A las puertas de Bombay en Pekin Express

Nuria V. Martín

La semifinal durará tres días, sin inmunidad, ovejas negras ni amuletos. Los primeros en llegar a la primera etapa se convertirán automáticamente en finalistas y podrán controlar la carrera de las demás parejas. Madre e hija y los primos comparten las ganas de eliminar a los aristócratas como sus “archi-enemigos”, pero la soltura que tienen para conseguir transporte no les podrá las cosas fáciles. Durante el trayecto hubo varios peajes que provocó continuos adelantamientos entre los amigos y las leonesas, lo que hizo aflorar más aún el odio que se procesan entre ellos.

La carrera se paró pillando a los concursantes en un radio en 5 kilómetros de distancia. En las pocas noches que les quedan en el programa pudieron apreciar la hospitalidad india, más o menos en poco tiempo consiguieron alojamiento, a pesar de las críticas de Sonia de la limpieza de la casa y el picante de la comida. Los primos se emocionaron al encontrar a un indio que se llama Apu, como Nahasapeemapetilon de los Simpsons, y con el subidón se pusieron a vender fresas para ayudar a un paisano. Mientras que Pepe hacia como que jugaba al críquet y criticaba las mantecadas astorganas, pero Blanca le dejó claro que están riquísimas y no tiene nada que ver la procedencia con la personalidad de los contrincantes.

Al día siguiente pusieron en práctica las técnicas aprendidas durante doce etapas para conseguir un coche. Los primos y las astorganas se desplazaron en camión, pero los aristócratas convencieron a su anfitrión para que les acercara nada más empezar la jornada. Los frikis en medio del recorrido consiguieron un coche negociando desde la parte de atrás del camión en el que iban. Cristina Pedroche les esperaba en la casa del alcalde de Mangao, que optó a su cargo porque cumplía el requisito político de tener váter en su casa. Pero datos curiosos locales a parte la dictadura de la carrera impuso que todos los concursantes se desquiciaran buscando la casa.

Blanca y Pepe fueron los que se hicieron con el puesto de los primeros finalistas, sin sorpresas por parte de las otras parejas que dudan de sus habilidades para conseguir siempre buenos puestos, por lo que Pedroche tuvo que salir en su defensa destacando su esfuerzo y don de gentes. Pero aparte de las buenas palabras de la presentadora y ser finalistas, los aristócratas tenían el poder de perjudicar a una de las parejas en la nueva etapa que tenían que afrontar. Aunque los primos creyeran que serían los perjudicados las leonesas vieron como la carrera se ralentizaba 20 minutos de espera mientras que ellos conseguían un coche que les desplazó durante 30 minutos. Orden directa de una llamada telefónica de los vengativos finalistas por todas las nominaciones que recibieron de la madre y la hija.

La carrera se detuvo de nuevo cuando las leonesas aún no habían conseguido coche después de la penalización, 3 kilómetros por delante estaban los primos gracias a la ventaja que les dieron los aristócratas. De nuevo la generosidad de los indios hizo la experiencia más auténtica hasta la última noche en el país. Los primos encontraron la felicidad viendo Doraemon con un trozo de tarta y un espejo donde presumir de abdominales, mientras que madre e hija terminaron en la casa de un amante de España muy agradable, a pesar de los insuperables problemas de Sonia con la comida.

Sin saber dónde estaban sus contrincantes las parejas emprendieron la carrera al día siguiente lo más rápido posible. Los privilegios de los finalistas entraron en juego una vez más para perjudicar a una pareja, a la misma en realidad. De nuevo Pepe tuvo el honor de comunicarles a las leonesas la misión de ir a cuatro casas fantasmagóricas para conseguir la dirección de la meta, Blanca les dio a los primos los comodines de no tener que ir a dos de esas terroríficas localizaciones. En la primera prueba tenían que coger una pieza de una urna de lagartos, en la segunda los frikis gastaron un comodín para no meter la mano en una caja opaca llena de peces gato, en la tercera Sonia introdujo la cabeza en una urna donde le tiraron crema por cabeza mientras que los primos usaron el segundo comodín y la última pista estaba en una caja con cucarachas.

Los primos llevaban una pequeña ventaja, pero el conductor de las leonesas se quedó esperándolas, así que hubo emoción hasta el último centímetro de la carrera con Bombay al otro lado del mar. En el barco camino al lugar donde se disputará la gran final de la Ruta de los Elefantes supieron que será entre los aristócratas y los primos. Aunque parezca mentira, por todas las veces que se han salvado, las leonesas abandonan definitivamente Pekin Express entregando sus dos amuletos a sus amigos frikis, además de sus mejores deseos para que fueran los vencedores del programa.