Las jubilaciones cierran las cafeterías de 'barman' leonesas, como Isla o Mr. PIB

Montaje con los dos establecimientos, las cafeterías Isla y Mr. PIB, ya cerradas por sus propietarios de siempre.

C.J. Domínguez

Es el fin de una era de la hostelería leonesa. Quedan aún algunos pocos reductos en la capital leonesa pero también se van precipitando los casos de tradicionales establecimientos, bares y cafeterías, prototipo de una hostelería clásica, con auténticos 'barman' tras la barra de toda la vida, a los que le llega el final a cuenta de la jubilación de sus propietarios y profesionales.

En los últimos días se han producido dos casos bien sonados. La trapa ha bajado definitivamente este miércoles en la Cafetería Isla (Avenida Padre Isla, 69) y el adiós, hasta siempre de Isidro y de su mujer y extraordinaria cocinera Cristina se ha dejado ya sentir en varias generaciones de clientes que tenían este establecimiento como uno de los pocos en los que ser atendido por un profesional de los pies a la cabeza.

Este no tan pequeño ejército de nostálgicos, entre los que se cuentan no pocos aficionados al deporte y en particular al baloncesto, echan ya de menos las extraordinarias tapas y, en concreto, los que se tenían por los mejores 'tigres' de León. Pero también sus cócteles, los manolitos de vermú y hasta una simple pero muy bien ritada caña. Isidro ha aguantado décadas en el mismo local, compaginando épocas de mucha afluencia y más plantilla con otras, en los últimos años, en los que un edificio obsoleto pasaba ya factura.

No menos sorprendente para muchos ha resultado el caso de otro clásico local, céntrico donde los haya. El Mr. PIB (Calle Ramón y Cajal, 3) era de los veteranos y su éxito y grado de conocimiento consistía en que para los clientes de toda la vida Nicolás, su alma mater, el local sabía mantener el encanto y la atención de siempre a la hora de servir el aperitivo, un café, la copa o unos variados platos combinados.

Pero además, el horario inusualmente madrugador del Mr. PIB -desde las seis de la madrugada, algo extraordinario en una hostelería leonesa poco dada al tempraneo- había conseguido que su local fuera el cada vez más frecuentado reducto de los jóvenes noctámbulos a su regreso de la noche en zonas como el Barrio Húmedo, tan hambrientos como ansiosos aún de continuar la fiesta. Y la fiesta continuaba en el Mr. PIB, hasta que Nicolás colgó en la cristalera de su cafetería de siempre el cartel que reza: “Alquilo por jubilación”.

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