La pasarela sobre el pantano de Riaño divide a la comarca: choque entre el impulso turístico y la protección del paisaje

Campaña contra el proyecto de la plataforma de 250 metros y otras infraestructuras para turistas en el pantano de Riaño.

Redacción ILEÓN

El millonario y controvertido proyecto impulsado por la Junta de Castilla y León para construir una pasarela colgante y diversas infraestructuras turísticas sobre el pantano de Riaño, en el Valle de Anciles, está provocando un debate y enfrentamiento de posturas entre quienes lo critican con dureza y aquellos que lo defienden como una alternativa turística necesaria en la comarca.

Después de ser desvelados los detalles por ILEÓN, el asunto fue tratado fuera del orden del día en el Pleno celebrado en el Ayuntamiento de Riaño el pasado 25 de noviembre de 2025, evidenciando posturas encontradas, desde las crítica del PSOE por considerar que el proyecto provoca la sobreexplotación turística de los recursos, al firme apoyo del alcalde de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Senén Presa, que resume su entusiasmo con el planteamiento de que “turísticamente hablando nos ha tocado ‘el Gordo’ en esta zona y eso genera empleo”, en declaraciones a La Nueva Crónica.

La división de posturas plenaria vino precedida, y continúa, de una controversia de argumentos encontrados en otros ámbitos sociales, de vecinos y colectivos, que discrepan sobre el futuro turístico de la montaña y sobre el papel que debe jugar esta nueva y gran infraestructura.

Su oposición se está materializando en una campaña pública para exigir su inmediata paralización. El colectivo Stop Pasarela de Riaño denuncia que la actuación, valorada en total en 3,7 millones de euros, provenientes además de fondos mineros, supondrá un impacto directo sobre el paisaje, que consideran necesario defender como uno de sus principales recursos naturales.

Así lo han dado a conocer en un el documento y una campaña difundidos por el movimiento ciudadano. Argumentan que la infraestructura estrella, desvelada hace semanas por ILEÓN, que consiste en un puente colgante de 250 metros sobre el estrecho de Bachende (que bautizan como “telarón”), acompañado de una escalera metálica de 85 metros y 300 metros de senda colgada, “degradará más el principal recurso que tiene nuestra montaña: sus paisajes”. Consideran que este tipo de obra, con gran presencia visual, que denominan como “un parque temático”, rompe la esencia natural del valle y añade un elemento artificial de gran impacto, cuando la localidad “ya empieza a indigestarse con los efectos perniciosos del turismo sin control”: “Si en Riaño cada vez hay más turistas, pero menos niños en el colegio y menos casas en alquiler para vivir todo el año, ¿hay que seguir gastando dinero en promover el turismo?”, plantean.

El colectivo cuestiona también quién asumirá el mantenimiento de estructuras tan complejas y costosas, así como la seguridad de una instalación que debe soportar tránsito diario y condiciones climáticas adversas. Recuerdan que mientras esto ocurre, el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre carece de dirección ni órganos de participación que rindan cuentas, mientras la zona carece de otras infraestructuras esenciales como la “mil veces prometida y todavía inexistente residencia para mayores”.

El tercer eje turístico de Picos de Europa

En el lado opuesto, organizaciones como la Asociación Cultural Montaña de Vadinia, con sede en Riaño, ha salido en defensa del proyecto. Su presidente, Antonio González Matorra, lo considera una posibilidad única para un “municipio que arrastra una larga historia de despoblación, estancamiento y falta de inversiones” desde la construcción del embalse en los años ochenta.

Frente a quienes consideran que el turismo ya es suficiente, la asociación replica que “no estamos a rebosar de turismo, queda mucho por hacer”, y defiende que Riaño debe volver a ocupar el lugar que, en su día, compartió con Cangas de Onís y Potes: el tercer eje turístico de los Picos de Europa.

Sobre los argumentos medioambientales, González Matorra arremete contra lo que considera un doble rasero: “Es muy triste escudarse en el manido daño medioambiental, cuando ese mismo criterio no se ha aplicado en Cantabria y Asturias para tantas actuaciones. ¿Ellos sí, nosotros no?”. A ello añade que el proyecto cuenta ya con un estudio de impacto ambiental favorable de la propia Junta, que también es quien invierte. Por eso, González concluye con una apelación muy emocional: “Solo un riañés o una riañesa puede entender la grandísima alegría que se siente viendo a tu pueblo salir del ostracismo. Nos veremos en la pasarela”.

El proyecto ha sido ya adjudicado por la Fundación Patrimonio Natural de la Consejería de Medio Ambiente a una unión temporal de empresas (UTE) catalana formada por Solutioma SL, de Lleida, y Construcciones Rubau SA, de una localidad de Girona. Fueron los únicos que concurrieron a este contrato. Ahora, si nada, cambia, el plazo de ejecución cuando se comiencen los controvertidos trabajos será de 18 meses, año y medio.

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