“Brutalidad acústica en La Palomera”

Jesús Hernández Méndez

Durante el fin de semana del 12 al 14 de junio, los vecinos de la calle El Encinar, en el barrio leonés de La Palomera, hemos sufrido un auténtico calvario que hacía temblar literalmente las ventanas de los edificios y el interior de nuestros hogares, sin que nadie lo remediara.

La Asociación de Vecinos La Palomera Quintanilla organizó una fiesta de tres días en plena calle, aprovechando el aparcamiento y zonas aledañas del polideportivo La Torre, en la que actuaron disc jockeys como Kiko Rivera y otros artistas, y a la que asistieron miles de jóvenes. Fue tal la brutalidad continuada de descargas acústicas producidas por todos los grupos musicales, las discotecas móviles y las atracciones de feria durante las jornadas de los festejos, que muchos vecinos tuvieron que irse de sus pisos por las embestidas de decibelios que hacían vibrar el interior de las casas.

La asociación de vecinos organizadora instaló el recinto ferial justo enfrente de una quincena de grandes edificios, a una distancia de apenas 40 metros de los mismos, donde vivimos más de dos mil personas. Así, colocaron los escenarios, templetes, altavoces y atracciones mirando directamente para la línea de casas, de tal modo que el ruido se estrellaba contra las fachadas de las edificaciones y en el interior se producía un efecto “caja de resonancia” multiplicador y angustioso. Todo esto durante tres días hasta las 6 de la mañana, excepto el domingo que terminó antes. Según el rango oficial de medición de decibelios que evalúa estas contaminaciones ambientales, se llegó a percibir por los vecinos como “umbral de sensación realmente alarmante y dolorosa”.

Así las cosas, el ayuntamiento no puede hacer la vista gorda ante este tipo de agresiones acústicas bestiales en plena calle. Tampoco debería cerrar los ojos al incumplimiento flagrante de los horarios que marca la ley. ¿Se puede permitir que haya música que quintuplica los decibelios legales hasta las seis de la mañana en plena vía pública y a escasos metros de las viviendas? Es más, ¿se puede autorizar una fiesta de estas características durante tres días al lado mismo de las torres de los pisos?

No estamos en contra de esta fiesta; defendemos simplemente el derecho a la salud, al descanso y a que nuestras casas y nuestros enseres no tiemblen. Tampoco estamos cuestionando las actividades culturales o deportivas diurnas. Así, la asociación organizadora debe buscar un lugar adecuado que cumpla con la normativa vigente para sus espectáculos nocturnos, y el ayuntamiento, por su parte, tiene que hacer cumplir la legislación para que esta contaminación acústica ambiental inhumana no se repita. Y por supuesto, pedir responsabilidades por ello.

Lo del fin de semana en el barrio de La Palomera-La Torre fue una auténtica brutalidad acústica nunca vista en ninguna ciudad española civilizada.

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