Cabañas Raras celebra el aniversario de su emancipación del Señorío de Arganza
“En la villa de Cabañas Raras o del Portiel de Don Fernando, a cinco de maio de mil ochocientos sesenta, ante mí el escribano...”. Con estas palabras comienza la escritura de compraventa de los terrenos del municipio berciano de Cabañas Raras, un documento custodiado en el Archivo Histórico Provincial de León y que da fe de la emancipación que los vecinos de la localidad promovieron respecto al Señorío de Arganza, que había ejercido el control sobre la zona y sus habitantes durante varios siglos. Mañana viernes, el Ayuntamiento organiza por primera vez un acto de reconocimiento institucional a los valientes vecinos que hipotecaron todo su escaso capital para dejar de ser vasallos y convertirse en propietarios de las tierras que trabajaban.
Al respecto, los actos tendrán lugar a partir de las 19 horas en la Casa de la Cultura de la localidad y arrancarán con un pequeño homenaje a los pobladores que estamparon su firma en el documento para liberar el municipio de la tutela del Señorío. Tras el acto de recuerdo, los integrantes del grupo de teatro municipal llevarán a escena el montaje 'Liberando Cabañas Raras', bajo la dirección de José Luís García Alejandre.
El evento de conmemoración se cerrará con una cena popular conmemorativa, cuyo menú estará formado por los alimentos que los habitantes de aquella época podían poner en sus mesas. Así, la carta incluirá cachelos con chorizo escaldado, raciones de pollo o sopas de ajo, que se servirán en los tradicionales platos y pucheros de barro, únicas vajillas que se podían permitir en aquel entonces. La cena, que cuenta con plazas limitadas, tiene un precio de diez euros.
Además, la celebración también servirá como homenaje al escritor local Aquilino Guerra, conocido por muchos como 'Liti', quien con sus investigaciones y publicaciones como 'El final del Señorío en Cabañas' ha ayudado a encontrar las raíces históricas del municipio.
Punto final al vasallaje
La compraventa de Cabañas Raras supuso el traspaso en favor de los vecinos de los derechos territoriales que hasta 1860 ostentó el Señorío de Arganza. Esos derechos habían sido vendidos un año antes a María Concepción Pérez de Ucieda, quién aceptó vender a su vez las tierras a los pobladores a cambio de la cantidad de 120.000 reales de vellón.
Los vecinos de la época disponían únicamente de 20.000 reales, que entregaron en monedas de oro y plata como entrada de la operación, aunque quedaron obligados mancomunadamente a hacer frente a la deuda restante, a razón de 25.000 reales al año durante los siguientes cuatro años. El contrato estipula que los vecinos realizaron la operación por su cuenta y riesgo, utilizando como aval sus propias casas y asumiendo un recargo del seis por ciento en caso de impago.