Estables e informados, así se ha vivido el confinamiento en Santa Isabel, el centro que cuida la salud mental de los leoneses
Encerrados. Cada uno en su domicilio. Muchos solos, otros con familiares, amigos, compañeros de piso, de residencia, de hospital. Los leoneses llevamos casi dos meses de confinamiento en los que las relaciones interpersonales se han visto reducidas a aquellas que nos ofrecen los medios de comunicación y las redes sociales.
Mientras los Gobiernos y un grupo de expertos epidemiólogos, psicólogos, biólogos y virólogos tratan de buscar la manera de salir, a ciegas, de esta situación, los que estamos en casa tenemos una oportunidad de aprender de quienes más saben de estar aislados.
Decir Santa Isabel en León es todavía enfrentarse al miedo, al desconocimiento y a la estigmatización de las personas con enfermedad mental. Fundado en 1965 por la Caja de ahorros y Monte de Piedad de León como Sanatorio Psiquiátrico fue regentado por religiosas que hacinaban a pobres y dementes sin más criterio que una separación por sexo.
A mediados de los años ochenta, el Ministerio de Sanidad integró la salud mental en la asistencia sanitaria general pero no fue hasta 1991 cuando el centro leonés dejó de ser considerado manicomio para pasar a denominarse hospital de psiquiatría. Las peleas entre la Diputación de León y la Junta de Castilla y León por quién asumía la competencia se alargaron hasta 2015, y desde entonces Santa Isabel es un ala especializada en salud mental del Hospital de León dedicada a la rehabilitación psiquiátrica.
“Aquí ya no vive nadie. Los pacientes vienen, se rehabilitan y se van a sus casas o a pisos tutelados”, explica a este medio el jefe del servicio de Psiquiatría de Santa Isabel, Francisco Luis Rodríguez.
“Sorprendentemente” están siendo “tremendamente disciplinados”
La declaración del estado de alarma cerró a cal y canto el centro para evitar contagios. Los pacientes que se encontraban internos en ese momento se quedaron, aquellos que estaban en sus domicilios de permiso de fin de semana ya no pudieron volver y los nuevos ingresos fueron suspendidos. Esa es una de las claves para que tan sólo uno de los 60 pacientes que permanecen en el hospital mental haya dado positivo en coronavirus. “Los únicos que entran y salen son los trabajadores. Ellos son quienes pueden meter o sacar el virus de Santa Isabel”, explica Rodríguez.
Divididos por unidades en función del estadío de su patología, los enfermos salen al patio una hora al día a respirar aire fresco y tomar el sol. “Sorprendentemente”, incluso para sus cuidadores, están siendo “tremendamente disciplinados”. Conscientes en todo momento de la realidad de lo que sucede, asumen con disciplina y serenidad el confinamiento y cumplen a rajatabla las medidas de distanciamiento social y el uso de mascarillas de protección.
Francisco Luis Rodríguez, jefe de Psiquiatría de Santa Isabel: Al principio estábamos bastante asustados por lo que podía pasar pero nos dimos cuenta de que los pacientes, al estar en el hospital, se sienten más protegidos
“Al principio estábamos bastante asustados por lo que podía pasar pero nos dimos cuenta de que los pacientes, al estar en el hospital, se sienten más protegidos. No tienen una angustia especial, porque están acostumbrados a estar aquí, y tampoco tienen ese miedo a contaminarse”, reconoce el jefe de Psiquiatría. “Un hecho que desmonta el mito de que los enfermos mentales son agresivos o están fuera de sí. ¡Todo lo contrario! Son personas aposentadas, con su medicación. ¡Estamos más locos los de fuera que los de dentro!”, añade el psiquiatra de urgencia de Santa Isabel Emilio Fernández.
El traslado durante dos semanas de los 20 pacientes de la unidad de agudos del Hospital de León a Santa Isabel fue la única situación complicada que vivió el centro. Más a nivel organizativo, de asumir unos enfermos que normalmente no tratan, desestabilizados, que entran por urgencias y que podían inquietar a los pacientes que están en un proceso rehabilitador.
“Sanos”, en “shock” que pueden desbordar el sistema de salud mental
En una fase inicial de la pandemia, los ingresos en salud mental se redujeron notablemente, quizá por una preocupación mayor por contagiarse con el virus, pero en las últimas semanas las cifras se han vuelto a estabilizar. Psiquiatría espera un “boom” de pacientes cuando volvamos a la “nueva normalidad”.
En ese momento es cuando aflorarán los verdaderos problemas mentales que ha provocado el coronavirus y el confinamiento. Mientras los enfermos mentales graves habrán seguido con su tratamiento y su vida más o menos cotidiana, los enfermos leves y los “sanos” que estaban en sus casas y vivieron en “shock” lo sucedido tendrán que enfrentarse a los duelos por la pérdida de familiares, la ansiedad, la depresión y los miedos a volver a relacionarse con otros y no tener a quién poder echarle la culpa de lo sucedido. Todos esos miedos “van a descolocar muchas cosas a nivel de cabeza”, subraya Emilio.
Psiquiatría espera un boom de pacientes cuando volvamos a la nueva normalidad.
A pesar de que desde el área de Psiquiatría de León se han mantenido las consultas telefónicas y presenciales con los pacientes, éstos, en su mayoría, coincidían en la idea de que estaban “bien”, que no podían quejarse con lo que estaba pasando. Pero, “hay un montón de posibles patologías que pueden tener que ver con esto y dispararse”, advierte Emilio.
Para tratar de aplacar ese aluvión de nuevos casos, desde Santa Isabel ya se trabaja en un programa específico de atención tanto a sanitarios como a pacientes de Covid-19 y familiares. Dándose por satisfechos si la sociedad leonesa empieza a mirarlos con otros ojos, más empáticos y conmisericordes.