La Junta da el visto bueno ambiental a la ampliación de una gravera en Villadangos del Páramo
La Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León ha aprobado la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto de ampliación de la gravera denomnada 'Velilla', promovido por la empresa Excavaterry, S.L, según publica hoy el Bocyl. El proyecto se centra en la explotación de gravas y arenas en una superficie de 15,62 hectáreas dentro del municipio de Villadangos del Páramo. Además, incluye un ambicioso plan de restauración para mitigar el impacto ambiental de la actividad minera.
La superficie de explotación se encuentra parcialmente situada en la zona de policía del Arroyo Valdecelada y afecta a hábitats de interés comunitario, como prados húmedos y estanques temporales mediterráneos, lo que ha llevado “a la adopción de estrictas medidas de protección”.
El proyecto comenzó su tramitación en 2020 con una solicitud inicial para la extracción de arenas y gravas en Villadangos del Páramo. La propuesta original contemplaba un perímetro menor, pero con el tiempo la empresa adquirió nuevas parcelas con los mismos recursos mineros, lo que llevó a una ampliación del área de explotación y la necesidad de modificar el proyecto.
Concesión de explotación de 15 años
En 2021, la Sección de Minas de León calificó técnicamente viable la propuesta, sin embargo, el proyecto inicial fue cancelado en 2022 debido a los cambios en las parcelas implicadas y el diseño del perímetro de explotación.
La nueva solicitud, presentada en 2022, incluyó un plan ampliado que abarca 15,62 hectáreas de explotación, con una propuesta actualizada para la extracción y restauración ambiental. Este ajuste requirió someter el proyecto a una evaluación de impacto ambiental más detallada y al trámite de información pública.
Durante el proceso, el proyecto no recibió alegaciones por parte de la ciudadanía ni de las administraciones consultadas. Los informes técnicos respaldaron la viabilidad del proyecto bajo estrictas condiciones ambientales, culminando en la tramitación del expediente actual para la declaración de impacto ambiental favorable. El método de extracción aprobado será a cielo abierto, con un solo banco descendente, para extraer áridos destinados principalmente a la construcción. El yacimiento, ubicado en el polígono 105 de Villadangos, tiene reservas estimadas de 781.200 metros cúbicos, lo que equivale a una vida útil de 15,6 años, considerando un ritmo de extracción máximo de 50.000 m³ anuales.
Flora vulnerable, hábitats y especies protegidas
El estudio de la zona identifica 23 impactos, de los cuales 13 son compatibles, 3 moderados y 7 positivos. La Declaración de Impacto Ambiental afecta a un entorno natural de gran valor ecológico. Uno de los hallazgos más relevantes del estudio de impacto ambiental es la presencia de Eryngium viviparum J. Gay, una planta catalogada como vulnerable en el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León, lo que subraya la necesidad de medidas específicas para su conservación. Además, el área alberga hábitats de interés comunitario, como los prados húmedos mediterráneos, los estanques temporales mediterráneos y los bosques de galería de Salix alba y Populus alba (salces y álamos blancos), cuya preservación “es considerada crucial”.
En cuanto a la fauna, la zona es hogar de varias especies protegidas, incluidas aves emblemáticas como el sisón, el aguilucho cenizo y el aguilucho pálido, además del alcaraván, una especie característica de los paisajes esteparios. También destacan los milanos real y negro, el cernícalo y el elanio azul, todos ellos fundamentales para el equilibrio ecológico del área. Por su parte, entre la flora de los humedales y prados húmedos figuran especies como Littorella uniflora y Rhynchospora alba, que refuerzan la importancia ambiental del lugar. “Este enclave, situado en la confluencia de los ríos Esla y Órbigo, evidencia un alto valor natural que exige acciones cuidadosas y responsables”, asegura el boletín.
Medidas correctoras: compromiso con la sostenibilidad
Para mitigar el impacto ambiental, el proyecto de la cantera Velilla' incluye un conjunto de medidas correctoras que buscan minimizar los efectos negativos de la actividad minera y garantizar la restauración del entorno“. Entre las principales acciones está el control del polvo, que se gestionará mediante riegos frecuentes en los caminos y áreas de trabajo, y el uso obligatorio de lonas en los camiones para evitar la dispersión de materiales. Además, se tomarán precauciones con los suelos, retirando y almacenando la capa vegetal para reutilizarla en las labores de restauración.
Otro aspecto clave es la gestión de las aguas, para lo cual se instalarán sistemas de drenaje perimetral que eviten arrastres y protejan los cursos fluviales cercanos. Las actividades extractivas no podrán alterar el nivel freático, y la vegetación de ribera se mantendrá intacta como barrera natural frente a la erosión y las inundaciones. Estas medidas van de la mano de una planificación detallada para proteger la fauna y flora locales. Antes de cualquier intervención, se realizarán inspecciones para identificar posibles especies vulnerables, ajustando las actividades según los ciclos biológicos de la fauna presente.
La restauración paisajística será gradual y paralela a la explotación. A medida que las zonas se vayan agotando, se procederá a la remodelación de los terrenos, respetando la topografía original e integrándolos con especies autóctonas como retamas, jaras, robles y encinas. Asimismo, se crearán pantallas vegetales para mejorar la integración visual de la cantera en el paisaje y reducir el ruido generado por la maquinaria.
En el ámbito de los residuos, el proyecto incluye protocolos estrictos para su gestión, asegurando que aceites y combustibles sean manipulados solo en instalaciones autorizadas. También se establece un control riguroso para prevenir accidentes, con especial atención a la prevención de incendios forestales. Estas medidas, en conjunto, representan un compromiso con la sostenibilidad, buscando equilibrar el desarrollo económico y la preservación del entorno en Villadangos del Páramo.
Aprobación y condiciones de la explotación
La Declaración de Impacto Ambiental asegura que el proyecto no afecta a espacios naturales protegidos ni a la Red Natura 2000. Sin embargo, obliga a Excavaterry, S.L. a cumplir con medidas de vigilancia y corrección, además de garantizar la integración paisajística de la cantera una vez finalizadas las actividades.
El dictamen concluye que la actividad, dedicada a la extracción de gravas y arenas en una superficie de 15,62 hectáreas, es compatible siempre que se respeten las directrices de restauración, preservación de hábitats y mitigación de impactos establecidas en la normativa vigente. Esta evaluación positiva no exime al promotor de obtener las autorizaciones necesarias en áreas como urbanismo, aguas y carreteras.
Exigencias clave
Una de las exigencias clave es la implementación de medidas protectoras para mitigar los impactos sobre el suelo, el agua y el aire. La retirada y almacenamiento adecuado de la capa vegetal son esenciales para la posterior restauración del terreno, mientras que la prevención de la contaminación hídrica exige sistemas de drenaje que eviten arrastres y sedimentación en cursos de agua cercanos. Además, se prohíbe la intercepción del nivel freático, garantizando un margen de seguridad de medio metro entre la base de la explotación y el nivel de las aguas subterráneas.
La protección de la fauna y flora autóctonas requiere especial atención. Se deberán realizar inspecciones previas para identificar posibles especies afectadas y ajustar las labores extractivas según las necesidades ecológicas del área. Para reducir el impacto en la fauna, como aves esteparias y rapaces, las operaciones deberán evitar periodos críticos de anidación y desplazamiento. Asimismo, se implementarán medidas para limitar la emisión de polvo y ruido, como riegos en los caminos y la creación de pantallas vegetales.
El programa de vigilancia ambiental jugará un papel fundamental en el cumplimiento de las medidas correctoras. Este incluye controles periódicos del nivel freático, la calidad del aire y la eficacia de las acciones de mitigación, como el manejo de residuos y la protección de hábitats. Además, el promotor deberá presentar informes anuales sobre el desarrollo del proyecto y la ejecución de las medidas correctoras, permitiendo a las autoridades realizar auditorías y ajustes si se detectan desviaciones.
Por último, la restauración del terreno será un proceso gradual, desarrollado de manera paralela a la explotación. La recuperación de las áreas intervenidas incluye la nivelación de suelos, el uso de la capa vegetal retirada y la revegetación con especies autóctonas como encinas y retamas. Estas acciones no solo buscan devolver la funcionalidad agrícola a los terrenos, sino también garantizar la integración paisajística y la sostenibilidad a largo plazo del entorno afectado.