Gerardo Biaín, mano derecha de Victorino Alonso, muestra su “total desprecio” a sus agresores

Gerardo Biaín, apoderado de la minera Uminsa.

Ical

El apoderado de Uminsa, Gerardo Biaín, mostró este miércoles a través de un comunicado su “total desprecio” para “el grupo de delincuentes disfrazados de mineros” que entraron ayer en la oficinas de Cerredo (Degaña, Asturias) y que le agredieron “cobardemente” y le causaron una fractura en un brazo y otras lesiones de menor consideración.

Biaín quiso trasmitir públicamente su agradecimiento ante la “avalancha” de llamadas y mensajes de ánimo que ha recibido desde el momento en que fui trasladado al hospital. Así, apuntó a “una minoría de impresentables que no son dignos de formar parte de la familia minera a la que tengo el orgullo de pertenecer desde hace ya tres generaciones, -gente noble capaz de defender sus posiciones desde la mayor firmeza, con el sacrificio personal y a cara descubierta-”.

En su comunicado recordó que en sus 28 años de profesión le ha tocado vivir una época muy convulsa en la minería del carbón. “En este periodo hemos superado uno tras otro un sinfín de obstáculos, primero en Coto Minero del Narcea donde inicié mi carrera profesional y en los últimos años en Uminsa, desde la que he tenido el honor de participar en multitud de negociaciones muy importantes tanto para la empresa como para el conjunto del sector”, apuntó.

En esta andadura, señaló, se ha encontrado “desde la representación de los trabajadores a opositores inagotables y aliados valiosos”. “Juntos hemos conseguido salvar muchas empresas que si no hace años estarían cerradas, hemos recolocado a cientos de mineros procedentes de otras compañías, se ha logrado firmar acuerdos muy positivos para todo el sector, que han permitido a miles de trabajadores culminar su vida profesional, acceder a una merecida prejubilación y dejar paso a otros porque -se quiera o no- en las comarcas mineras seguimos siendo insustituibles”, añadió.

En esta línea, admitió que ahora afrontan “el más difícil todavía” con un final abrupto e inesperado de las ayudas a la producción de carbón y una reconversión “injusta”, que supone una reducción de nuestros ingresos por tonelada cercana al 40 por ciento de un día para otro. “Toda la demagogia del mundo no podrá ocultar esta realidad”, advirtió Biaín, que subrayó que se han visto “obligados” a hacer ajustes brutales y, aunque por el camino hayan tenido “la tentación de tirar la toalla”, está convencido de que van a salir de esta.

Así, se dirigió a los trabajadores de Coto Minero Cantábrico (CMC) para decirles “que no se dejen engañar por falsos profetas porque si ellos no se salvan nadie va a venir a salvarles”. Después de lo de ayer, advirtió, “la cantidad y calidad de los compradores que nunca hubo va a crecer exponencialmente”. “Uminsa es la única que puede salvar esa mina como cualquier conocedor del problema puede comprender y, sin embargo, existe un alto riesgo de que se pierda, causando la desolación en esa zona de Asturias”, apostilló.

“Seguiré trabajando para tratar de evitar que eso ocurra, sin ningún afán de revancha por lo sucedido, pero sin retroceder ni un milímetro en el ejercicio de mis responsabilidades”, concluyó la mano derecha del empresario minero Victorino Alonso.

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