Aumentan un 20% las consultas para ser inventor en León

La asociación promociona los artículos de sus socios en diferentes ferias.

Isabel Rodríguez

¿Quién no sueña con tener esa idea brillante que le mantenga el resto de su vida? En León, cada vez más gente. La Asociación de Inventores Reino de León -organización a nivel nacional promovida desde León- ha visto incrementado en un 20% el número de consultas de personas que acuden interesadas en patentar algo durante 2011, aunque no todas ellas han llegado a buen puerto. “En lo que va de año las consultas han aumentado, sobre todo de inventores que quieren –y es lícito- ganar dinero y retirarse con su invento, pero no tenemos que olvidar que también existen inventores altruistas que lo único que persiguen es ver su invento en el mercado y obtener un reconocimiento de la sociedad”, comenta Mariano Miguel Caballero, presidente de la asociación.

Caballero insiste en que el inventor es “un benefactor de la sociedad” que “nos hace la vida más fácil” y que en ocasiones invierte todo su capital para ello. “Conozco inventores que han hipotecado su piso para sacar adelante su idea”, comenta el presidente. “Unos consiguen frutos económicos y otros se quedan en el camino y queda como única satisfacción el intento”, comenta.

En esta asociación, creada en el año 2000, ya hay un total 360 inventores registrados como socios. El 90% es de León, aunque también hay del resto de España y cuenta con socios en Cuba, México y Portugal. Además, colaboran con asociaciones de inventores de Estados Unidos, con las que intercambian ideas y proyectos.

“Inventar hoy no es complicado –analiza Caballero-, nace de una necesidad, por lo que todos somos inventores: amas de casa, parados, activos profesionales, y hasta niños”. Aunque para que un invento tenga que ser calificado como tal debe cumplir tres requisitos: ser novedoso, tener una aplicación industrial y no estar patentado.

Entre los últimos inventos que se han registrado está un aparato para recoger energía de las olas del mar, un sistema de calefacción para granjas de animales o una estación de servicio sostenible. Y cómo no, el chiflatón, “un aparato sencillo, económico y divertido” y que se ha convertido en protagonista en muchas concentraciones deportivas.

Cualquiera puede aportar un invento. “No existe limitación de edad, siempre que se tenga ingenio y ganas de mejorar el bienestar de la sociedad”. El más joven suele ser siempre algún universitario que quiere llevar más lejos su proyecto de fin de carrera. El inventor más mayor con el que cuenta la asociación actualmente es Maximino Gómez, leonés de 85 años, con varios inventos en su colección entre los que se cuenta el Premio Extraordinario de la Lotería Nacional, que se le ocurrió en los años 60.

El coste de las ideas

Pero aunque tener la idea es gratis, protegerla puede salir caro. “Los costes son impredecibles, depende del invento, de la dificultad en su fabricación, pues no es lo mismo un aparato simple dedicado por ejemplo al ocio que un sistea tecnológico, más complicado y caro de fabricar”. Solo los costes de papeleo –los más baratos- oscilan, desde que se solicita el invento hasta que se concede, entre 2.500 y 3.000 euros, para patentes sencillas. La asociación abarata los costes con descuentos para los socios.

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