Un Estado de la Nación sin incendios

Zona arrasada por las llamas en el incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora. // JL Leal / ICAL

Félix Población

La imagen, difundida en vídeo en Facebook y en La Culebra no se Calla por el capataz forestal del Ministerio de Medio Ambiente Jesús Domínguez Calzada, no puede ser más impactante para quienes admiramos la vida animal en todas sus vertientes.

Los trabajadores forestales no solo se han jugado la vida estos días en los montes ardientes de nuestro país, con varios de ellos fallecidos en su lucha contra el fuego, también han tenido momentos de abrazo como estos con los animales espantados, ciegos y heridos, a los que han socorrido con agua y caricias.

Poco se está hablando en los medios del pavor y la muerte de la fauna que habita en esas tierras calcinadas. ¿Qué ha sido de los lobos de la arrasada Sierra de la Culebra zamorana, donde sus visitantes podían tener el privilegio de observarlos en libertad? Se trataba de un lugar con una de las densidades más altas del mundo, con hasta 5-7 lobos por 100 kilómetros cuadrados. Hasta ahora no se tiene noticia de los efectos que hayan podido tener los incendios sobre este patrimonio vivo de incuestionable valor.

Cabe esperar alguna información en el transcurso de los próximos meses. Por ahora, solo imaginamos el sufrimiento, la sed, el hambre y la desesperación de los muchos animales que hayan podido resultar quemados o heridos por la voracidad de las llamas.

Lo peor de todo es que son muchos los habitantes de esa provincia leonesa devastada por el fuego que no creen a sus políticos capaces de conmoverse con vídeos como el que comento. Si lo fueran, su gestión para prevenir el trágico desastre al que hoy asistimos habría sido otra, antes y durante el mismo.

Quienes no tengan sensibilidad para llorar por lo que estamos perdiendo verano tras verano no deberían estar al frente de la administración de nuestro patrimonio forestal. De esta vida depende la nuestra y no está dejando de arder año tras año sin que esto haya llegado ni siquiera a tratarse durante el último debate sobre el estado de la nación, casi coincidente con la tragedia.

Es tiempo de recordar aquella canción de Serrat en la que había unos versos que decían:

Sin leña y sin peces, padreTendremos que quemar la barcaLabrar el trigo entre las ruinas, padreY cerrar con tres cerraduras la casaY decía usted

PadreSi no hay pinosNo se hacen piñonesNi gusanos, ni pájarosPadreDonde no hay floresNo hay abejasNi cera, ni mielPadreQue el campo ya no es el campoPadreMañana del cielo lloverá sangreEl viento lo canta llorando.

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