Asaja ataca a la Junta por su oportunismo en las ayudas económicas a los remolacheros
La organización agraria Asaja de Castilla y León valora como una decisión positiva, a la vez que inevitable, el anuncio efectuado en el “día de Reyes” por parte de la consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, de comprometerse al pago de 3 euros por tonelada de remolacha entregada por los cultivadores de Castilla y León en la campaña 2011/2012, rectificación a la que el Gobierno autonómico se ha visto obligado, por más que ha tratado de agotar todas las vías administrativas y judiciales para dilatar el proceso, tras las sentencias ganadas por 96 remolacheros de Asaja.
Esta decisión del Gobierno regional pone a su juicio “cordura” a “un hecho sin precedentes”, como fue anular una convocatoria de ayudas con carácter retroactivo, una vez solicitadas al amparo de una normativa vigente, y llega muchos años tarde por “un obcecamiento de la administración” autonómica.
Asaja lamenta que “estas decisiones se tomen en función del momento electoral y que se utilicen de forma personalista”, llegando incluso a ocultárselo al Consejo Regional Agrario –órgano de interlocución de la consejería de Agricultura– reunido recientemente.
“La consejera de Agricultura, Milagros Marcos, ha tenido toda una legislatura para enmendar un error cometido por su antecesora en el cargo, y lejos de hacerlo, su decisión durante estos años ha sido denegar todas las reclamaciones administrativas, desoír las reivindicaciones de Asaja y del resto de organizaciones agrarias exigiendo el pago a todos los remolacheros, y recurrir todas las sentencias o actos jurídicos que le daban la razón al agricultor”.
Por ello, el sindicato pide que se desmarque esta decisión de la situación de crisis que atraviesa actualmente el sector remolachero azucarero, pues son cuestiones diferentes, hasta el punto de que aproximadamente la mitad de los cultivadores a los que se le deben las ayudas ya no cultivan remolacha en la actualidad, y una buena parte son personas jubiladas, pues no hay que olvidar que han pasado siete años.