Con las maletas de Schaerbeek... a León

Marie Danlos

Marta Cuervo

Marie se echó al Camino. Después de haber vivido 7 años en Venezuela, y debido a su carácter dinámico y curioso, la vuelta a Bruselas, a su puesto de responsable de plantaciones en el Ayuntamientos de Schaerbeek, se le hacía muy cuesta arriba. Ella, diplomada en Agricultura y Horticultura, quería contacto con el campo. Así, alimentando su espíritu aventurero decidió experimentar la magia del Camino de Santiago. Y fue el consejo de un amigo muy especial el que hizo que sus pies de peregrina se detuvieran al llegar a León, donde descubrió los encantos de una ciudad que la cautivó. “Visité la Catedral, San Isidoro, San Marcos...tengo recuerdos preciosos. Después continúe hasta Santiago, pero Galicia no me pareció tan bonita como esta zona” confiesa la ciudadana belga.

Unos años más tarde, y tras 20 de una relación de amistad sincera, las palabras que convencieron a Marie de aquella visita obligada se convirtieron en las de su esposo, José, y la ciudad que el destino la regaló en su viaje, en su nuevo hogar.

Entre medias, Marie también vivió en Ecuador. “No podía quedarme quieta en mi ciudad”.

Pero, ¿por qué José le recomendó visitar León? ¡Quién mejor que los paisanos de la misma para hablar de su tierra!

José nació en Llamas de la Ribera, pero de niño se vino a vivir con sus padres a León. Al fallecer su madre cuando sólo tenía 9 años, su padre decidió irse a vivir con su hermano a Bélgica. “Me quedé toda la vida, hasta los 60 años. En en Schaerbeek conocí a Marie, que además se mudó a Namur el pueblo donde yo vivía y nos convertimos en vecinos sin saberlo. Después de una larga amistad surgió el amor”, explica José.

Hace tres años, José pidió su jubilación y decidió volver a León. Marie no dudó en acompañarle. “Lo que más me gusta de León es el clima. También los paisajes, en 10 minutos estas fuera, en la montaña. Me encanta la naturaleza leonesa en general”, asegura la agricultora.

El sueldo en España es más bajo, pero la vida más fácil y amable

En cuanto a las diferencias laborales Marie sostiene que el sueldo es más bajo en España. “Los sindicatos no tienen tanta potencia como en Bélgica; allí se celebran demasiadas huelgas y reivindicaciones. A veces la situación se vuelve un poco exagerada, no somos conscientes de las condiciones que tenemos en Bélgica, aquí son mucho más duras. El salario mínimo en Bélgica es casi el doble que en España, ronda los 1.100 euros”.

Además, “la vida es más cara, un café cuesta por lo menos 3 euros”. Aunque a Marie le alarman las condiciones en las que trabajan algunas personas en España, entiende que a veces “no hay alternativa, o eso o a la calle”. “Siento una sensación rara, cuando me fui con 9 años oía decir a la gente que no había trabajo, y que los jóvenes se tenían que marchar al extranjero para buscarse un futuro, regreso 50 años más tarde y vuelvo a escuchar lo mismo. ¿Qué ha cambiado en España?”, se pregunta José.

Una integración completa y muy activa

A nivel social, Marie se encuentra totalmente integrada. “Aquí es más fácil hacer amigos. Llevo en León tres años y creo que tengo más amigos que en Bélgica. Es más fácil relacionarse con la gente”. Según la belga, el tiempo influye mucho, “en Bélgica la gente está más encerrada en sus casas”.

Marie es una mujer inquieta, a la que le gusta aprovechar al máximo su tiempo libre: acude a clases de portugués en la Escuela de Idiomas, baila en un grupo folclórico, charla en francés con personas que estudian su idioma y trabaja como voluntaria en Cáritas. “El tiempo que me sobra lo dedico a la agricultura, a trabajar directamente en el campo”.

Algo que le llama la atención a Marie es el trato que le dan en los comercios. “Recuerdo la primera vez que vinimos a León y fuimos a comprar un vestido, la dependienta le llamó 'hija', y Marie alucinó. Yo la expliqué que aquí eso es normal”, comenta José entre risas. “En Bélgica nadie te llama amor, cariño, mi vida... no estoy acostumbrada”, añade Marie sonriente.

Lo más difícil para Marie ha sido adaptarse a la burocracia española: “la administración es bastante confusa y lenta, pero los funcionarios suelen ser atentos y colaboran con los ciudadanos. Hay demasiadas leyes, pero por otro lado, parece que todo tiene solución. Si en Bélgica te dicen 'no', es no; si aquí te dicen 'no' al menos te ayudan y te explican, intentan ayudarte”.

Marie echa de menos a su familia, pero no quiere volver a Bélgica. Le gusta su vida en León, “salir tranquilamente a andar en bicicleta kilómetros y kilómetros, y disfrutar del tiempo”. José siente más nostalgia del país belga, de sus amigos, de su familia y de sus costumbres, entra las que siguen manteniendo el horario de las comidas.

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