Reconocimiento y respeto para las mujeres rurales y ganaderas

Mujeres ganaderas

Luis Alvarez Perez

El acto de este jueves, organizado por la Asociación de Mujeres Nazareth, se convirtió en una reivindicación seria y sosegada, sin discursos. manifiestos, ni soflamas; de la condición de mujer, de su dedicación y trabajo en las labores ganaderas y agrícolas tradicionales del mundo rural, también de las nuevas que están surgiendo.

Consiguieron reunir a un nutrido grupo de jubiladas, que con frases cortas, de apenas unas palabras, cargadas de sentimiento y sensatez, explicaron sus vidas en el mundo rural. Como desde niñas de 8 a 11 años en sus casas, “empezabas a mamar esas cosas”, primero las tareas más fáciles, conducir al ganado, dar de comer, limpiar, ordeñar, luego brañeras, y cuando la vida las llevó a una casa de labranza distinta a la de sus padres, como explicaba Luisa “las mujeres de día y de noche, el hombre si trabajaba fuera, al llegar a la escalera se les acababa la jornada”.

Su importante papel en la encomia rural durante el último siglo, nunca se ha calculado ni se ha contabilizado en porcentajes. No solo en el trabajo externo, también en el interno de familia, atender las necesidades cotidianas del domicilio, alimentación, limpieza crianza de los hijos. Algunas recordaron aún los lavaderos antiguos,las fuentes y ríos “teniendo que romper el hielo, para poder lavar la ropa”.

Luisa, Teresa, Marisa, Margarita, Amelia, Elena. otra Elena, Mariana, Conchi; sería una ratahíla interminable de nombres enumerarlas a todas. Desnudaron sobre el escenario sus sentimientos y sus vidas “no te dedicas a esto si no te gusta”, “lo he mamado desde pequeña”, “es duro pero muy bonito, ver nacer los animales, cuidarlos cuando lo necesitan y triste cuando hay que matarlos o venderlos”. Otra de las realidades que dejaron en el aire es la de empezar en las labores desde niñas, como aseguró Arancha, una de las jóvenes ganaderas, “siempre decían en casa, el trabajo de un niño es poco, pero quien lo desprecia es un loco”. Un hecho que choca frontalmente contra la legislación actual sobre trabajo y explotación infantil, quizá es que hoy se legisle desde las ciudades para las ciudades y no se tenga en cuenta la excepcionalidad del mundo rural.

Poesías, canciones, relatos de brañera en txacianiego y el testimonio de dos jóvenes ganaderas y empresarias que expusieron sus experiencias, Arancha Santiago, 36 años, (Caboalles de Abajo), dueña de la empresa “La Senda Turismo”, que organiza rutas a caballo y ganadera titular que aprovecha su granja para enseñar a los visitantes que lo desean. Después de finalizar sus estudios regresó a trabajar en principio en el Centro del Urogallo y luego definitivamente, eso cree, con sus empresas. Como todas empezó en su casa “de niña”, porque en casa había ganado, “no por esos mi infancia fue infeliz, todo lo contrario, muy feliz y diferente”. Para ella dedicarse a estas labores “no es ningún desprestigio, como algunos piensan, es otra opción, mi opción y estoy orgullosa de haberla elegido”.

Otro ejemplo del mundo rural actual lo puso Tarnia Santamaría, 32 años, (Villar de Santiago), que está en el conocido grupo de “Ganaderas en Red” (GER), premiado recientemente por el Ministerio de Agricultura. Dedicada a la explotación de vacuno para carne de la raza asturiana de los valles. Explica que cada vez que tiene una visita, de responsables o trabajadores de la consejería, inspección, saneamiento o cualquier otro motivo, “siempre me preguntan donde está mi padre, sin fijarse en que la titular de la explotación soy yo”. Tania explicó la excelente experiencia que está siendo el participar en GER, “nos permite conocernos, aprender de otras experiencias personales, nuevos manejos, otras razas o tipos de ganadería, trucos” y se ofreció a quien se anime a participar se ponga en contacto con ella.

El acto nos dejó el regusto agradable a los asistentes de unas mujeres sabias, tenaces, decididas, constantes, trabajadoras hasta la extenuación y sin embargo felices, satisfechas y orgullosas de su vida. Motivos más que sobrados para ese reconocimiento a su labor y trabajo y que se han ganado y se ganan día a día una dignidad y un respeto personal, que no podemos bajo ningún concepto menguar en su mérito.

No es la excusa de una Arcadia feliz para ellas, pero como reconocían también a veces sacaban tiempo para un baile o unas canciones, para con un poco de diversión sobrellevar mejor la carga de la vida y entre esas canciones ayer Yoli y Maria del Mar cantaban esta vaqueirada que explica un poco esos ratos de diversión: La vida con o ganao / sacrifio y a prestura / con as vaquinas nos praos / el aire limpio de arrulla.

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