Ayudando al plan falsario de una Comunidad nada común

Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial, en el vídeo del 23 de abril.

Máximo Soto Calvo

La actual ministra de Política Territorial, socialista de larga carrera en esta actividad, Isabel Rodríguez, en su papel actual se acaba de marcar un vídeo para Castilla y León con motivo del que llaman Día de tal Comunidad. Aparentemente simple o sencilla felicitación, laudatoria. Para los leoneses no es tal, suena a despropósito ahíto de empecinamiento.

Conviene recordar que, para desdicha de los leoneses, la derecha y la izquierda siempre han estado en plan homogeneizador. Fundir y confundir territorios y personalidades, es tarea que se propusieron desde el inicio. No sé si algún día sabremos qué extraña razón comparten, además de buen estatus y bienestar personal, para obviar la razón dual de pueblos y culturas. Y más grave, gastar dinero, que es de todos, incluso de los discrepantes leoneses, en crear una amorfa uniformidad.

Como si de un relato tragicómico se tratara, sigamos... cuánto nos gustaría poder entrar a contemplar el contenido de la cartera ministerial heredada que porta en su mano izquierda la señora ministra, nada menos que de Política Territorial, para ver si aún contiene un buen clasificador de papeles, con un departamento especial para temas difíciles, en espera que el tiempo los arregle, y documentos junto a un apartado llamado rincón del olvido.

Decimos esto, y creo percibir en el pueblo leonés, pagano observador, el mismo interés, dado que, el discursito, en vídeo, más soflama que alocución, al que trata de incorporar un grado de extraña de emoción, va dirigido a los leoneses y a los castellanos nombrados en otro orden por ella, cual si estuvieran a partir un piñón y cargados de ardor autonomista, de ahí: “Las profundadas raíces etnográficas de Castilla y León”. Totalmente ilusorias. Son dos troncos, cada cual con sus raíces, que se han podido encontrar, pero cada red de éstas nutre al árbol correspondiente, no pueden intercambiar fluidos, ni hay química. ¡Sí imposición política!

Sin querer, la ministra pone en entredicho la unidad ficticia de la Comunidad al aludir a unos versos muy elocuentes, no en balde son de Antonio Machado, de su estancia en Soria, cuyo territorio nada tiene que ver con el de la Región Leonesa. En ésta, si don Antonio estuvo ocasionalmente, en modo alguno pudo ver “colinas plateadas”, todo un canto a la castellana Soria. Recapacite la dicente, queda bien el recordatorio poético, pero no es aplicable. Veamos.

Cuando menos, en su alocución, está pasando por alto que ambos pueblos, el leonés primero, que conformó un reino elaborador de libertades en letra impresa, y por supuesto vividas; y luego Castilla siguiendo la llamada Reconquista, dicho con gran simpleza, contribuyeron a dar origen a España, pero nunca presumieron de afinidad, ni la buscaron. Ni ahora los políticos han propiciado un encuentro que fuera diluyendo el histórico enfrentamiento medieval y la falta de interrelación en apatía que se ha seguido prolongando el tiempo.

¿De qué 'identidad común' habla la ministra?

No se le puede ocurrir mejor incongruencia para Castilla y León como comunidad que eso de “ha sabido asumir la singularidad de sus provincias y territorios en una identidad común”. De qué está hablando Todo va forzado, el cotidiano vivir, con desigual protección que tratan de adobar desde el poder político con uniformidad postiza. Su empeño es unir, sin consulta alguna, a fortiori. Así surge un ente autonómico postizo donde prima el centralismo feroz vallisoletano. Fusión política obsesiva. De consolidación e identidad común. ¡¡¡Nada!!!

“Valor paisajístico y buena mesa”, colocados como valores poco dicen de una Comunidad, pues ambas facetas, son repetibles o mejoradas en otras autonomías. Citar temas tan manidos significa que se conoce poco del patrimonio cultural, o como más peliagudo, sabida la incongruencia entre territorios, vienen bien las frases hechas para salir del paso, y con cierto gracejo halagar al prepotente. Y esto enlaza con lo ya expresado de la extraña fuerza que para tal fin ha unido a políticas entre sí encontradas.

Si lo de Padilla Bravo y Maldonado según dice, fue un canto a la libertad, diversidad e igualdad está claro que no interpreta muy bien la movida comunera, el grado de afectación a los territorios e implicaciones de los distintos pueblos, suena a justificación o de haber tomado el dato o efeméride para el festivo día de una comunidad. Esto marca de forma clara la imposición castellana, en atención a su propia historia, para dos territorios que no pueden asumirla como común y por igual.

El Pueblo Leonés, sus ciudadanos, acaban de leer el día 30 de abril, los Decreta, un recuerdo emocionado de lo que fue un gran momento medieval ejemplar, dado en el Reino de León, pero con proyección futura, cuando se fueron instalando Cortes y Parlamentos. Por ello lo recuerdo aquí y ahora, para solaz leonés y aguijonazo por un pasado histórico que habíamos dejado que nos silenciaran. Todo en indeseada autonomía, donde permitimos que nos humillen como ciudadanos. Señora ministra, a los territorios, a los pueblos, con su historia correspondiente, pretender llevarlos tras la zanahoria de lo festivo, algo así como decirlos: ¡Qué bien estáis! No consolida nada, enfada, desvirtúa e indispone, en nuestros caso de manera muy notable.

Si el ente autonómico hubiera tenido un mínimo de interés en compartir con la Región Leonesa y no imponer y sojuzgar, como está ocurriendo. ¡Atención por favor! ¿Por qué no tomó en cuenta tan inmenso acontecimiento, y la efeméride señalada para el Día de la Comunidad? ¡Y, además, con proyección europea! Pero aquí, desde la fase preautonómica, lo buscado siempre fue otra cosa. Cuestión de prioridades castellanas.

Lexit. ¡A por la 18!

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