El plan de choque para las listas de espera opera a 3.000 pacientes en los últimos tres meses

S. Calleja/ ICAL

Todo indica que las aguas vuelven a su curso y que la lista de espera quirúrgica, cuyos datos oficiales del primer trimestre se conocerán este martes, está encauzada o, al menos, mejor que hace un año. Ha costado 12 millones de euros, la cantidad con que se dotó a un plan de choque ante los malos datos con que se cerró el mes de marzo de 2013 y, a falta del cierre definitivo, parece que las cifras no serán “tan catastróficas”, que la demora media se ha contenido y se ha afinado en actividad. Es más, la priorización de la lista en función de la gravedad es ya una realidad y ha permitido entre enero y marzo operar a más de 3.000 pacientes cuya patología, siendo programable, no admitía una demora superior a los 30 días.

“Por norma, en el primer trimestre del año la lista suele subir, es algo coyuntural, como también es tónica general que en el último baje. Con los primeros datos, a falta del cierre de algunos hospitales, podemos confirmar que los datos no van a ser tan castastróficos como hace un año, y que hemos logrado contener la demora media”, explica a Ical el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, quien confirma que el plan de choque ha permitido avanzar en una de las áreas que más preocupa a la ciudadanía.

No obstante, este dato no es el que más le quita el sueño. Considera que los criterios que se vienen utilizando por sistema para analizar la lista de espera son orientativos, pero no los más adecuados, ya que suma lo mismo un paciente que tiene que esperar a ser intervenido de varices que uno que precisa una cirugía cardíaca urgente. Por ello, dentro del plan de choque, la Consejería ha fijado un nuevo sistema de clasificación de pacientes en función de las prioridades, con criterios “homogéneos y compartidos” entre centros, consensuados por las sociedades científicas. “Nos preocupa seguir reduciendo el número de pacientes en lista de espera quirúrgica y la demora media global, pero nuestro esfuerzo debe estar centrado en las prioridades clínicas”, la dialéctica del juanete y el proceso oncológico con la que Sáez ejemplifica la defensa del nuevo modelo.

Dentro de esta filosofía, aunque se mantendrá el criterio de clasificación anterior, los datos se ofrecerán también por prioridades clínicas. De hecho, los centros han comenzado ya a organizar a sus pacientes en prioridad 1, 2 y 3. En el primer grupo se engloban aquellos cuyo tratamiento quirúrgico, siendo programable, no admite una demora superior a los 30 días. En el segundo, se encuentran los pacientes cuya situación clínica o social admite una demora relativa, siendo recomendable la intervención en un plazo inferior a 90 días, y en el tercero, los pacientes cuya patología permite una demora en el tratamiento, ya que no produce secuelas importantes.

A tenor de esta clasificación, que arroja “una idea cualitativa de la lista de espera”, a lo largo de este primer trimestre los servicios quirúrgicos de Sacyl han intervenido a más de 3.000 personas que estaban incluidas en prioridad 1 y, precisa el consejero, en muchos casos en menos de los 30 días fijados. De hecho, la mayoría de los procesos oncológicos no superan los 20.

En función de este nuevo sistema, los datos indican “que se están cumpliendo los objetivos” de operar en tiempo los casos más graves, añade Sáez Aguado a Ical, quien defiende la transparencia de su departamento a la hora de ofrecer datos de manera trimestral, teniendo en cuenta que “pocas” autonomías informan sobre la lista, en especial las uniprovinciales.

Plan de choque

Para dibujar este escenario, la Consejería ha trabajado en el último año a ritmo de locomotora, después de que en abril de 2013 la lista subiera un 6,9 por ciento sobre trimestre anterior, hasta situarse en 39.384 personas (2.542 más que a cierre de 2012), y la demora media se elevara un 14,4 por ciento hasta 111 días. La situación le obligó al plan de choque, que se tradujo en aumentar la actividad quirúrgica con medios propios, hasta en un 12 por ciento, tras la eliminación de las 'peonadas', y la actividad concertada, con medias del cuatro por ciento, después de que en 2012 se redujeran a la mínima expresión.

Además, entre abril y diciembre el rendimiento quirúrgico subió en un 18 por ciento -se pasó de 154 a 174 quirófanos programados-, y se amplió el tiempo de funcionamiento, en un 14 por ciento. A ello se sumó que las operaciones suspendidas cayeron un cuatro por ciento, y que la actividad se vio reforzada con la contratación de 128 profesionales en los distintos hospitales, para lo que el plan destinó 2,4 millones. En principio, la previsión de Sanidad es que este año la cifra se amplíe a 150, algo que dependerá de la disponibilidad de profesionales para cubrir los puestos. De hecho, algunos centros tuvieron en 2013 problemas para cubrir algunas especialidades, por lo que se vieron obligados a destinar parte de esta inversión a conciertos. Además, en todos los hospitales se crearon comisiones de quirófano y en algunos, subcomisiones operativas de programación quirúrgica para controlar la lista y el cumplimiento de las prioridades.

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