Las cuentas municipales, en el debate de San Froilán

Un debate que siempre termina en "tablas".

ileon.com

La tradicional ceremonia del “Foro u Oferta”, que ha tenido lugar poco antes del mediodía en el claustro de la Catedral ha terminado, como siempre, sin acuerdo entre el Cabildo catedralicio y la Corporación municipal. En el debate hubo menciones a las 100 medidas de Emilio Gutiérrez y hasta para la delicada situación que atraviesan las cuentas del Ayuntamiento.

El representante de la Corporación fue el concejal Julio Cayón, quien enfundado en un elegante chaqué, defendió en repetidas oportunidades que el pueblo de León concurre cada año por estas fechas a hacer una ofrenda “voluntaria” a la Virgen del Foro u Oferta, pero que de ninguna manera se trata de un “tributo obligatorio”.

“Se empeñan en compara esto con un tributo, pero eso no es así de ninguna manera. El pueblo de León viene hasta aquí en libertad”, disparó el concejal, antes de recomendarle a los prelados que “hagan más mili” y recordar que ni econmendándose a Santa Rita de Cascia, patrona de los imposibles, podrán convertir la tradición en una ofrenda obligatoria.

Tal fue el entusiasmo de los concejales llegados a este punto, que hasta el propio alcalde Emilio Gutiérrez se dejó llevar y susurraba a los periodistas, apostados a pocos metros, “este año sí que los convencemos”.

Lucio Primo, al momento de sacar la calculadora de regalo.

Pero, desde el cabildo catedralicio, el encargado de esgrimir la defensa fue Lucio Primo. Sin conseciones de ningún tipo, ahondó sobre el carácter de “foro” que tiene la visita. “El pueblo de León no es cobarde, es valiente y da la cara cuando se trata de cumplir su obligación. Pido al escribano catedralicio que tome nota de ello”, ha asumido el prelado.

En la singular batalla de discursos, ha mencionado las 100 medidas propuestas por Emilio Gutiérrez, asegurando que las repasó en varias oportunidades, esperando encontrar entre ellas un cambio de posición respecto a la tradicional visita a la Catedral. Entre el público se escucharon las primeras risas.

Para finalizar, y dejando claro que no los habían convencido, sacó de entre sus ropas una pequeña calculadora para “ayudar al ajuste de las cuentas municipales” y pidiendo por favor que se la hicieran llegar al concejal de Hacienda, Agustín Rajoy, presente allí mismo. Poco después, aclaraba que este año los integrantes del cabildo habían decidido prescindir de antemano de toda cuestión material inherente a la visita, atendiendo a la situación económica general.

Cayón agradeció el gesto, pero no se quedó cruzado de brazos. Le regaló a los sacerdotes una baraja, conocedor según dijo de su afición por jugar al cinquillo. “Se que les gusta jugar los sábados por la tarde, y tendrán muchas horas para hacerlo luego del repaso que les ha dado el pueblo de León”, aseguró.

Uno de los momentos más divertidos se vivió cuando en un hecho inédito para esta celebración, Cayón interpeló directamente al público, pidiendo que respondieran si habían subido hasta la Catedral de manera voluntaria. Los asistentes se sumaron al juego, respondiendo al unísono con un estridente “Sí”.

Que por supuesto, luego fue descalificado por Primo, diciendo que sólo se había escuchado tímidamente y desde la mitad derecha de las gradas.

Infame tributo

Pero ¿de dónde viene la tradición de visitar la Catedral para hacer una ofrenda a la Virgen? El concejal Julio Cayón fue el encargado de hacer un minucioso repaso de la historia (o leyenda) que habla del “infame tributo al califa”. Todo comenzó con el “abyecto y malo” rey Mauregato, que lo estableció para conservar el trono, en connivencia con el califa Abderramán I.

Básicamente, consistía en que cada año 100 doncellas debían ser entregadas al califato, a poder ser 50 de ellas nobles y 50 plebeyas. En León, se recogían de los barrios del Mercado, Santa Ana, San Marcelo y San Martín. Sin embargo, en el año 844 el rey Ramiro I decide luchar contra los sarracenos y se enfrenta a ellos en Logroño.

La primera batalla resulta desastroza, con innumerables bajas. En la noche del 23 de agosto, el apóstol Santiago se le apareció en sueños y le dijo que ese día, al alba, arengara a la tropa. Durante la lucha, se escuchó como “un trueno” y apareció un caballo blanco, sobre el que venía montado el apóstol. Su intervención fue decisiva para la victoria, que puso fin al tributo. En agradecimiento, el pueblo de León hace la ofrenda a la Virgen.

Etiquetas
stats