El fiscal mantiene 15 años de ingreso psiquiátrico para el presunto parricida de Cacabelos

Carlos S. Campillo / Ical. La Audiencia Provincial de León acoge la segunda jornada del juicio contra el hombre que presuntamente mató a puñaladas a su hermano en Cacabelos en 2011.

Elena F. Gordón/ Ical

El jurado popular del juicio que se sigue en la Audicencia Provincial de León contra el hombre de 75 años acusado de matar a puñaladas a su hermano en la localidad berciana de Cacabelos en 2011 decidirá mañana sobre el futuro del presunto parricida después de que hoy concluyese la vista. La fiscal mantiene su petición de declaración de culpabilidad y la defensa sostiene que no participó en los hechos; pero reclama que si se acredita la autoría se le ingrese por un periodo máximo de cinco años y revisable.

La fiscal mantuvo sus consideraciones iniciales y reclama 15 años de internamiento en un psiquiátrico para el presunto parricida. Ve probado que el acusado acudió al domicilio de la víctima, que entonces tenía 78 años, y una vez allí le asestó 27 puñaladas; la mayoría de ellas con un cuchillo con una hoja de 17 centímetros y medio de longitud, que llegó a curvarse y romperse al chocar contra el hueso de la cadera, por la fuerza de la agresión. Aún después de rota la hoja, el arma siguió siendo utilizada y posteriormente se produjeron otras lesiones con una navaja de dimensiones mucho menores.

También destaca que la sangre encontrada en la americana que vestía la víctima demuestra su coindidencia de linaje paterno con el acusado y que éste confesó los hechos en varias ocasiones, ofreciendo en sus testimonio detalles precisos del crimen y de su escenario, que solamente los investigadores del caso conocían.

Por su parte, la defensa -un letrado de oficio- sostiene que su representado no participó en los hechos y que las variaciones sobre la posible fecha real de la muerte, los testimonios que afirman haber visto a la víctima en días posteriores y las “dudas y oscuridades” que a su juicio existen sobre varios aspectos, entre ellos, el grado de descomposición del cuerpo, que no se ajustaría a los días transcurridos -y que la acusación atribuye a las bajas temperaturas registradas en el domicilio del fallecido-, hacen necesario un veredicto de absolución.

No obstante, plantea que si se demuestra la autoría de su defendido, se le aplique una eximente completa de anomalía psíquica, con un internamiento máximo de cinco años, revisable y descontando el tiempo que ha pasado en prisión -desde mediados de 2012-.

Precisamente fue la salud mental del acusado una de las cuestiones que más tiempo acaparó en el turno de declaraciones de este martes. Varias médicas forenses declararon que el hombre padece un trastorno delirante crónico de perjuicio en el que enmarcan la versión del acusado de que su hermano fallecido era el jefe de una mafia italiana instalada en la localidad que pretendía acabar con su vida y otro testimonios que prestó en los que insistía en que su vida estaba en peligro.

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