Un remanso de geología en pleno Valle de Laciana

Carlos S. Campillo / ICAL Policarpo Fernández, uno de los responsables del Aula Geológica de Robles de Laciana (León)

Miriam Badiola/ ICAL

En pleno Valle de Laciana, allí donde la crisis minera golpea constantemente las alternativas de futuro para sus habitantes, un claro emerge entre sus montañas, concretamente en la localidad de Robles de Laciana, donde unas viejas escuelas desafectadas por el Ministerio de Educación dieron origen al Aula Geológica que en sus dos primero años de andadura ha recibido a más de 8.000 personas interesadas en minerales y fósiles.

La historia de este Aula se remonta al año 2012, cuando varios miembros de la Asociación Cultural Amigos Sierra Pambley interesados por la geología decidieron lanzarse a la aventura de buscar un local en Villablino para montar su propio Aula Geológica.

Uno de los promotores del proyecto, Policarpo Fernández, recuerda que después de dar muchas vueltas porque no había un aula libre, llegaron a Robles de Laciana y Pepe, su alcalde, en un bar, “que es donde se hacen los negocios más importantes”, les ofreció las escuelas de la localidad, que iban a pasar al pueblo tras ser desafectadas por el Ministerio.

“Subimos a Robles, vimos el pueblo, que es precioso y está en un lugar hermoso, visitamos las instalaciones que nos encantaron porque la ubicación demás nos venía muy bien y el 14 de abril de 2012 entramos maza en mano abriendo puertas y destrozando muchas de las cosas que había ahí que se estaban cayendo”, recuerda Poli.

Fueron los propios promotores del aula quienes hicieron arreglos mayores, unos baños mucho más grandes y preparados para minusvalorados, colocaron las puertas, e incluso soldaron las mesas para colocar las vitrinas de cristal que también habían construido ellos mismos. Todo ello financiado con el poco dinero con el que cuenta la Asociación y algún material donado por el Ayuntamiento y los vecinos.

Cuatro años de intenso trabajo el resultado fue “un aula bastante majeta, con tres salas, una de exposiciones temporales que se va renovando cada determinado tiempo, una sala de minerales y otra de fósiles y una cuarta sala de audiovisuales donde caben 40 personas, así como otra más que se utilizará como taller para limpiar fósiles, minerales, etc.

Desde su inauguración el 21 de mayo de 2016, unas 7.000 personas han visitado ya el aula, “un dato que puede no parecer mucho pero que para estar situado donde está es relevante”. De ellos, un 30 por ciento de los visitantes proceden de la provincia de León, mientras que el 70 por ciento restante proceden de ortos puntos de la península, entre los que destacan “Madrid, Cataluña, Castilla y León y Andalucía”.

Además, en los 2.000 metros de terreno que se encuentran en el exterior del aula, los encargados de la misma pretenden hacer un nuevo edificio que contará con más espacio expositivo y salones para dar clases y también un aula botánica, con la idea de que la gente que entra desde el exterior vea ya cosas sin tener que entrar al aula de geología.

Fósiles y minerales

En las salas de fósiles y minerales, el museo alberga cerca de 2.000 piezas, aunque la cifra aumenta diariamente, ya que cada día entran y se catalogan varias piezas, que podrían suponer otras 1.000 a mayores de las catalogadas.

Así, muchas de las piezas son de los miembros de la fundación, “pero también hay gente de fuera a que le encanta la idea, ve cómo tratamos lo que hay ahí y nos presentan sus propias piezas y colecciones para ponerlas en valor y que las tengamos expuestas”. Por ello, con el tiempo, el Aula quiere contar con su colección propia, algo para lo que se irá poco a poco mediante la donación, cesión o compra.

Dentro de las 1.000 piezas minerales se pueden encontrar minerales de todo el mundo, de todos los continentes y también una gran colección de carbonífero, pero también muchas piezas de paleontología, que podrían representar la vida de la Tierra a través de las vitrinas.

El Aula cuenta con otros mil fósiles de todo tipo, aunque Fernández asegura que sueñan con, algún día, poder tener algún animal, algún tipo de dinosaurio, “pero eso requiere otro tipo de actuaciones y llegar a otra gente”, aunque según recuerda orgulloso, la mejor científica de España, Carmen Álvarez, del Jardín Botánico de Córdoba, “dijo que la colección es impresionante y que no entiende cómo nos hemos hecho con tantas piezas”.

Exposiciones

Abierta al público en 2016, el aula ha acogido hasta el momento tres exposiciones temporales. La primera de ellas recogía utensilios, obras y objetos de hace más de 400 años de historia y contó entre ellos con la segunda edición del Quijote.

La segunda, que se cerró en 2018 tras un año abierta al público versaba sobre los juguetes y su historia durante estos últimos 70 años, que “fue un éxito y se prolongo mucho en el tiempo porque la gente iba a verla”.

Para Poli, la tercera exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 15 enero, es para Policarpo “especial”. En 'Original o réplica', el restaurador del Instituto Geológico y Minero de España, Edulterio Baeza, muestra 45 de sus piezas más representativas de réplicas basadas en originales de minerales o fósiles, “que resultan perfectas”, cedidas por el Instituto Geológico y Minero de España y que viajará a la Universidad de León en próximas fechas.

A partir día 15, los visitantes podrán contemplar una exposición sobre 'La medicina a través del tiempo', en la que se mostrarán utensilios de medicina de los siglos XIX y XX cedidos por la familia del presidente de la Asociación Cultural Amigos Sierra Pambley, Rafael Roy, cuyo padre fue médico.

Geolaciana

La principal actividad impulsada por el museo es Geolaciana, que nace por la demanda de profesionales de la enseñanza y mucha gente que entiende de geología y pasaba por el aula y le apetecía hacer salidas y otras cosas que se pueden hacer en el exterior.

La primera edición se celebró en 2017 y “resultaron unas jornadas bastante interesantes, con un tope de 40 personas que se aumentó a 45 personas porque venía gente de toda España y nos quedábamos cortos”.

Con cuatro días con salidas de campo, conferencias y la participación de expertos “impresionantes” dentro de la botánica, la paleontología, o aspectos relacionados con el propio valle, el éxito fue tal que “antes de que se presentaran las jornadas de 2018, la gente ya preguntaba por ellas”.

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