“Parece que tengo que acabar en un hospital para que hagan algo, pero un día no voy a acabar en el hospital”

“Parece que tengo que acabar en un hospital para que hagan algo, y lo pero es que un día no voy a acabar en el hospital”, ha declarado muy afectada la joven de 36 años natural de Fabero que en la madrugada de este martes fue presuntamente agredida y vejada por su expareja, quien incluso llegó a rociarle pegamento en la vagina.

“Me duele el cuerpo, pero es peor lo que me queda en la cabeza”, ha declarado la joven en Radio Bierzo este miércoles, con voz temblorosa y en estado de pánico, por el delito de violencia de género que sufrió, después de ser secuestrada y forzada a abusos físicos durante toda la noche.

“Me ha hecho las mil y una. No espero nada. Me tenía que callar la boca, es lo que tenía que hacer”, ha sentenciado la joven, que ha admitido haber perdido la confianza en la justicia después de la experiencia y humillaciones que le está tocando sufrir.

El presunto agresor salió este mismo viernes de prisión tras quebrantar la orden de alejamiento, y el TSJ informó este martes de que la pulsera telemática de control que llevaba no dio el aviso de proximidad “porque la mujer no llevaba el dispositivo de control correspondiente”.

En ese sentido, la abogada reprochó a los juzgados de violencia de género que “no están protegiendo a mi clienta y eso no se puede consentir”. “Existe un riesgo vital evidente, en cuanto sale de prisión, al cabo de dos días le hace la vida imposible, le ha enviado cartas en las que la amenaza a ella y a su hijo, que es menor de edad y se ha colado en su domicilio”, relató la letrada. “Está esperando la oportunidad para matarla, a ella y al niño”, resumió Esteban, que lamentó que “cuando ella denuncia, que es lo que tiene que hacer, se encuentra con el muro de un juez”.

La mujer, ha declarado su denuncia en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 5 de Ponferrada, competente en materia de violencia de género.