100 años de MSP, 100 años del auge y decadencia de la Laciana moderna

MSP collage

Luis Álvarez

El siglo transcurrido desde la constitución de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), el 31 de octubre de 1918, hasta la actualidad, ha llevado a la empresa a su desvanecimiento físico, primero en una extraña absorción de empresas y de forma definitiva con la liquidación por quiebra, tras haber estado en lo último años en mano del polémico empresario Victorino Alonso. Mientras, la comarca de Laciana y su entorno geográfico más inmediato tratan de asimilar aún estos hechos, que hace un tercio de siglo casi nadie de los afectados consideraba posibles.

¿Cuál es la huella dejada por este siglo de convivencia entre ambas partes? ¿Y el legado heredado? ¿Qué influencia ha tenido MSP en la Laciana que hoy conocemos?. Podríamos seguir enumerando preguntas sobre diversos aspectos de la convivencia y simbiosis de empresa y territorio.

Las respuestas, como siempre, variarán en función de quien responda a las preguntas y si su especialización es grande, aún más. No responderán igual un historiador, un sociólogo, un economista o un geógrafo humano. Todos tendrán respuestas atinadas pero la respuesta final más fiable será la suma de todas ellas.

Uno de estos especialistas, Manuel Maurín, originario de Villablino y titular de una cátedra de geografía humana en la Universidad de Oviedo, ya aportó su primera visión sobre estas influencias en su tesis doctoral 'Estructuras Territoriales en Laciana' (1984), un resumen de la cual fue publicado por el Ayuntamiento de Villablino (1985).

Maurín pone los datos sobre el papel, económicos, sociales, y de estructura del territorio en su amplio análisis. Recoge las sucesivas oleadas migratorias que produjo la minería, la primera desde finales de la segunda década del siglo pasado hasta 1950, básicamente de españoles procedentes de León y en su mayoría de las provincias limítrofes de Asturias y Lugo. Una oleada migratoria negativa, se marchaban de Laciana hacia otros territorios, producida a mediados los años 60 hasta mediada la década siguiente, en una crisis del carbón que afectó a todo el territorio nacional y europeo. Y la consecuencia que este abandono del territorio trajo consigo, fueron los sistemas de reclutamiento de las empresas para captar mano de obra, los años 60 y principios de los 70, son cientos, quizá miles los ciudadanos portugueses que llegan a Laciana. La última ya fue en los años 70 con la llegada de los inmigrantes caboverdianos.

Esta amalgama de gentes procedentes de destinos tan diversos fue una circunstancia complicada para la sociedad de la comarca. Según testimonios de personas mayores que vivieron aquellos primeros años de la minería intensiva, la llegada masiva de trabajadores para las minas no fue bien acogida por la sociedad local, muy endogámica y aislada. La propia empresa lo solucionó dándoles acomodo en cuarteles. Luis Bello en su libro 'Viaje por las escuelas de España' (1926), nos da una visión superficial de este aspecto: “llegarnos a Villaseca, donde reside el grueso de la población minera en unas extrañas, exóticas e incongruentes cajas de cartón, grandes como cuarteles; enfiladas como reclutas, desmesuradas, sombrías... Única nota fosca de la otra Laciana, la del carbón”.

Tampoco el entorno era capaz de acoger a estos nuevos trabajadores, las viviendas para alquiler no existían, y para la empresa era mejor mantener a los trabajadores lo más próximos a los centros de producción. Se construyen los primeros cuarteles en Villaseca (1918-1919) y en Orallo (1926). Pese a estas construcciones, el espacio de habitación sigue siendo escaso para los trabajadores llegados y sus familias y es habitual, que los habitantes originarios propietarios del suelo y las edificaciones existentes, alquilen parte de sus propiedades a esos trabajadores, generalmente edificaciones auxiliares: cuadras, pajares, pocilgas. El hacinamiento sigue siendo muy habitual y con ello la propagación de epidemias y enfermedades. El tifus hizo estragos en los años 20 y 30.

El problema no se resuelve hasta la década de los 50 y 60 con la construcción de nuevos cuarteles por parte de la empresa en Villaseca, Orallo, Caboalles de Abajo y Villablino, además de dos residencias para trabajadores solteros en Villaseca y Caboalles de Abajo. También en 1952 el Ayuntamiento construye 66 viviendas sociales en el paraje de 'Las Portiechas' (barrio de Pérez Vega) de Villablino. Mediados los años 80, antes de comenzar la liquidación de sus activos inmobiliarios, MSP era propietaria de 681 viviendas en el ayuntamiento de Villablino y otras 188 en Flores del Sil y Ponferrada.

Cuando el estado entra para aportar parte de su solución es ya en la década de los 80 con la construcción de 104 viviendas en Villablino y 25 en Caboalles de Abajo y otras tantas en Villaseca. Momento en el que la construcción privada ya afrontaba por si sola la absorción de la demanda de vivienda en casi su totalidad.

Cabe recordar también que la MSP era la empresa que gestionaba el ferrocarril Ponferrada-Villablino, que estuvo operativo para viajeros hasta 1980, punto fundamental de las conexiones de la comarca lacianiega.

La educación otra cuestión a resolver

Con el aumento de población se genera una demanda constante de escuelas y espacios educativos. Las escuelas locales van asumiendo a duras penas a los nuevos niños, la construcción de escuelas y adecuación de espacios es una constante hasta los años 60 y 70, siempre yendo por detrás de las necesidades. Solo Villablino contaba con un grupo escolar mixto desde principios de los años 30 con 6 unidades (3 de niños y tres de niñas), el resto son escuelas de pueblo ayudadas en escasez por las de la propia empresa denominadas 'Escuelas del Ave María', con aulas en Villablino y Villaseca.

La iniciativa privada puso en marcha un centro concertado de bachillerato (1941), Academia de Nuestra Señora de Carrasconte, que por problemas financieros terminó por asumir el Ayuntamiento en 1945. Y se mantuvo operativa hasta 1972 (año en que las últimas niñas matriculadas finalizaron su bachiller), pese al continuo déficit que generó en las arcas municipales. Ese fue siempre uno de los argumentos para mantener el colegio por parte del Ayuntamiento, que si se cerraba donde iban a estudiar bachiller las mujeres.

En 1951 se crea el Instituto Laboral Obispo Argüelles, que se convierte en el centro de referencia para la enseñanza media, no solo de Laciana, también de todas las comarcas limítrofes, tanto de León como de Asturias. En los años 60 el centro se queda escaso para acoger toda la demanda y se planifica la construcción de un nuevo edificio que se inaugura en el curso 1968-1969, con capacidad para 700 alumnos, que llegan unos años más tarde a sobrepasar esa capacidad.

Para hacernos una idea general de la situación de demanda educativa en el municipio tomamos datos de las actas municipales del ayuntamiento, en la del pleno de 29 de mayo de 1958 se presenta un informe elaborado por el personal municipal en el que en función del crecimiento de la población y los índices de natalidad, se estima que en los próximos 6 años se deberán construir 32 escuelas nuevas de primera enseñanza y 60 viviendas para maestros, con el fin de poder ofrecer enseñanza a todos los menores del municipio.

La construcción de un nuevo edificio por parte del ayuntamiento a finales de los 60, finalizado en 1970, con 16 aulas, (actual Colegio San Miguel) además de todos los anexos necesarios, desahoga un tanto la falta de espacio. Ya en la década de los 80 se construye el segundo Instituto de Villablino. Ahora la tendencia es inversa, cada año se cierran aulas escolares y los institutos pierden progresivamente alumnado. Por ejemplo los colegios de Caboalles de Abajo y Villaseca, que hace una década estaban cerca de los 200 alumnos, no llegan hoy ninguno de los dos al medio centenar de escolares.

El económico, un hecho importante

La economía es uno de los aspectos, que esta relación empresa-territorio, ha generado más controversias. Evidentemente, la economía de la zona de influencia de la empresa mejora, por las propias inversiones de la empresa, por los trabajadores y sus salarios, pero poco más.

Los más de 70.000 trabajadores que han pasado por la empresa en toda su historia han cobrado y gastado sus salarios en parte en la zona de Laciana. Hay que contar, que muchos, provenientes de otros lugares, canalizaron sus ahorros hacia fuera. Esto generó una actividad económica incesante y con las fluctuaciones propias de los vaivenes temporales de las crisis cíclicas del carbón. Pero la empresa como sociedad constituida fuera, regentada por gentes de fuera en sus consejos de administración, con entidad puramente capitalista; sus mejores años de beneficios los canalizó también hacia fuera, limitándose a invertir o reinvertir en Laciana, lo estrictamente necesario para el mantenimiento de su actividad productiva.

De los beneficios que generaba el carbón sólo quedaban sobre el territorio los correspondientes a los salarios, las pretensiones durante muchos años del ayuntamiento de cobrar un canon por tonelada extraída (ya desde el pleno del 4 de enero de 1919), en que el Ayuntamiento acuerda rechazar la pretensión de la Diputación de León de imponer una tasa de una peseta por tonelada, porque esa “tasa la va a imponer el ayuntamiento”, nunca se ejecutaron. Nunca se lo permitieron los sucesivos gobiernos centrales, que cobraban las tasas y las repartían como querían o las suprimieron cuando les pareció oportuno, como queda reflejado en las actas plenarias de 1967 y 1968, llegando incluso a interponer una demanda contra el ministerio de Hacienda, por la liquidación de esas tasas.

Los últimos 20 años tras los cambios en los consejos de administración y de la propiedad de las acciones, con la llegada del Grupo Alonso en 1994, no significaron ningún cambio en la percepción económica general. Al principio parecía que algo cambiaba cuando comenzó a comprar suministros menores en el comercio local, pero fue solo un espejismo. Aún fue más cruel el comportamiento general de este grupo empresarial, que en poco tiempo el mismo se convirtió en proveedor y subcontratador de sus propias empresas. Cerrando el círculo económico del carbón en el mismo grupo empresarial. Para colmo hasta los salarios se rebajaron, además de que cada año eran menos los que se pagaban con las sucesivas reducciones de personal.

La MSP ha tratado incluso a Laciana de la peor forma, despreciando la legalidad. Su último dueño, Victorino Alono, y el exalcalde Guillermo Murias (IU) se enfrentan a peticiones de cárcel por permitir la explotación ilegal del cielo abierto del Feixolín, pendiente de juicio tras casi dos décadas de vaivenes en los juzgados. Por este asunto el Ayuntamiento de Villablino llegó a imponer una multa récorda a la empresa, de 170 millones de euros, que pasó luego a 129 millones y finalmente se quedó en 800.000 euros al ser recurrida en los tribunales.

En los últimos 20 años, caracterizados por las sucesivas 'crisis del carbón' que imponían una reducción del número de explotacione y trabajadores, el Ayuntamiento de Villablino ha perdido el 40% de sus habitantes.

La vieja Minero Siderúrgica de Ponferrada desapareció en su 90 aniversario. Se integró junto a otras empresas en lo que s llamó Coto Minero Cantábrico (CMC), empresa quebrada en 2013 y condenada a pagar una indemnización millonaria a la pública Hunosa en el caso del carbón desaparecido. Esta empresa está actualmente en liquidación.

Ahora le toca al territorio, Laciana, y a sus habitantes asumir la falta de la otra parte, y como cuando perdemos a un ser querido (aunque a veces también odiado) reordenar su vida y hacienda para seguir adelante. Si no se supieron aprovechar los años de bonanza, para encauzar el futuro cuando la otra parte estuviese ausente, tocará hacerlo ahora en los de escasez y estrecheces con la “pensión de viudedad”. Si no queremos que esta tierra termine como esas imágenes de las películas del oeste del abandono de los pueblos mineros.

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