La Dieciocho: dónde está el pueblo, dónde el electorado

El Lexit también pide la autonomía número 18.

Máximo Soto Calvo

Lexit, segregación, separación: libertad autonómica constitucional leonesa. He ahí tema. Ningún movimiento reivindicativo de lo leonés que hasta el momento hemos emprendido ha dejado de estar acogido por el derecho constitucional a ser y estar definidos como leoneses en la España autonómica.Si bien, más allá de algún reconocimiento aislado, en lo político nada se ha conseguido. Los políticos foráneos no están dispuestos a hacernos la más mínima concesión y los “nuestros” participan como colaboracionistas confirmando de palabra y de obra lo de “mapa autonómico cerrado”. En éstos el dolo; en los votantes leoneses la culpa por el inconsecuente compromiso de auparlos en las urnas repetitivamente, con masoquista proceder.

El movimiento sociocultural asociativo, poniendo en valor las tradiciones leonesas en un in crescendo vivificante, ha conseguido cuando menos mantener el fuego sagrado de lo leonés. De él se han nutrido las manifestaciones reivindicativas que en León provincia y región han sido. Al que habrá que acudir en busca de mejor entamar la gran manifestación en ciernes (leonesista de promoción). No debemos buscar el remedo de la inmensa del 84, punto irrepetible dadas las circunstancias álgidas del llamado leonesismo de aquel momento.

Hoy, en un coyuntural ambiente socioeconómico de degradación de la región leonesa dimanante del estatus autonómico, a falta del sentimiento de pueblo activo, Pueblo Leonés único, unido y claramente compartido... ¡que no hemos sabido cultivar!, la motivación popular puede buscarse en el rechazo a la autonomía impuesta (centralista, cicatera en los presupuestos, cerrándonos horizontes, tratando de ocupar nuestro espacio, falseadora de nuestra historia y con cerrazón castellanizadora), encontrando la mejor movilización triprovincial en la recuperación en común del bienestar social regional, que ahora se nos escamotea ya abiertamente... y lo toleramos.

Ni del PP, ni del PSOE, ni de los acólitos Cs y Podemos siempre en plan negociante para su asentamiento partidista, podemos esperar nada que suponga reconocer los daños causados a la región leonesa. De ser esta apreciación tan cierta como lo es que sin muchos de ellos poco se puede conseguir, no tenemos más remedio que preguntarnos cómo hemos de romper el círculo vicioso. No hay otra respuesta que ¡la negación del voto! para apartarlos del poder, y luego...

Dicho esto y no habiendo citado a ningún partido leonesista, tal parece que hacia ellos, y en especial UPL por mayor implantación actual, quiera inclinar la balanza del voto de los leoneses. Puede ser una vía de solución. Una formación imprescindible en la reivindicación de lo leonés desde el movimiento leonesista, cuando éste, el leonesismo, es entendido como un sentimiento que viene a unir a dirigentes, militantes, simpatizantes y leoneses voto en mano. La votación mayoritaria de una formación leonesista pondría sobre la mesa política autonómica las razones leonesas para el obligado reconocimiento de las dos regiones, leonesa y castellana, y a partir de ahí cada una de ellas podría emprender su propio camino.

El electorado leonés

Esta es una cuestión que se ha de explicar al electorado leonés (obsérvese que no digo leonesista, este ya está implicado), se necesita la movilización ciudadana en su más amplia expresión, de quienes no sólo se sienten de León, sino que “piensan en leonés” pero que, motivados ideológicamente, se dejan llevar por “sus” políticos. Protestan en leonés durante la legislatura, pero vuelven a votar a los “suyos” en la siguiente. Esta perniciosa rutina se ha de corregir.

En el ente autonómico no será fácil que suelten la presa (Región Leonesa) quienes dicen administrarla, cuando en realidad se nutren de los caudales presupuestarios que a ella le corresponden. Este extremo se puede comprobar en cifras en el informe/propuesta de Iniciativa Autonómica Leonesa, que nos lo muestra de forma fehaciente. Pero también la urgente necesidad de emprender el camino (marcando rutas) hacia la separación de una comunidad que nos agobia sin propósito de enmienda desde la prepotencia castellana centralizada en Valladolid.

En mi anterior escrito sobre Ábalos, o mejor sobre su comportamiento de visita aquí, decía que hemos podido comprobar la intención aviesa del PSOE nacional, por seguir ignorando el asunto leonés, tratando de quitarlo de la mente de sus prosélitos, aun sin cargos, y con mayor exigencia de obediencia partidista en los que sí los detentan. La marginación que le infieren a José Antonio Díez, el alcalde legionense, que o se pliega o llegará a sufrir el trato a “cara de perro”, nos muestra que hacía el pueblo leonés, ni agua, cual si no fuéramos más que un puñado de inconformistas que nos intitulamos leonesitas, pero sin fuerza y ¡dóciles en el voto!

Quiénes somos y qué queremos

En la manifestación reivindicativa que se prepara tendremos oportunidad de mostrar quiénes somos y qué es lo que queremos en un: “estos son mis poderes”, que nos pueden situar como pueblo vindicativo que va a seguir sin pausa en la exigencia de que se cumplan los derechos constitucionales autonómicos que nos asisten. Todo esto, y más, también es válido para el PP, que no le va a la zaga al PSOE en la negación de lo leonés, y en el control férreo de sus políticos para que nos ignoren.

El señor Casado, líder nacional del PP, ha dejado bien claro que se opondrá fieramente a la escisión leonesa del ente autonómico y se lo exigirá a sus prosélitos bajo la amenaza no escrita de que “no saldrán en la foto” si le desobedecen. Unos y otros hacen abstracción de que tan sólo ostentan la representación del pueblo, no le pueden robar la voz, y que es doloso proceder ir en contra de sus deseos. ¿Pero qué les importan las formas, si luego tras el maltrato reciben el voto que los reafirma?

No hay noticias, en prensa, sobre el resultado del acuerdo alcanzado en el Ayuntamiento legionense para hermanarse con los de Salamanca y Zamora. Por afectarnos muy directamente a los legionenses, me permití, en este mismo medio, formular unas preguntas a los miembros del Consistorio, para saber cómo y cuándo se iba a iniciar éste. No olvidando que se podía, y aún no es tarde, intentar el apoyo desde el movimiento asociativo leonés o leonesista, que se desenvuelve en las tres provincias con cierta dosis de interrelación. Actuaciones populares en el origen del hermanamiento institucional propuesto muy necesarias.

Nos podemos unir con criterio pragmático por afinidad, por conveniencia socieconómica y defensivamente, tal como he pretendido mostrar.

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