La Fundación Oso Pardo reclama a la Junta que aplique ya el Protocolo de Intervención con los plantígrados

Una cámara capturó a un oso pardo en el Alto Sil.

Luis Álvarez

Lurante los escasos días que van transcurridos de este mes de agosto, las visitas de al menos tres ejemplares identificados por los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León y de la Fundación Oso Pardo (FOP). Están visitando con asiduidad las localidades de Villarino, Tejedo y Villablino. Donde logran acceso a comida fácil y cómoda y no les incomodan los ejemplares adultos, que si lo hacen en el monte alejándolos de los alimentos silvestres.

Así nos explicaba el presidente de la FOP, Guillermo Palomero, el posible comportamiento de estos animales. Por eso pide, tanto al Ministerio del Interior como a la Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León , que resuelvan de forma urgente la tramitación administrativa, que permita disparar a los animales con armas (balas de caucho) en los núcleos urbanos y montar los dispositivos y trampas de captura para radiomarcarlos con collares.

Esa autorización administrativa para el uso de armas es lo que de momento tiene bloqueada la intervención contra los animales, “el protocolo ya aprobado así lo contempla, hay que castigarlos cuando hace lo que no deben, que es acudir a los núcleos urbanos; no en el monte, que es donde deben estar”.

'Educación' con castigos

Esa labor de educación de los animales, mediante al castigo de las conductas inadecuadas, “se aplica en todos los países con presencia de la especie, con buenos resultados, no es un problema solo nuestro es bastante general y se puede y se debe evitar”.

Espera y desea, según sus propias palabras “que se pueda intervenir pronto y podamos evitar alarma social, justificada, innecesaria, pero muy negativa a la larga”. Y recuerda que, pese a la creencia extendida de animales no peligrosos, “no dejan de ser fieras, con una enorme fuerza, capaz de destrozarnos de un solo zarpazo, muy veloces en carreras cortas y muy peligrosos por lo tanto”.

Por lo que recomienda a los ciudadanos, que no se confíen, ni se acerquen para poderlos grabar mejor, o los sigan con el mismo afán.

Qué no hay que hacer al ver un oso

Resulta muy tentador y atractivo para las personas que tienen la suerte de encontrase con un ejemplar en medio de una calle o en la proximidad de su domicilio, el tratar de grabarlo o fotografiarlo y para mejorar el resultado seguirlo.

Más teniendo en cuenta que hay personas que se desplazan cientos o miles de kilómetros, para poder verlos, pagan por el avistamiento y lo tiene que hacer con telescopios, prismáticos o maquinas con potentes zooms a varios cientos de metros. Mientras que nosotros podemos disfrutar de ese espectáculo, casi de circo, al lado de casa, como no lo vamos a grabar.

El riesgo de seguirlos explica Guillermo es alto, pues si en un momento determinado, por cualquier causa el animal se siente acorralado, en riesgo o en peligro, puede “darse la vuelta y atacarnos, y de verdad que su fuerza es muy grande comparada con la nuestra o lo que creemos nuestras defensas”. Por estos motivos insiste en pedir, que si se encuentran con animales traten de no seguirlos tanto en el monte como en un núcleo urbano.

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