La Audiencia Provincial fecha para el 15 y 16 de junio el juicio por el crimen de Argayo

Infobierzo.com

El autor, ahora de 31 años, lleva cerca de tres años en la cárcel de Mansilla de las Mulas en prisión preventiva, después de su detención el 8 de mayo de 2012, unas semanas después del homicidio que perpetró el 29 de abril de 2012 contra su cuñado, Ángel Gómez Fernández, un minero de 40 años que fallecía a consecuencia de un disparo de escopeta.

Un crimen perpetrado en el interior de su vivienda, situada en la localidad berciana de Argayo (Páramo del Sil), y que en un principio el autor confeso disfrazó de robo, desvalijando la vivienda. Posteriormente, durante la instrucción del caso, argumentó que disparó contra su cuñado porque éste cometía violencia de género sobre su hermana, y esa noche habría presenciado una agresión a su sobrina.

Según el relato de los hechos del Ministerio Fiscal, Diego Álvarez se presentó en el domicilio de sus padres en Argayo del Sil sobre las 22.00 horas del 29 de abril de 2012 en compañía de su amigo Saúl D.C.

Ambos se encontraban junto a dos sobrinas de quince y diez años de edad respectivamente cuando se unió a la reunión Javier A. F. que pretendía felicitar a Diego por su cumpleaños. Instantes después, el padre de las dos menores requirió desde su casa que regresaran al domicilio, habida cuenta de que al día siguiente tenían clase. Instantes después contravinieron las órdenes de su progenitor y volvieron a la casa contigua con su tío.

Una de las menores fue agredida por su padre con la zapatilla por haberle desobedecido, instante en el que la otra volvió a la sala donde estaban su tío y sus amigos para decirles que se fueran de allí a la vista de lo que estaba ocurriendo. Diego tomó un rifle de su propiedad y exclamó: “A mis sobrinas no las toca ni Dios, yo a este tío lo mato”.

Los otros dos sospechosos decidieron abandonar el lugar a toda velocidad en coche. Diego armó la escopeta, trató de acceder a la vivienda en la que sus sobrinas estaban siendo agredidas: “Atrévete conmigo, ven a pegarme a mí”, gritó.

El padre de las menores dejó de pegarla y bajó al primer piso, donde el supuesto autor material del crimen le estaba esperando. Cuando lo tenía a cinco metros, le descerrajó un disparo en el corazón que lo dejó muerto en el acto.

Premeditación para la acusación

Sin embargo, para el abogado de la acusación, Miguel Ángel Orallo, con el que ha contactado este diario “está clara la premeditación del hecho delictivo porque trató de camuflarlo bajo un asalto al chalet”. De hecho en el informe del Fiscal, el delito tiene consideración de asesinato y no de homicidio, respondiendo afirmativamente a la mayoría de argumentos de la acusación.

Diego Álvarez llamó entonces a su hermana, la mujer del fallecido, que trabajaba en Lillo, y abandonó su puesto de trabajo para dirigirse hacia su domicilio. Allí, ambos decidieron simular un asalto y robo a la vivienda. Ambos pactaron un relato de hechos y coartada a seguir.

También serán juzgados por encubrimieto dos amigos del autor, que conocían el suceso S.D.C y J.A.F. Por eximente indiscutible no tendrá que sentarse en el banquillo la mujer del fallecido, que conocía el crimen cometido por su hermano.

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