Confirman la pena de siete años de prisión a un hombre por agredir sexualmente a su expareja en un palacete abandonado de Salamanca

Sede del TSJ en Burgos.

Agencia ICAL

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ratificó la pena a un hombre condenado a siete años de prisión por agredir sexualmente a su expareja en un palacete abandonado de Salamanca. Sobre el reo pesa otra condena de diez meses más de cárcel por quebrantar la orden de alejamiento de la víctima que pesaba sobre él mientras cometió los hechos. Un castigo que no fue cuestionado por su representación legal y que continúa vigente hasta completar siete años, además del resto de pronunciamientos, incluida la obligación de indemnizarla con 245 euros por las lesiones y 2.000 euros por los daños morales.

El recurrente impugnó la agresión sexual al entender que la sentencia, emitida el 3 de diciembre de 2021, realiza una errónea y sesgada interpretación de la principal prueba de cargo presentada, que no es otra que la declaración de la víctima. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Salamanca estimó que la declaración de la denunciante se había desarrollado con “obvia y eficaz expresividad y suficiencia de detalles al describir los hechos”, consideración a la que se adhiere en su fallo el TSJCyL.

Los hechos se remontan a las 22.30 horas del 23 de octubre de 2020, según recoge la sentencia a la que tuvo acceso Ical, cuando el condenado estaba en un palacete abandonado en la ciudad de Salamanca, donde se hallaba también su expareja. Pese a tener una orden de alejamiento, se mantuvo allí con “clara intención de faltar al respeto a las resoluciones judiciales y de menoscabar la autoridad judicial”, dado que se había dictado un auto el 10 de julio de 2020 por el Juzgado de Instrucción número tres de Salamanca por el que ya se le prohibía aproximarse a una distancia inferior a 250 metros de ella.

Además, comenzó a insultar a la mujer y a decir que quería un hijo con ella, que hasta que no lo tuviese no iba a parar. Según el documento judicial, la arrastró hasta una de las dependencias del lugar, y “con intención manifiesta de satisfacer su libido”, la empujó, la tiró del pelo, la arrojó al suelo, le quitó los pantalones y la ropa interior. No cesó en esta conducta pese a la negativa reiterada de de la mujer que llegó a empujarle sin conseguir retirarlo de encima de ella.

Después de estos hechos, él se quedó dormido en el lugar y también ella, ante el temor de la reacción del hombre si se atrevía a huir. A la mañana siguiente, cuando el hombre se fue, la víctima aprovechó para acudir al centro asistencial Aapared, donde contó lo sucedido a las trabajadoras. Acudió más tarde al hospital, donde fue reconocida por el ginecólogo de guardia y el forense, que apreciaron las lesiones derivadas de las agresión. Como consecuencia de estos hechos, el acusado se encuentra desde entonces en prisión.

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