¿Qué implica la designación de Patrimonio Cultural?
La expresión Patrimonio Cultural es bastante conocida en todo el mundo. En lo que se refiere a su significado semántico, se refiere a expresiones culturales de una sociedad, no solo las vigentes, sino las pasadas, que se han transmitido de generación en generación. Estas pueden ser música, artesanía, mitos y leyendas
En tal sentido, es un concepto que no es invariable ni estático, cambia según su entorno y en la sociedad en la que está inmerso.
Cuando se menciona “Patrimonio Cultural”, lo que a muchos se les viene a la mente de inmediato, es el llamado “Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco”. Y es que la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es una institución que, entre sus múltiples proyectos y actividades, se ha dedicado a identificar bienes culturales de suma importancia para cada pueblo o sociedad, dándole una distinción con el objetivo de preservarlos.
Es un privilegio que un bien sea designado como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este título hace que aumente sustancialmente el número de visitantes al lugar (en caso de ser un sitio), ya que adquiere relevancia mundial, además del otorgamiento de subvenciones públicas.
Aparte de los patrimonios culturales, están los naturales, de forma que ambas categorías suman más de mil monumentos que cuentan con esta designación en todo el planeta. Cascos antiguos de ciudades y pueblos, iglesias, castillos, tumbas y mucho más, forman parte de la amplia diversidad de lugares que han llegado a ser distinguidos como Patrimonio Cultural, a lo que se suman muchas manifestaciones culturales, tales como tradición oral, artes en sus distintos ámbitos, rituales, arquitectura, objetos y demás.
Patrimonio Cultural, ¿cómo se designa?
Son varios los criterios que se tienen en cuenta al momento de designar un lugar como Patrimonio Cultural. A nivel general, este tipo de designaciones de la Unesco, corresponden a bienes o sitios que tengan un carácter universal y excepcional.
En el caso de tratarse de un patrimonio cultural, debe cumplir con algunos requisitos esenciales: autenticidad histórica, singularidad e integridad. Además, debe representar el genio creativo humano, ser testimonio de una civilización desaparecida, estructura que describa una etapa relevante de la historia y más.
Los encargados de decidir son los miembros del comité del Patrimonio Mundial, procedentes de 21 países de todos los círculos culturales y continentes, los cuales se eligen cada cuatro años y se van rotando entre 163 Estados.
La asamblea se realiza cada año, entre el 10 y 20 de julio, en un país que también va rotando. En este encuentro se debate sobre nuevas candidaturas, el estado de conservación de los patrimonios ya designados, y además, se trata el tema de los recursos para apoyar con proyectos de financiación.
El proceso es largo y complejo, los países generan listas de lugares que consideran que deben obtener el título. Una vez que son presentadas las propuestas, estas son examinadas por un gremio independiente, y luego pasan a manos del comité.
Este trámite puede tardar hasta 18 meses y es bastante complejo. Se requiere personal con conocimientos necesarios para lograr que la petición sea aceptada, de hecho, muchos países no lo logran por este factor.
¿Se puede despojar de la designación?
Está contemplado que un bien cultural o natural pueda ser despojado de la designación de Patrimonio Mundial, de hecho, en la actualidad hay 48 que están en riesgo de perder la distinción por distintas razones: terrorismo, vandalismo, guerras, urbanismo, catástrofes naturales, entre otras.
Ha sucedido dos veces que se han eliminado dos de estas designaciones. Una fue en 2009, cuando se retiró el título de El Valle del Elba (Dresde, Alemania) porque se construyó un puente de cuatro carriles, a pesar de la advertencia de la Unesco de que no se hiciera.
La otra eliminación fue la que se le había otorgado como reserva natural a un antílope poco común, algo que disminuyó considerable y drásticamente.
