El cliché de 'las dos Castillas' que invisibiliza la Región de León e indigna a los leoneses
León invisibilizada. De forma casual y sin supuesta mala intención, pero otra vez el detestado cliché de 'las dos Castillas' en multitud de titulares de medios de comunicación de ámbito nacional vuelve a enfadar de forma mayúscula a los leoneses porque se invisibiliza su región y su identidad, poco tiempo después de que el propio Gobierno de la nación reconociera el mal uso de esa expresión y dijera a la Aemet que no volviera a usarlo.
De poco ha servido que el Gobierno respondiera en la Cámara Alta al Colectivo Ciudadano del Reino de León –gracias a una pregunta del senador de Compromís Carles Mulet– que la Agencia Estatal de Meteorología transmitiría a sus equipos “la obligación de emplear descripciones geográficas ajustadas” para “evitar el mal uso” del concepto “ambas Castillas”. Esta propuesta no ha llegado más allá y la comodidad de no tener que mencionar León continúa, sobre todo, en los programas televisivos del Tiempo y en los medios de comunicación.
Esto se produce en el resto de España después de años y años acortando por comodidad el nombre de la comunidad autónoma de Castilla y León –y de una pertinaz propaganda de que es una sola región cuando son dos–, juntándose con el guión inexacto de 'Castilla-León' y la manía de los medios catalanes (y ya no tan catalanes, que en RTVE lo llaman técnica narrativa) de llamar 'ciudad castellana' a la de León o a cualquiera de los equipos deportivos de la provincia cuando es por esencia imposible, ya que lo legionense es anterior a Castilla en más de ocho siglos y la tierra de los castillos se independizó, tras varios intentos infructuosos, del Reino de León a partir del siglo XII en la Edad Media.
Es notoria la lucha de los leoneses por la 'y' copulativa del nombre de la comunidad autónoma en la que les ha tocado vivir -sin que nadie les preguntara en referéndum en ningún momento-, pero es uno más de los demasiados frentes abiertos para reclamar su propia identidad, al igual que lo pueden hacer gallegos, asturianos o aragoneses. ¿Qué diría un zaragozano si le dijeran que su ciudad es catalana? Pues la sensación de un leonés al oírse castellano, o de ni siquiera oírse con el adagio 'las dos Castillas' es de gritar a los cuatro vientos que no es así... con la sensación de que nadie le escucha.
Una errónea contracción que niega a los leoneses
En la reunión de ayer entre los presidentes de Castilla y León (o de las regiones de León y seis provincias de Castilla la Vieja), Madrid y Castilla-La Mancha, la mayoría de los medios de comunicación usaron esta fórmula contraída que les permite cuadrar sus titulares. Cosa que se reprodujo incluso en algunos de León que repitieron sin más las noticias nacionales de los grupos a los que pertenecen –no sólo una vez, sino dos durante la jornada–, y que tuvieron que soportar un centenar largo de comentarios con expresiones no precisamente conciliadoras.
Las mínimas expresiones de rechazo a este adagio que vuelve una y otra vez desde Madrid, eran preguntas irónicas sobre “si entonces la Región Leonesa no iba a ser confinada” y críticas de que “era intolerable” que en León alguien usara esa expresión, más si era leonés.
Incluso un tuit de iLeon.com, en el que sí se mencionaba a León –estrictamente, eso si, dentro del nombre oficial de la comunidad autónoma en la que se incluyó a la Región Leonesa, también fue criticado por hablar de “la otra Castilla” refiriéndose a Castilla-La Mancha (esta sí con guión, pero cuyo nombre oficial es Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha). Lo cual indica el nivel de enfado que tienen los leoneses con el cliché, no dándose cuenta de que que sí hay dos castillas: Castilla la Vieja y Castilla la Nueva y la primera estaba mencionada junto a León con lo que lo leonés no se invisibilizaba.
Pero da igual, el nivel de hastío del leonés al ver negada su propia existencia de forma tan repetida y descarada durante tanto tiempo muestra su extrema susceptibilidad. Lo que provoca estos enfados ya por lo mínimo y cualquier cosa que se considere imprecisa aumenta el enfado de los más 'moridos de amor por León'. No hace ni una semana felicitaban a este digital otro tuit en los que se denominaba a la comunidad como 'León y Castilla', porque esto de que 'León no es Castilla' es un tema más que sensible para un leonés; y más viendo la que ha vuelto a caer con la reunión de las tres comunidades autónomas.
En todo caso, el problema fundamental es la expresión 'las dos o ambas Castillas'. Esto ocurre en esencia porque a la Región de León se le negó la autonomía, y la mayoría de los españoles sólo han empezado a darse cuenta de ese problema tras la enorme manifestación reivindicativa del 16F de este 2020 justo antes de la pandemia del coronavirus, es muy complicado que lo que durante más de treinta años han pensado fuera de aquí, cambie en tan poco tiempo. Si no lo habían hecho antes es porque la propia Junta de Castilla y León ha destinado decenas de millones de euros con la Fundación Villalar –que va a pasar a llamarse Fundación Castilla y León, incumpliendo la promesa de Ciudadanos de extinguirla– para eliminar creando “sentimiento de comunidad” mediante propaganda la existencia del País Leonés formado por las provincias de León, Zamora y Salamanca.
Invisibilización e incluso insultos
Un problema de invisibilización que incluso deriva en insultos a los leoneses cuando intentan explicar que ellos no son castellanos, que no pueden serlo y que una conjunción en el nombre oficial de la Comunidad Autónoma es porque hay dos regiones distintas en ella. Que se incrementan notablemente en cuanto defienden su propia lengua, el llionés, que nació en una zona generó los primeros romances escritos en Hispania hace más de mil años antes de las glosas emilianenses. Casi nadie en España les cree e incluso se les llega a levantar la voz de malas maneras negándoles que puedan siquiera decir que no son castellanos.
Lo menos fuerte que se les dijo tras la manifestación de principios de febrero fue adjudicarles el ser 'independentistas' comparándoles con los separatistas catalanes y vascos para menospreciar su pretensión plenamente constitucional de tener autonomía propia para su Región Leonesa, como si una autonomía tuviera soberanía; cosa que no tiene la de Castilla y León, como tampoco la catalana o la vasca, y olvidando que los primeros indepes en España fueron los propios castellanos al separarse del Reino de León.
Es un problema de invisibilización, sin duda, que en varias opiniones publicadas en este digital el sociólogo Davíd Díez Llamas denuncia, como ésta sobre la detestada expresión que ha soliviantado a los leoneses estos días, y esta otra en la que pregunta a la Diputación de León qué hace para evitar que se llame castellana a la provincia.
En Madrid, “ancha es Castilla”
Pero también es una cuestión de fallido mapa territorial autonómico, que dividió a las dos regiones castellanas en cinco: Castilla la Vieja (ocho provincias) resultó en tres, con la creación de Cantabria y La Rioja, y Castilla la Nueva en dos: al sacar a Madrid de ella.
En los dos casos se compensó a las regiones castellanas: a una le dieron el 'uso y disfrute' de la Región de León –que ha resultado en un espantoso desplome demográfico y económico del País Leonés– y a la otra, la provincia murciana de Albacete.
El caso es que los madrileños no han olvidado que fueron una provincia en la otra región histórica con nombre castellano, la considerada 'Nueva' –y eso que ninguna de sus provincias perteneció nunca al reino castellano sino al de Toledo– con lo que para ellos 'ancha es Castilla' y así lo muestran los titulares de los medios nacionales que suelen estar ubicados allí. Pero con esta forma de definir de forma despreocupada e inexacta a las dos autonomías de las mesetas centrales como 'ambas Castillas' se invisibiliza a León de forma injusta. E injustificable.
Algo que llevan sufriendo los leoneses desde que se creó el estado de las autonomías. Con el consiguiente cabreo que se destapa cuando lo tienen que ver impotentes sin que nadie arregle este tremendo error para ellos que les niega reiteradamente la identidad de lo que son para ellos mismos. Y lo peor, les adjudica una y otra vez la que no: ser castellanos.