El policía jubilado: “¡Ésta, la que disparó es ésta!”

César testigo detención Montserrat González y Triana Martínez asesinato Isabel Carrasco entrevista Antena 3

C.J.D.

Todo ocurrió cuando habían transcurrido no más de 45 minutos desde los disparos sobre la pasarela del río Bernesga contra Isabel Carrasco. La autora, Montserrat González, esperaba en el interior del Mercedes descapotable gris la llegada de su hija, Triana Martínez, que se había separado de ella en el Paseo de la Condesa tras entregarla el arma homicida y que (como se supo después) había introducido en el coche de su amiga Raquel Gago, la policía local, en la confluencia de las calles Lucas de Tuy y Sampiro.

Justo cuando la hija llegaba por Gran Vía de San Marcos, a la altura de la calle Roa de la Vega, al lugar donde su madre esperaba en coche para emprender la huida, se desencadenó todo el operativo que permitió su detención. Y todo ello gracias a un policía nacional en la reserva que había identificado a Montserrat desde que apreció que había protatonizado los disparos contra Carrasco y decidiera seguirla. En ese momento llegaron dos 'zetas' de la Policía Nacional y uno más de la Policía Local. Se dispusieron de manera que el Mercedes de las implicadas no pudiera maniobrar y escapar. Uno de los agentes salió “pistola en mano” y en se momento decenas de personas se quedaron boquiabiertos.

Así lo relata César, que desde el Le Petit Café situado justo enfrente pudo apreciarlo todo con bastante detalle, mientras unas clientas (“madre e hija”) hacían las fotografías con su móvil que hoy han permitido poner imágenes a ese tenso momento. Tenso sobre todo “para el policía jubilado, que era el más alterado”. “Ésta, ésta ha sido la que ha disparado”, gritaba a los agentes señalando al interior. Y dentro, Montserrat bastante impasible, calmada.

César rememora sin lugar a dudas que “ellas estuvieron tranquilas en todo momento”, algo muy llamativo para los 'espectadores'. “Hasta el punto de que la policía iba sacando prendas que tenían en la parte de atrás de su coche y que la madre iba recogiendo detrás y volviendo a guardar”, recuerda este camarero.

No fue un proceso fugaz. Al contrario. Duró “entre media hora y cuarenta minutos”, tiempo para interrogar a las dos por separado en el interior de los vehículos policiales y registrar en primera instancia el vehículo de Triana, entre otras gestiones. La madre vestía “unos pantalones vaqueros, creo” y la hija “una sudadera blanca con capucha y falta de color azul”. Terminado el proceso, una patrulla se llevó “primero a la hija y luego a la madre”. Y poco la escena crucial para que la autoría del asesinato se resolviera regresó a la normalidad. Una escena que captaron las imágenes hoy conocidas, reproducidas por Elbierzodigital.com.

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