Dogmanimal, entrenamiento a domicilio

Emprender en crisis. Dogmanimal. Diana Ferrero

Isabel Rodríguez

Los animales han sido siempre la pasión de Diana. Por eso, cuando esta bañezana de 29 años terminó el Bachillerato, comenzó a recorrer las granjas de la provincia para echar una mano y aprender. Como aquí no encontró trabajo tuvo que salir, con su título de Auxiliar Veterinaria por la Universidad de León, a buscarlo fuera. Primero lo encontró en un zoológico de Benidorm con papagayos y leones marinos. Los últimos seis años estuvo en Valencia, donde desarrolló su labor también con leones marinos y entre delfines.

Hace unos meses solicitó una excedencia para continuar y mejorar su formación, entre otras cosas en adiestramiento canino. Además, está aprovechando este tiempo para poner en marcha una original iniciativa empresarial en su tierra.

Se trata de Dogmanimal, un servicio a través del que ofrece educación y entrenamiento de mascotas, además de asesoramiento a la hora de adquirir un animal o solución de problemas que puedan surgir en la convivencia con estos. “Hace falta aire fresco por esta zona, estamos un poco estancados en cuanto a nuevas técnicas”, comenta Diana, de 29 años.

Para esta entrenadora, que cuenta ya con sus primeros clientes, el objetivo principal de Dogmanimal es “mejorar la vida de la persona y de la mascota”. Asegura que es posible “enseñar de una manera divertida a que el perro sea un buen 'ciudadano canino', a que no ladre, a que se siente, a que nos espere a la salida de un establecimiento...”

Diana tiene en casa dos periquitos y una perra y asegura que no tiene más por cuestiones de espacio, pero a pesar de la gran conexión que tiene con los animales, considera que tratarlos como personas es un error. “Un perro es un perro y no tiene una mente humana, cuando a veces se dice que está llorando, en realidad es que te muestra un nivel de ansiedad determinado por la carencia de alguna cosa... yo no soy partidaria de humanizarlos. Los perros tienen emociones propias y su visión del mundo es diferente”, explica.

Hace hincapié además en el refuerzo positivo. Opina que uno de los principales errores que cometen quienes tienen animales es el de “castigarlos por algo que han hecho mal sin haberles enseñado cómo hacerlo bien”.

Esta forma de actuar puede generar “frustración” porque desconocen cuál es el error. “Es mejor que reforcemos lo que hace bien, además cuando algo gusta al animal, se aumenta mucho su motivación; yo soy contraria a los collares de pinchos y de impulsos”.

Normalmente el entrenamiento se realiza en el entorno del animal, ya que es donde se continuará desarrollando su vida, pero además Diana apunta a que muchos de los síntomas que manifiestan “son consecuencias del entorno” en el que viven, por lo que también es una forma de analizar cuáles pueden ser las causas de un comportamiento inadecuado. “El perro es como una hoja en blanco al nacer, tiene una parte genética pero lo que más hace es el ambiente”.

Precisamente estas emociones propias son las que comprende bien Diana y las que intenta enseñar a sus clientes. “Antes del mordisco el animal manda muchas señales de alarma, pero a veces no sabemos entenderlo”.

Algunas de esas advertencias que se pueden leer son que evita el contacto visual, no quiere trato con el dueño, se lame el hocico o tiembla. Incluso hay gestos que, según la situación, pueden querer decir cosas muy diferentes. “Mover el rabo también puede ser causa de estrés o un gruñido puede ser de placer porque le rascas la tripa”.

Para contactar con Diana se puede realizar a través de su página web

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