La farmacéutica leonesa Araceli de la Fuente recibe un premio a su trayectoria laboral

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Ical

La farmacéutica de Benavente (Zamora) Araceli de la Fuente se mostró hoy orgullosa de recibir un premio a una trayectoria laboral, el que le entregará la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) en su XVI edición de los Premios Autónomo del Año, y admitió que “no sabe sentarse en un sofá sin hacer nada”, así que de jubilarse, de momento “nada”.

De la Fuente que sigue en activo con 89 años de edad, con más de 50 como autónoma pero 63 de cotización al haber trabajado como asalariada en otros establecimientos del sector, recordó que era su marido, fallecido hace unos años, el que regentaba el negocio con ella, tanto el de Benavente como el de Manganeses de la Polvorosa, que ya no está abierto.

Antes de asentarse en la ciudad de la comarca de Los Valles, la farmacéutica trabajó en otras boticas de Madrid y, sobre todo, en San Emiliano, en León, del que guarda un gran recuerdo, porque estuvo allí con 23 años, y del que dice que “es el pueblo más bonito del mundo”. Después aterrizó en Benavente de la mano de su marido. “Ya son tantos años que me conocen hasta las piedras”, ironiza en declaraciones a Ical.

Su establecimiento, situado en el centro de la población, es conocido por todos los habitantes. “Aunque sea mentira, me dicen que me quieren. Yo les creo”, se ríe. También habla de las diferencias del sector desde sus comienzos. Al respecto, añade que cuando empezó “se hacían muchas fórmulas magistrales y no había adelantos, ni ordenadores ni móviles para hacer los pedidos. En su farmacia trabajan tres personas, entre ellas uno de sus seis hijos. Otra de ellas también siguió sus pasos de profesión y regenta otro establecimiento en Gijón.

Araceli de la Fuente, que nació en Luyegos de Somoza (León) en 1928, es licenciada en farmacia y señala que el sector ha cambiado mucho, más si cabe en la comarca en la que reside. “Antes, ningún pueblo tenía farmacia. Todos venían aquí o a Manganeses. Había cinco en Benavante y ahora hay diez y casi todos los pueblos tienen una. Pero la población va a menos y se cierran comercios y empresas como la azucarera o la tabaquera, y mucha gente se ha ido”, lamenta.

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