Un estudio en las guarderías de Villaquilambre demuestra que los niños están motivados para aprender

niños jugando

prensa Ayuntamiento de Villaquilambre

Un grupo de investigación de la Universidad de León, dirigido por la doctora Ana María de Caso Fuentes, ha arrojado interesantes resultados en el ámbito de la motivación por el aprendizaje de los niños de Educación Infantil. El estudio se ha efectuado en las tres guarderías municipales del Ayuntamiento de Villaquilambre, con la participación de sus 123 pequeños, los once técnicos en Educación Infantil, las tres directoras y los padres de los niños y niñas, completando los resultados con los de tres colegios.

La muestra de niños, 236 en total, tienen entre 0 y 6 años de edad. En el caso de los menores de dos años, ha sido determinante la opinión de los profesores, en tanto en el de los mayores, se ha tenido en cuenta, sobre todo, las propias opiniones.

“Nos pareció un proyecto muy interesante –señala la concejala de Mujer, Familia, Fiestas y Turismo, Carmen Oláiz- porque se refiere a una etapa crucial de los niños para su desarrollo futuro y, al parecer, muy poco investigada en este sentido”-

La conclusión principal, resumida, es que “todos los alumnos parecen estar altamente motivados” y que el principal motivo es que “tanto padres como profesores aumentan de manera irreal las posibilidades de sus hijos y alumnos o, por lo menos, a ellos les hacen creer que pueden con todo”. Esto, que sucede con los más pequeños, continúa en los que tienen entre 3 y 6 años, que siguen “atribuyendo sus éxitos a su capacidad, debido a la retroalimentación positiva que continuamente reciben de padres y profesores”. No obstante, entre los dos grupos de edad ya se observa un cambio, y es que el principal componente de la motivación de los más pequeños es lo que los psicólogos llaman “expectativas y creencias” y tiene que ver con la autoestima y las actitudes propias y ajenas, en tanto en los mayores el principal determinante de su motivación es el de las atribuciones, es decir, los condicionantes afectivos y emocionales, una conclusión “no esperable”.

Otra conclusión interesante es que se demuestra que la motivación por aprender de los niños es innata y no ligada a la escolarización.

Conocer cómo es la motivación en esas primeras edades resulta fundamental para intentar entender por qué, tal y como se ha probado, se va perdiendo con la edad, sobre todo porque, según coinciden los especialistas “la desmotivación es creciente” y, con ella, el bajo rendimiento académico.

“El optimismo inicial de los niños disminuye rápida y sistemáticamente a lo largo de la escuela primaria”, señala la investigadora, que en su estudio cita una rotunda y preocupante conclusión de un experto, C. Rogers: “Es triste, en la mayoría de los sistemas educativos, que cuando el niño ha pasado un cierto número de años en la escuela, casi se ha logrado hacer desaparecer por completo su motivación intrínseca. Sin embargo, está aún ahí y es nuestra tarea conseguir facilitar los aprendizajes que destapen esta motivación de nuevo, descubrir qué retos son importantes para el joven y proporcionarle oportunidades para que se enfrente a esos desafíos”.

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