Hasta aquí llegaste, Meneses

Enrique Meneses

Álvaro F. Sutil

El periodista Ramón Lobo escribía en su twitter que cuando se muere alguien como Enrique Meneses le queda la sensación de haberse olvidado de quererlo todos los días. Una definición perfecta cuyo sentimiento comparto al cien por cien en este triste momento, donde uno de los grandes observadores y narradores del siglo XX nos ha dejado para siempre. Quizás no se haya ido, como también comentaba otro periodista, David Jiménez, sino a tomar fotos al más allá. Algo que dada su condición no descartaría en absoluto.

No quiero contarles la vida de este fotoperiodista porque hay una autobiografía sublime que nadie se debe perder. Se llama 'Hasta aquí hemos llegado' y en ella es el propio Meneses el que desgrana su larga trayectoria profesional y vital, que lo ha llevado por todos los rincones del Mundo donde se cocía algo (algo interesante, no la entrega del balón de oro). Este libro, que más bien parece una novela de aventuras, logra tres objetivos: cuenta la historia del siglo XX, narra la profesión de reportero como nunca se había visto en la carne de uno de los mejores, y entretiene, entretiene muchísimo. Y esque la realidad supera la ficción en muchas ocasiones, esta es una de ellas.

No recuerdo cuándo conocí a Enrique Meneses, seguramente él me conoció a miprimero, ya que su pareja durante 25 años, Annik Duval, es íntima amiga de mi madre desde que eran unas pipiolas que vivían, y disfrutaban, el Madrid de los años 60. Escucho la historia de la estancia de Meneses en Sierra Maestra con Fidel Castro desde siempre. Desde luego con 12 ó 13 años no era consciente de que estaba delante de un tipo que había convivido con el Che Guevara y Fidel Castro, que había escuchado a Martin Luther King en la Marcha sobre Washington o que había cubierto mil y una guerras. Porque eran esas y mil y una historias más las que nos contaba Enrique con un cigarrillo en la boca y un vaso de whisky en la mano.

Pero el periodista madrileño no solo fotografío y escribió sobre guerras y acontecimientos históricos, también miro a otros puntos, como por ejemplo a Astorga. Gracias a la amistad de mi madre con Annik, Meneses también conoció la capital maragata y toda la comarca en varios viajes que realizó. Pero no solo eso. En el año 86 u 87 Enrique dirigía una publicación llamada 'Los Aventureros' que se dedicaba a hacer reportajes de viajes y a recorrer zonas con especial interés, en España y también en el resto del mundo. Pues uno de ellos fue en Maragatería. Y recuerdo vagamente ir en su Land Rover recorriendo las poblaciones más importantes de la comarca. Asesorado por José Manuel Sutil, Meneses realizó un verdadero reportaje histórico y sociológico de la zona maragata, que como digo quedó plasmado en dicha revista.

Recuerdo con agrado cómo me corregía todos y cada uno de los escritos que le enviaba cuando empecé con esto de juntar letras con 17 ó 18 años. Email para Madrid con artículos sobre cine, cuentos, relatos, guiones. Horas después ya tenía la contestación. Enrique era claro, me corregía la forma, el modo, el contenido incluso, pero también me daba un tirón de orejas si cometía alguna falta ortográfica. Y es que todavía recuerdo cómo me enseñó a diferenciar los distintos 'por que' con un truco sencillo que voy a reservar para mí, como un tesoro.

Meneses se supo adaptar como nadie a esto de las nuevas tecnologías. Se describe bien este proceso en el documental 'Oxígeno para vivir. De la generación Magnum al periodismo 2.0', realizado hace un par de años. Enrique se convirtió en un bloguero contrastado y en su página web, enriquemeneses.com, siguió escribiendo hasta hace poco más de un mes. Todavía pueden verla. No se la pierdan, dejó muchas perlas sobre lo que está ocurriendo en estos momentos en España y el Mundo.

Este periodista desde luego no ha sido todo lo bien tratado que merecía. Un hombre que tendría que dar clases en la Universidad, escribir en los mejores periódicos, vivir con holgura. Nada de eso ha ocurrido. Solo en los últimos tiempos y gracias a una serie de personas la obra de Meneses ha salido a la luz y ha obtenido cierto reconocimiento. De hecho muchos jóvenes (y no tan jóvenes) periodistas no saben quién era Enrique Meneses, y eso es muy triste. El primer día en cualquier escuela de periodismo se debería citar su nombre, contar su vida y lo que aportó al periodismo, algo que tampoco ocurre... y así nos va.

Querido Enrique, donde quiera que estés, ilumina un poco este mundo de soplagaitas y escribanos de salón y televisión, de pelotas y chupatintas, de rosas y amarillos. Ilumina un poco para que no tengamos que ver cómo Ramón Lobo es despedido, ver cómo Rosa María Calaf es repudiada. Amigos tuyos, al igual que otros grandes que sobreviven como Manu Leguineche o Gervasio Sánchez y que a buen seguro te están llorando. Otros no tan conocidos y mucho peores también te lloran y te añoran, y prometen, así lo escribo, no olvidar querer a quién lo merece todos los días.

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