El latido verde de los jubilados de León

Carlos S. Campillo / Ical. Huertos Ecológicos de Ocio situados en los alrededores del parque de la Candamia de León.

Elena F. Gordón/ Ical

Son los segundos huertos de ocio para mayores de la Comunidad -Cruz Roja abrió los suyos en Palencia en el año 1990- y los primeros municipales de este tipo. Con un sistema de régimen comunal como eje de su organización, con concejos y hacenderas para establecer ciertas labores, la Junta de Huertos es el órgano de gobierno de las conocidas parcelas municipales que el Ayuntamiento de León cede a los jubilados en el paraje de La Candamia para que cultiven allí verduras y hortalizas.

Denominados oficialmente Huertos Ecológicos de Ocio, se ubican en la margen derecha del río Torío, en el Polígono 6, parcela 119, que ocupa una extensión de 24.597 metros cuadrados. Nacieron hace ahora dos décadas con el objetivo de “desplegar el potencial de bienestar físico, social y mental que facilite a los usuarios la participación en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades”.

Actualmente son 176 mini-fincas de 68 metros cuadrados y sus beneficiarios celebran dos fiestas anuales: una en primavera, la de la siembra y plantación y otra en otoño, la de la recolección. La principal se celebra hoy en honor a San Isidro Labrador, con misa, procesión, comida y juegos para todos los asistentes. La de otoño tiene lugar a partir de mediados de septiembre y es en honor a San Francisco de Asís. Una Ordenanza regula su funcionamiento y determina con claridad las obligaciones y los derechos, tanto del Ayuntamiento titular, como de los usuarios de los huertos, la forma de acceder a los mismos, su organización interna y ciertas reglas sobre los cultivos, “siempre en consonancia con el objetivo primordial de mejorar la calidad de vida de los mayores”.

Un veterano

Agustín Ribeiro Rozas, casi octogenario, nació en Quintanilla de Babia. Disfruta de los huertos “desde que los pusieron. Me apunté porque estaba jubilado, para pasar el tiempo”. Explica que la tarea de cuidarlos prácticamente requiere un trabajo constante pero él ha buscado la manera de que no sea tanto. “Como lo que pongo son las patatas, las riego cada 20 días y los tomates, cada ocho, pero si hay lechugas y cada segundo día hay que venir a regar, aunque sea media hora”.

Le dedica a su parcela dos o tres horas, depende. “Tengo hasta tres o cuatro melones; un día vengo y riego las patatas, otro vengo y riego otra cosa. El campo es muy bueno, creo que un trozo de estos de huerto es algo muy saludable, te mueves, te obliga a venir, andando si no vives lejos, a hacer ejercicio y a respirar sano”. “Aquí lo peor es la primera vuelta que se le da en marzo, que hay que echarle unas cuantas horas”, reconoce.

En la actualidad hay tantas mujeres como hombres, cree, y recuerda los inicios. “Del primer golpe éramos unos 100 y ahora habrá unos 70 antiguos como yo, algunos de ellos echan la mañana entera en este paraje. Preguntado por si hay piques entre los hortelanos reconoce que sí y que incluso a veces de echan en cara entre ellos que alguno eche a la cesta lo que recoge en huerto ajeno.

Todo controlado

Francisco Álvarez es el encargado y el que hace de intermediario entre los titulares de los huertos y el Ayuntamiento, tal y como recoge la Ordenanza Municipal. “Esto es como una comunidad de 170 y pico vecinos y puede haber de todo”, explica. Uno de los objetivos de esta actividad, recuerda, es fomentar las relaciones sociales. Hay gente mayor que se queda aislada cuando se jubila y estas parcelas les sirve para compensar la falta de actividad laboral. Son huertos, recalca, ecológicos y lo que se cultiva en ellos “nada tiene que ver con lo que se compra habitualmente”. A la labor del trabajo de la tierra se suma aquí una tarea didáctica para los usuarios y la recuperación de tradiciones.

Un pequeño pueblo

La concejala de Bienestar Social, Familia y Mayores del Ayuntamiento de León, Montserrat Gutiérrez, responsable de los huertos destaca que además de su utilidad para producir alimentos saludables son, sobre todo, un lugar en el que “la gente disfruta un montón haciendo ocio activo y son un espacio de relaciones sociales, humanas, donde las familias se puede reunir, porque los titulares son los abuelos pero si vas cualquier día puedes ver que están los hijos, los nietos, los amigos.... es como un pequeño pueblo”. “Hay actividades como excursiones, preparación de cremas, hierbas aromáticas, juegos, charlas, deportes y una oferta de entretenimiento muy importante”, resalta. “Es muy importante cultivar los hábitos sociales y de ocio, los mayores requieren servicios activos y les viene muy bien”, resume.

Lista de espera

El mismo año que se estrenaron los huertos con 75 fincas la gran demanda obligó a aumentarlas hasta el centenar. En 2010 se hizo otra ampliación de 75 más y la lista de espera supera los 160 y las adjudicaciones se llevan a cabo por riguroso orden de inscripción previo paso de las peticiones por el Registro Municipal. El periodo de concesión es de tres años, prorrogable hasta diez y los adjudicatarios solamente la dejan por impedimento físico o por fallecimiento.

Cada huerto dispone de un almacén propio de tres metros cuadrados, que hay quien aprovecha -además de para guardar las herramientas- incluso para instalar una pequeña cocina o una mesa y montarse su micro-chalé en plena naturaleza.

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