Un leonés en Japón: “No acertaba a poner el pie en la escalera de lo que se movía”

Terremoto en Japón

Isabel Rodríguez

Ha sido el peor terremoto de la historia de Japón. Una mortal sacudida que puede haberse llevado por delante a más de un millar de personas y por el que se buscan a 9.000 desaparecidos. El seísmo que desencadenó un tsunami y arrasó parte de la costa del Pacífico este viernes mantiene en jaque al país nipón.

Cuando comenzó el envite, Ignacio Montesinos, leonés residente en Tokio, se encontraba en el noveno piso de su universidad. “Los terremotos cotidianos duran dos segundos, hacen que las lámparas se muevan y ya está –asegura este joven de 26 años- pero lo de esta vez fue increíble: ordenadores tambaleándose, gente corriendo por los pasillos, estanterías que se caían. Nunca había visto esto antes y me consta que mis compañeros y senseis (profesores) tampoco”.

Lo primero que hizo Ignacio al notar el temblor fue apagar el gas y la luz –“esto te lo enseñan al llegar a Japón y en clase de japonés”, explica- y después se dispuso a bajar del edificio por la escalera de emergencia situada en el exterior. “Me costaba acertar a poner el pie en el escalón por lo que se movía...”, relata.

Una vez abajo fue cuando empezó a calmarse, aunque al recordarlo todavía se entremezclan en su memoria realidad y ficción. “Parecía una película, la ciudad se paralizó, se quedó sin trenes, sin móviles... la gente está muy asustada”, cuenta Ignacio.

Ingeniero de Telecomunicaciones, este leonés llegó a Japón en octubre de 2009 y desde entonces reside en la prefectura de Tokio, en Meguro Ku, donde prepara su doctorado en el Instituto de Tecnología de Tokio. La zona en la que él vive no ha sido de las más afectadas por el movimiento de tierra y tampoco conocía a personas que ahora se encuentren desaparecidas o hayan sufrido las consecuencias del temblor. Además, él declara sentirse seguro. “Japón es el país más preparado para este tipo de situaciones, creo que el Gobierno está gestionando el tema fantásticamente porque antepone a las personas y su seguridad a lo material”.

De lo que no quiere oír ni hablar es de la explosión de la central nuclear. “Vivo con estudiantes de doctorado de energía nuclear y refrigeración de reactores y aquí no ha explotado ninguna central nuclear, los medios están exagerando la realidad de manera increíble”, se queja.

“Lo que ha explotado es una parte pequeña de la central, que está apagada, por lo que los daños no pueden ser catastróficos. El sistema de emergencia auxiliar del sistema de enfriamiento se quedó sin electricidad, por eso la temperatura ha aumentado y ahora están intentando bajarla”, explica Ignacio. Pero insiste: “por favor, hazte eco de esto, porque con las noticias sobre la central están asustando al personal”.

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