Las asociaciones micológicas aplauden la regulación del sector, pero con dudas

Seta, hongo, micología.

Alba Mañanes

La Junta de Castilla y León está elaborando una normativa para regular el sector micológico en Castilla y León, se trata del Proyecto de Decreto de Regulación del Recurso Micológico Silvestre, que está en periodo de alegaciones -lo estará hasta el 19 de septiembre­­- y que tiene por objeto “regular adecuadamente el uso de este recurso, potencialmente muy relevante” en Castilla y León, donde crecen más de un millar de especies de hongos silvestres.

Unas de las propuestas de esta legislación, aún no aprobada, que ha causado más controversia es la prohibición de recoger más de dos kilos de setas al día, un límite que asciende a cinco kilos la recolección se realiza en montes de utilidad pública o vías pecuarias, incluso con intención de venderlas. Además, concreta que “los sistemas de permisos de recolección en montes catalogados deberán contemplar siempre la posibilidad de un acceso público, salvo en truferas, y podrán contar, entre otros, con permisos de orientación recreativa, que como máximo podrán habilitar para la recolección de 5 kg de setas por persona y día, y con permisos de orientación comercial”.

Desde la Junta alegan que la regulación “busca un equilibrio entre las personas propietarias de los terrenos productores de setas silvestres y las costumbres de recolección libre, a menudo generalizadas, y ligadas a la demanda de una parte importante de la población de desarrollar una actividad recolectora, que en muchos casos carece de finalidad comercial y que se sitúa más cerca del uso común de los usos recreativos que de otros aprovechamientos extractivos”.

Una legislación “muy necesaria”

Los seteros también tienen mucho que decir acerca de esta normativa. Así, desde la Asociación Micológica San Jorge consideran que esta ley es “muy necesaria” desde hace tiempo. Su presidente, Rafael Gallego, explica que se trata de un tema “complicadísimo y muy delicado” y que hay “mil maneras de verlo”, no obstante, reconoce que a grandes rasgos la regulación le parece bien, aunque sólo sea porque existe.

“Era muy necesaria una ley, aunque había normativas anteriores, no eran tan concretas. Se necesitaba una legislación que llega en un momento en el los montes están siendo esquilmados. Hay muchos furtivos, gente que arrasa con todo lo que pilla, sin saber si son buenas, si se pueden utilizar... y hay que controlarlo un poco”, explica.

A este respecto, cree que la prohibición de no coger más de dos kilos de setas por persona y día, o de cinco, en otros casos, es acertada para “conservar la sostenibilidad de los montes” y evitar prácticas de personas que recolectan setas sin tener ningún tipo de conocimiento sobre la micología lo que lleva aparejado un importantísimo problema de salud pública, más si después las setas son vendidas de manera ilegal.

“Un tanto por ciento altísimo de las setas recogidas se tiran. Los boletus, por ejemplo, si son muy grandes están pasados y en el monte son de mucha utilidad porque sueltan esporas que promueven el desarrollo micológico, sin embargo los cortan. Lo mismo ocurre con otros hongos muy pequeños, casi del tamaño de un botón, que también son cortados sin esperar a que se crezcan”, aseguran Gallego. Todo esto es lo que se pretende evitar con la regulación, aunque desde la Asociación Micológica San Jorge no lo ven tan claro y temen que el resultado no sea el esperado debido a las lagunas que presenta la normativa.

Las asociaciones micológicas, “olvidadas”

El papel casi testimonial que tienen las asociaciones micológicas de la Comunidad en este proyecto normativo es una las lagunas que podrían hacer fracasar esta normativa. Desde San Jorge creen que no se ha tenido en cuenta la importante labor que las asociaciones han tenido en la protección de los recursos micológicos realizando labores formativas para que los recolectores corten de forma adecuada las setas para lograr que las esporas sigan en el monte, o los conocimientos sobre las distintas especies para evitar intoxicaciones. Se sienten “olvidados” por la administración, pese a que consideran que podrían haber sido de gran ayuda a la hora de abordar esta normativa, como conocedores de primera mano del sector.

Por ello, desde la asociación leonesa, a través de la Federación de Asociaciones Micológicas de Castilla y León, han presentado sugerencias al proyecto de la Junta, que por el momento se desconoce si se tendrán en cuenta cuando se apruebe finalmente la norma.

Otro de los puntos discordantes en opinión de la asociación es que no se recogen de forma adecuada y clara las especies que son recolectables, lo que consideran muy importante y esencial para una normativa de este tipo. No obstante, ven muy positivos otros aspectos el control de la recolección para su comercialización ya que prohíbe que las setas recogidas mediante aprovechamiento episódico sean utilizadas para este fin.

Parques y vedados micológicos

La normativa que prepara la Junta y que previsiblemente será aprobada próximamente también contempla la declaración de grandes extensiones con el nombre de parques micológicos en zonas de especial interés para el aprovechamiento del recurso incluida su vertiente turística y creará una red con estos espacios en Castilla y León.

Los interesados en crear estos espacios deberán solicitarlo a la consejería, con una superficie acotada superior a las 10.000 hectáreas, con el compromiso de articular un sistema abierto y público de permisos para el aprovechamiento de setas silvestres, con una orientación recreativa y otra divulgativa o educativa.

Por un lado, la nueva regulación creará estos parques, pero también contempla vedados micológicos cuyo fin es garantizar los recusos naturales. Deberán estar adecuadamente señalizados y en ellos estará prohibida la recolección.

Éste extremo de la normativa también es apoyado por desde la asociación micológica leonesa, aunque dudan de su desarrollo final, ya que temen que se fomente la recolección de setas de tal forma que, finalmente, “el monte no pueda con todo” y se acabe con esta afición, que para muchos se ha convertido ya en un modo de vida.

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