Un ambicioso proyecto busca recuperar las raíces de la Tebaida Berciana

César Sánchez / ICAL El historiador de Arte de la Universidad Autónoma de Madrid, Artemio Martínez (D), director de las excavaciones arqueológicas que se realizaran en el interior de la iglesia del Monasterio de San Pedro de Montes (León)

David Álvarez / ICAL

Las excavaciones arqueológicas que tienen lugar a lo largo de esta primavera en la iglesia del monasterio de San Pedro de Montes, en la localidad ponferradina de Montes de Valdueza, ponen la primera piedra del proyecto de investigación y puesta en valor de la Tebaida berciana y del fenómeno monástico en el Bierzo entre los siglos VII y XV que lidera el Consejo Comarcal del Bierzo. La actuación cuenta con un presupuesto de 18.000 euros y ha supuesto la apertura de tres catas en el suelo del templo para llevar a cabo el estudio de los diferentes estratos. El objetivo de esta excavación en las entrañas de la iglesia es “encontrar las raíces del monasterio, que se remontan al siglo VII”, explica el historiador del arte de la Universidad Autónoma de Madrid Artemio Martínez, que dirige los trabajos junto a Jorge López Quiroga.

Al respecto, Martínez recuerda que San Fructuoso ya había fundado otro monasterio en el territorio que hoy comprende la comarca berciana, el 'monasterium complutense', cuyos restos podrían localizarse en la cercana localidad de Compludo. “San Fructuoso y San Genadio eran anacoretas, amantes de la vida solitaria, pero cómo les seguía la gente, ellos iban fundando monasterios para que les dejasen en paz”, explica. “Desde Compludo, le siguieron a Montes y desde allí, a Galicia. El hombre quería estar solo pero no le dejaban”, añade, divertido.

El nombre de San Genadio no aparece por casualidad en la conversación. Él también está implicado en la historia de la iglesia que ahora se excava, ya que fue el encargado, entre finales del siglo IX y principios del siglo X, de restaurar y ampliar el pequeño oratorio construido en el siglo VII y de impulsar la consagración del templo, que tuvo lugar el 24 de octubre del año 919, según recoge el monumento de consagración, una inscripción realizada muy probablemente a partir del año 940 que aún es visible en la actualidad.

Precisamente, uno de los objetivos del proyecto consiste en conmemorar el 1.100 aniversario de la consagración de la iglesia con un congreso internacional y una exposición sobre el mundo monástico, “que sirva de escaparate para mostrar los hallazgos de las diferentes excavaciones”, explica Martínez, que añade que el equipo de investigadores está rematando el estudio histórico y documental del monasterio.

'Monasterium ruphianense'

El trabajo se lleva a cabo en el espacio de las naves de la iglesia monástica y consiste en la apertura de tres zanjas arqueológicas, de unos dos metros y medio de lado cada una. Lo que se pretende al abrir estas catas es localizar “los restos materiales de la iglesia del 'monasterium ruphianense', que fue el nombre original del monasterio”, explica el historiador del arte. “Entendemos que la iglesia se correspondería al menos con la iglesia genadiana, la del siglo X. La de San Fructuoso ya es más complicada de encontrar porque no sabemos cómo eran los monasterios fructosianos”, lamenta Martínez.

En ese sentido, el codirector de los trabajos admite que “el pequeño oratorio podía estar ahí o en otro lugar”. “Hay fuentes del siglo XVII que señalan la existencia de una ermita de San Martín a 20 pasos del claustro, pero muchos monasterios de aquella época tenían más de una iglesia”, recuerda Martínez, que remarca que el carácter de “espacio sagrado” del templo haría conflictivo un eventual traslado. Tras iniciar los trabajos, los investigadores ya han localizado los primeros restos de enterramientos en la nave sur del templo. “Queríamos haber contado con algún estudiante de Antropología, pero es imposible por cuestiones de fechas, así que lo dejaremos para el verano en Compludo”, lamenta Martínez.

En la misma línea, el objetivo último de la intervención en el templo, es “encontrar la estructura y reconstruir la fisionomía del monasterio original”, explica Martínez, que añade que el registro arqueológico se completa con la documentación gráfica de los distintos elementos a través de planimetrías y dibujos de las estructuras y de los eventuales materiales de interés que pudieran hallarse. Para ello, la investigación analiza las diferentes fases constructivas, así como las posibles marcas de cantería que puedan aparecer. Además, la actuación pretende conciliar las necesidades propias de la investigación con las del edificio, por lo que, tanto las visitas turísticas como el uso litúrgico de la iglesia, se mantienen durante la duración de las excavaciones, prevista en tres semanas.

La importancia de San Pedro de Montes

La relevancia de la actual investigación reside en que “San Pedro de Montes es uno de los pocos monasterios hispanos del siglo VII, y en todo Occidente, del que se conoce la fecha de fundación, su patrocinador y promotor, e incluso tal vez su arquitecto, de nombre Baldarius”, explica Martínez, que lamenta que “en España, la comunidad científica sigue sin saber cómo era un cenobio erigido entre los siglos V y X”. En esa línea, el historiador afirma que “desde el punto de vista arqueológico, nos falta por conocer todo”. “Seguimos sin identificar correctamente un espacio monástico de una simple aldea”, explica el codirector de las excavaciones, que remarca que “la similitud de estos espacios ha provocado casos de confusión de yacimientos que se creía que eran monasterios y acabaron siendo poblados”. “Al menos, en este caso, contamos con textos, que ya es algo importante”, valora Martínez, que recuerda que los arqueólogos trabajan “con fuentes documentales cerradas, a no ser que aparezca un documento nuevo”. “Como manejamos siempre las mismas fuentes, se trata de ver la correspondencia entre los hallazgos y los textos”, explica.

En ese sentido, el texto guía de los arqueólogos es la 'Regula Monachorum', escrita por el propio San Fructuoso a mediados del siglo VII y que, como recuerda Martínez, consiste en “interpretar la regla de San Benito, adaptarla a los monjes hispanos e incorporar las influencias orientales del ascetismo”. Este documento recoge cuestiones relacionadas con la organización de la vida diaria de los monjes, que también afectan a la distribución física del espacio, ya que “te dice, por ejemplo, que el comedor tiene que estar cerca de la cocina para que no se enfríe la comida”.

“Se supone que los monasterios que siguen una determinada regla tienen que tener la organización que dicen esas reglas, aunque lo que tenemos es una indicación del espacio, que después puede ser o no, debido a condicionantes topográficos o económicos”, explica el historiador, que insiste en que “sabemos de qué dependencias se pudo dotar el monasterio, pero no con las que se dotó realmente” y destaca que “sólo la arqueología indicará su verdadera configuración y confirmará su función”. No obstante, Martínez remarca que “hasta el siglo XI casi ningún monasterio se regía por una única regla sino que lo hacían por lo que llamaban 'Libro de las reglas', que recogía varias disposiciones, de manera que el abad decidía cuál se aplicaba en cada momento”. “Era muy personalista, por eso no es correcto hablar de tipologías de monasterios”, resume.

'Cenobium complutense'

Una vez finalizadas las excavaciones en la iglesia del monasterio de Montes de Valdueza, el equipo capitaneado por Martínez y López Quiroga se trasladará en verano a la localidad de Compludo para continuar con el proyecto de investigación sobre la Tebaida. En enero de este año, un equipo de investigadores , dirigidos por el geofísico Luis Avial, quien ya participó en la búsqueda de los restos del escritor Miguel de Cervantes,utilizó tecnología de georradar para llevar a cabo los trabajos de prospección previos a las catas arqueológicas.

El objetivo de estas actuaciones es encontrar el 'cenobium complutense', el primer monasterio fundado por San Fructuoso en el área de la Tebaida. “Son dos de los monasterios más importantes de Hispania entre la Antigüedad Tardía y la Edad Media”, remarca Martínez, que también retomará tras la primavera las excavaciones en el claustro de San Pedro de Montes que tienen lugar bajo el patrocinio de National Geographic.

Al respecto, el investigador valora el acuerdo entre instituciones diversas como clave para desbloquear esta iniciativa. “Imagino que no habremos sido los primeros en plantear este proyecto de investigación arqueológica, pero ahora se ha dado la coyuntura necesaria para llevarlo adelante”, explica, y agradece el apoyo mostrado por el Ayuntamiento, el Consejo Comarcal, la Junta o la Fundación Hospital de la Reina. Además, el historiador también mostró su “especial gratitud” por los permisos concedidos por el Obispado de Astorga, propietario de la iglesia, así como por los propietarios de las fincas de Compludo, que consideró “fundamentales” para poder poner en marcha las excavaciones.

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