Las 'cabezadas' de nuevo en tablas, con el vino de San Isidoro y Santo Martino como protagonistas del debate

Peio García / Ical La Corporación Municipal se despide tras la Ceremonia de ls Cabezadas.

V. Silván / Ical

El claustro de la Real Colegiata de San Isidoro se convirtió hoy de nuevo en el escenario de la fiesta popular de 'Las Cabezadas'. Un acto religioso y civil que volvió a quedar en tablas tras el enfrentamiento 'dialéctico' entre la concejala de Cultura del Ayuntamiento de León, Margarita Torres, y al canónigoManuel García para que el Cabildo isidoriano reconozca que los leoneses acuden “libre y voluntariamente” a realizar cada año la ofrenda al santo en agradecimiento a las lluvias que acabaron con la sequía que castigó al pueblo en 1158, durante el reinado de Fernando II.

Una de las fiestas con más tradición en la capital leonesa, que recibe este nombre de 'Las Cabezadas' por las seguidas tres reverencias -hechas con exagerada inclinación- que la Corporación Municipal, con su alcalde a la cabeza, y los miembros del Cabildo se hacen al despedirse a las puertas de la basílica, una vez finaliza este acto lleno de sarcasmo e ironía.

Un debate en el que el tuvieron su protagonismo Santo Martino y el vino de San Isidoro. “Ustedes son cabezones por definición”, afirmó Torres, que se colocó la capa de la cofradía de San Isidoro para demostrar que la Corporación municipal tiene interés también en defender sus intereres, mientras pedía al alcalde, Antonio Silván, que tuviera un gesto similar como cofrade y se colocara la medalla “de tan antiquísima cofradía”.

La concejala agradeció el interés del Cabildo isidoriano de mantener las tradiciones y recordó a Santo Martino, que era también “cabezón y testarudo”, hasta el punto que San Isidoro tuvo que meterle un libro en la boca para que dejara de protestar. Así, señaló que fue un canónigo “de esta casa” que hoy en día hubiera sido un “erasmus”, ya que se pasó casi 30 años viajando por el mundo “Hizo los estudios y el doctorado más largo que han visto los siglos”, recalcó.

Por su parte, Manuel García advirtió a la representante municipal que “predicar en el desierto es sermón perdido” y recordó la historia de un alumno de la Universidad de León (ULE) que tenía un examen oral y, cuando regresa a su casa, su madre le pregunta a ver qué tal le ha ido. “La profesora es una mujer muy creyente porque mientras yo iba hablando iba diciendo: Ay, Dios mío”, bromeó el canónigo.

Así, también apuntó a que ahora mismo Margarita Torres, como la canción de Alejandro Sanz, debe tener el “corazón partido” por no poder estar con sus compañeros y tener que estar en ese acto. “Pero ese corazón partido tiene un cemento, una cola que lo pega, que es el amor a San Isidoro y a esta casa”, recalcó García.

El vino, en el debate

Entonces el vino de San Isidoro se convirtió en objeto de debate. Un caldo que Margarita Torres comparó con un arma de destrucción masiva y aseguró que la Corporación municipal ha acordado no beber de él. “No nos lo den nunca a probar por alcalde que lo ha catado o no ha repetido legislatura o se han cargado ustedes su carrera política”, apostilló Torres.

El representante del clero destacó otras cualidades de este vino, del que dijo que era “muy religioso”. “Los bebes y caes de rodillas”, afirmó Manuel García. Un año más no hubo acuerdo y el alcalde de León hizo entrega del velón de 11,5 kilos y dos hachones antes de dirigirse a la entrada de la colegiata y efectuar la tradicional despedida con las tres 'cabezadas'.

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