Conflicto por la polémica demolición del Azud de Sorriba del Esla

Sara M.

La polémica suscitada por el derribo del azud del molino El Ribero, en Sorriba del Esla, localidad perteceniente al término municipal de Cistierna, sigue coleando. Para los vecinos de la zona y descendientes de los propietarios, el azud es parte fundamental de un sistema tradicional de regadío que forma parte de un conjunto etnográfico que debe ser protegido, para la Confederación Hidrográfica del Duero, la estructura ya no tiene ninguna utilidad y su derribo no va a afectar a la esencia del molino.

El desacuerdo entre ambas partes ha producido la paralización temporal de las obras. La CHD solicitó a los propietarios de los terreros próximos la autorización para el tránsito de la maquinaria necesaria para llevar a cabo el derribo. Argumentado que no van a pasar por alto la resolución de conjunto de interés etnográfico favorable y considerando que se trata de un expolio a su patrimonio histórico municipal, los vecinos se han concentrado frente al camino que conduce al molino para impedir el acceso de la maquinaria.

Por su parte, la CHD ha declarado a este periódico que “el azud no tiene ningún tipo de protección”, añadiendo además que “es simplemente un muro en un río que impide la circulación del agua y el paso de los peces”. Según han explicado, “si este tipo de estructuras no se utilizan en más de dos años caduca la concesión y la propiedad pasa a la Confederación”.

“Reglamentariamente se deben esperar seis meses de exposición pública antes de comenzar las obras, nosotros cumplimos el plazo y durante ese tiempo ni los vecinos ni el Ayuntamiento presentaron alegación alguna”, han dicho desde la CHD. No obstante, han asegurado que “las obras del azud no van a afectar al molino”.

Sin embargo, para Emilio Rodríguez, nieto del antíguo propietario del molino, la realidad es bien distinta. “El azud es tan molino como una piedra de moler”, ha declarado. Según ha contado “nos avisaron el viernes por la noche de que las obras iban a comenzar el sábado a medio día y nosotros no estábamos dispuestos a permitir el acceso por nuestros terrenos”. Rodríguez y el resto de propietarios tomaron la única medida que suponía la paralización temporal de las obras, impedir el paso a las máquinas que iban a efectuar el derribo.

“Hace apróximadamente dos años, presentamos una instancia a la Consejería de Cultura para que el conjunto fuese considerado patrimonio etnográfico, la resolución fue favorable y la Junta recomendó proteger el molino, sin embargo esto no sirve de nada para la CHD, ya que la propiedad es suya”, ha dicho Rodríguez.

Los vecinos no piensan rendirse tan fácilmente y están estudiando la posibilidad de que los informes y las autorizaciones de la Confederación no estén elaborados correctamente. “Ni tan siquiera han hecho estudios sobre cómo quedará el río cuando quiten el azud”.

“Nos lo expropiaron forzosamente pero haremos todo lo posible por conservarlo”, ha recalcado el descendiente del propietario a la espera de que el presidente de la CHD y el Ayuntamiento se reúnan para llegar a un acuerdo.

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