desarrollo de un cáncer.
“En aquel momento las técnicas disponibles permitían conocer los niveles globales de estas marcas en las histonas de una célula tumoral y de una sana, y sin embargo en la actualidad se han desarrollado nuevas técnicas que permiten abordar la secuenciación del genoma, lo que posibilita identificar en qué puntos exactamente hay cambios en el genoma”, apunta la experta, quien subraya que esto permitiría “abordar una caracterización de las leucemias”.
En concreto, se prevé el análisis de las leucemias “al ser una enfermedad que, por datos que tenemos en el laboratorio, son más susceptibles a tener estos cambios y que estos cambios estén vinculados con el desarrollo del cáncer”. Con toda esa información, el proyecto galardonado prevé “determinar la localización exacta donde se producen las pérdidas de estas marcas químicas en las leucemias infantiles, y con esa información clasificar a los pacientes y tratar de personalizar las terapias”. En este sentido, destaca, mientras que los cambios que se producen a nivel genético resultan muy difíciles de reparar, mediante la epigenética “resulta más accesible realizar terapias para ciertos tipos de cáncer y eso nos permitiría avanzar en este sentido”.
Dos nuevas becas en Valladolid
Durante el mismo acto Javier Arroyo García, presidente de la Junta Provincial de Valladolid de la Asociación Española Contra el Cáncer, ha avanzado la convocatoria, en un plazo de 2-3 meses, de dos nuevas becas de investigación a nivel provincial. En primer lugar “una beca pre-doctoral y para proyectos en curso que constará de 24.000 euros anuales prorrogables hasta tres años” y, en segundo, “una ayuda de 3.000 euros al mes durante tres a 12 meses en función del proyecto para programas avanzados de investigación de equipos ya en marcha”.
Con ello, precisa Arroyo, la Junta de la AECC en Valladolid “pretende contribuir a establecer una base social científica en la provincia para el fomento de la investigación oncológica”. En los últimos cinco años se han otorgado ayudas a la investigación en la provincia por importe de 620.000 euros, mientras que a nivel nacional se prevé invertir 14 millones de euros en proyectos de investigación a lo largo de 2012.
Por su parte, Isabel Oriol, presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer, ha subrayado que la investigación “es la única capaz de romper el techo de la supervivencia al cáncer”. Por este motivo, ha señalado que es deber de la Asociación “complementar con fondos lo que se hace desde la Administración pública para fomentar la investigación en España”. Oriol ha recordado que “el 83 por ciento de la población española ha tenido o tiene una experiencia cercana con el cáncer” y que el 4 por ciento “lo padece actualmente”. En este sentido, añade que “el 40 por ciento de los cánceres se podría evitar y, en casos como el cáncer de colon, el 90 por ciento se puede curar si se detecta a tiempo, por lo que es necesario desarrollar programas de detección precoz”.