Castilla y León desarrollará un proyecto con Marruecos para modernizar sus universidades
Rafael de Paz es director de la Oficina de Proyectos Internacionales de la Universidad de León (ULE) y ahora ejercerá durante los dos próximos años como consejero residente de un proyecto que pretende liderar la modernización de las universidades de Marruecos, entre otros aspectos apuntando los requisitos que hay que alcanzar para conseguir “transparencia” en las titulaciones. El país vecino ha duplicado en los últimos años su número de universitarios, algo que no ha ido acompañado de forma paralela por la dotación de medios, además de que los estudiantes marroquíes desconocen sus posibilidades una vez titulados, en especial a la hora de salir al extranjero y convalidar sus títulos. Atendiendo a su adaptación al espacio europeo, las universidades de Castilla y León trasladarán su experiencia “buena y no tan positiva” después de haber tenido que acometer “un esfuerzo titánico” con el Plan Bolonia y tras el que el consejero residente del proyecto entiende que la Comunidad es “perfectamente capaz de incidir positivamente en la mejora de la transparencia de las universidades marroquíes”.
¿En qué consiste el proyecto que va a desarrollar Castilla y León en Marruecos?
Es una acción de hermanamiento por la que la Unión Europea -que es quien financia el proyecto- busca exportar las buenas prácticas de una administración pública europea a otra administración vecina que lo pueda necesitar. Se está haciendo en muchísimas áreas, pero en Educación es más raro, aunque no tanto tras la adaptación al Plan Bolonia y la actualización y transparencia de planes de estudios que hemos tenido que acometer. El fin del proyecto es acudir a la solicitud de Marruecos y consiste básicamente en acompañar a esa administración, que es el Gobierno de Marruecos, en su reforma universitaria para acercarles al espacio europeo de Educación Superior. Los marroquíes se plantean su política de futuro y la capacidad de sus titulados a la hora de encontrar empleos en el extranjero, de facilitar su movilidad internacional o el reconocimiento de sus títulos. Como es una educación poco transparente en su contenido o en sus resultados de aprendizaje, a la hora de homologar ese título, hay muchas dificultades en el extranjero. Por eso, quieren dotar de transparencia a todo el sistema para que haya muchísimo más flujo de trabajadores internacionales, romper barreras a la hora de la entrada y salida de profesionales del país, que es lo que ha querido Europa.
¿Qué plazos están manejando?
Se está firmando el contrato entre la Secretaría de Estado para la Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores y el Gobierno de Marruecos, aunque también son firmantes la Consejería de Educación de Castilla y León, en la persona de la directora general de Universidades, Pilar Garcés. Desde el momento de la firma hay una notificación de rúbrica y desde entonces el proyecto ya está en marcha y el consejero residente, que soy yo, tiene que incorporarse en un máximo de 30 días -previsiblemente a finales de este mes o principios de febrero-.
¿Y cuáles serán las líneas de trabajo?
La opción española -había otra alternativa que presentó Italia- estructuró los objetivos del cambio de la reforma en seis paquetes de trabajo. El primero valora la legislación actual marroquí para ver qué cambios serían necesarios para amoldarse a las necesidades de una educación superior orientada bajo Bolonia; el paquete dos valorará inicialmente el efecto que han tenido en Marruecos los proyectos europeos sobre educación superior y se habla de hacer un estudio de las titulaciones que ofrecen las universidades marroquíes para proponerles cómo va a mejorar la adecuación de sus titulaciones al mercado de trabajo, simplemente cambiando la orientación de algunas titulaciones. En el paquete tres hablamos de diversificar sus modalidades de enseñanza, porque Marruecos tiene un sistema muy tradicional que incluye muy pocas iniciativas de enseñanza virtual y a distancia, y de nuevas técnicas existentes para que los estudiantes adquieran las competencias de manera más rápida y autónoma, y ahí se van a emitir recomendaciones, utilizando nuestra experiencia; el cuarto bloque habla de los créditos ECTS y pretende formar a los cuadros administrativos del ministerio marroquí en la manera en que nosotros hemos utilizado para definir el contenido de nuestras titulaciones, lo que se llama el aprendizaje por competencias. La metodología de cómo llegar a esto es lo que se va a transmitir, y para ello habrá sesiones de trabajo conjuntas, visitas de estudio de personal marroquí a universidades españolas, en especial de Castilla y León..., para que se interiorice ese mecanismo de qué hay que hacer para que cuando terminemos las asignaturas que componen una titulación, exista esa transparencia. Los otros dos bloques de trabajo se centrarán en el reconocimiento de diplomas y la consolidación de las herramientas de pilotaje.
¿En qué nivel se encuentra el sistema universitario marroquí y dónde se espera que llegue después de estos dos años de trabajo?
No soy un gran conocedor, voy a ser un hilo conductor, porque soy el consejero residente que me voy a tener que desplazar allí. Voy a ser el facilitador de ese diálogo que tiene que haber fluido entre la dirección del proyecto y su homólogo en el Ministerio marroquí y la ejecución de las actividades. El análisis lo han hecho ellos mismos, que tienen una estrategia 2015-2030 de desarrollo de la enseñanza superior y aluden a sus debilidades, donde insisten mucho en la superpoblación de sus aulas. Los últimos cinco o seis años se ha doblado el número de estudiantes, y eso, si no ha ido acompañado por recursos como laboratorios, posibilidad de prácticas... imposibilita tener una educación de calidad que ellos pretenden. Uno de sus déficit es la transparencia, porque no se conoce bien qué puede hacer un titulado superior marroquí, y es muy difícil explicarlo al extranjero.
¿Qué va a aportar Castilla y León a este proyecto?
Castilla y León ha ejecutado lo que su Ministerio de Educación pactó con el resto de firmantes del proceso de Bolonia. Lo que le hemos prometido a Marruecos es simplemente que vamos a trasladarle nuestra experiencia, la buena y la no tan positiva, porque ha habido errores de ejecución, que son normales. Veníamos de una reforma universitaria. Para el profesorado y las estructuras ha sido un esfuerzo titánico formar de nuevo todas las titulaciones con Bolonia, y entendemos que ha sido para bien, puesto que ahora mismo, entendemos que nuestros titulados van a ser mucho más transferibles en las fronteras. Esa experiencia que tenemos de ejecución de ese pacto internacional es lo que vamos a aplicar allí y ver cómo se puede adaptar en Marruecos. Va a ser muy bueno para los marroquíes que universidades públicas de Castilla y León puedan acudir allí para trasladar su experiencia, porque pensamos que somos perfectamente capaces de acudir ahora a Marruecos, observar el punto de partida y durante dos años incidir continuamente de forma positiva en ese objetivo de incrementar la transparencia.
Se competía con un proyecto de Italia. ¿Se conoce qué ha aportado el proyecto español respecto al italiano?
No lo conocemos. Nosotros acudimos en octubre a una convocatoria en Rabat ante una comisión del Ministerio marroquí unido a la delegación de la Unión Europea y a representantes de la Embajada española, expusimos estas actividades y ellos emitieron un dictamen decantándose por la propuesta española. Seguro que la italiana era también una opción de calidad, y puede ser una cuestión también de oportunidad porque igual los marroquíes nos ven más cercanos, porque Marruecos tiene muchas relaciones de todo tipo con España y todo influye al final.
Aunque en ocasiones no se tenga esa percepción social, ¿son estas cosas lo que ratifican el buen nivel que tiene el sistema educativo español?
Uno de los aspectos que la Dirección General de Universidades hizo patente en nuestro proyecto en Rabat fueron los resultados del informe Pisa en Castilla y León, que nos coloca en posiciones muy privilegiadas en los rankings europeos, y eso es una realidad. Las universidades de Castilla y León no están muy bien situadas en los rankings internacionales, pero esta vez es evidente que podemos exportar nuestra experiencia a territorios vecinos y va a ser apreciado positivamente por ellos. A lo mejor ha llegado el momento de abrir las ventanas y mostrar que hay buenos ejemplos aquí de los que se pueden tomar nota. El resultado lo dirán los informes de satisfacción que se tengan al final, y yo confío plenamente en el equipo y sé el compromiso que existe por parte de profesores y departamentos, a los que les va la vida en ello.
¿Había habido alguna línea de trabajo previa con Marruecos?
La Universidad de León (ULE) en particular tiene proyectos muy cercanos con universidades marroquíes. Durante tres años hemos estado ayudando a seis universidades marroquíes a actualizar sus planes de estudio en energías renovables, y eso ha permitido conocer muchos profesores, cuadros directivos, rectores, vicerrectores y el sistema de educación superior marroquí. Eso ha sido una fortaleza para este proyecto de hermanamiento, porque ya nos conocíamos. Ahora también estamos ayudando a crear una plataforma para cursos MOOC y SPOC de enseñanza a distancia masiva, estamos ayudándoles a crear simulaciones de práctica de física en línea... tenemos un montón de actividades, menos ambiciosas que esta, pero sí de traslación a planes de estudio y actividad muy concreta de nuestro conocimiento aquí.
Por lo que dice, ¿se puede decir que las nuevas tecnologías están totalmente integradas en la vida de la universidad?
Es fundamental. La Unión Europea está continuamente lanzando recomendaciones para atender a los que no pueden salir, para conocer cómo está la internacionalización de su educación o cómo se incorpora la realidad del mundo de nuestro alrededor a las aulas en León. A través de actividades de telecolaboración o enseñanza virtual, con aproximación de dos aulas de dos países diferentes, se puede poner a trabajar a grupos de estudiantes en un objetivo común. Eso incide en la visión de un estudiante leonés sobre la reacción de un estudiante polaco u holandés, y todo eso es construir Europa. La educación superior se tiene que adaptar a ello y la Universidad tiene que dar ejemplo y estar en vanguardia, porque tenemos las capacidades, los profesionales y las relaciones internacionales, y tenemos que apoyar ese cambio social que se avecina.
¿Quiénes componen el proyecto?
La líder del proyecto es Pilar Garcés, que es la directora general de Universidades pero también la profesora titular de la Universidad de Valladolid (UVA); además existen líderes de cada una de las áreas de trabajo, como el director de la Agencia de Calidad de Castilla y León, José Ángel Domínguez Pérez; Margarita de Lezcano Múgica Núñez va a ser la responsable del reconocimiento de títulos y es consejera del Gabinete del secretario general de universidades y antes subdirectora general de reconocimientos de títulos del Ministerio; Vicente Matellán es profesor de la ULE y director general de la Fundación Centro de Supercomputación de Castilla y León; y otros, aunque va a haber profesores de las universidades de Castilla y León, que serán identificados paulatinamente según las necesidades.
¿Cómo será el método de trabajo?
Principalmente van a ser visitas de estudio 'in situ' en Marruecos por parte de nuestros especialistas, pero también hay un componente grande de visitas de responsables del Ministerio de Universidad marroquí, en especial a Madrid y Castilla y León. Tendrá que determinarse poco a poco los departamentos que se visitarán, y ahí el presupuesto permitirá su flexibilidad para acomodarse también a su voluntad. En un proyecto de duración de dos años, ellos irán identificando de manera más concreta cuáles son los déficits en su evolución deseada para poder atajarlos a base de esa formación empírica. Es un proyecto vivo, abierto y adaptable, y buscamos la mayor satisfacción posible del destinatario, que es Marruecos. Nosotros también estamos abiertos a aprender, porque Marruecos también tiene aspectos muy importante sen su educación.
Como director de la Oficina de Proyectos Internacionales de la ULE, ¿en qué momento se encuentra la ULE en relaciones internacionales y dónde se aspira a llegar?
La ULE está muy a nivel de cualquier universidad europea. Hemos participado en el programa Erasmus desde su inicio, y la progresión en cuanto a relaciones internacionales de la ULE es muy buena, tenemos una red de socios internacionales maravillosa. África probablemente sea donde tenemos menos socios, aunque los tenemos en Mozambique, Senegal o Marruecos, pero es más testimonial si lo comparamos con el mundo anglosajón. Pero todos los años, estudiantes leoneses estudian y conviven con estudiantes de todo el mundo. Es interesante ver de qué manera nos estamos relacionando, igual que los 500 estudiantes internacionales que todos los años vienen a León, influyen en nuestra sociedad y nuestras aulas.
A través de este proyecto la ULE va a tener una situación muy privilegiada, porque vamos a estar cerca de su Ministerio, vamos a tener muchísima relación con universidades marroquíes, no deja de ser un país muy pujante, en alza, con una sociedad que es muchísimo más educada, más formada y con quien tenemos relaciones de todo tipo. Hemos vivido muchos años de espaldas y nos interesa muchísimo afianzar vínculos y tener esas relaciones. Yo confío que esta inversión que ellos hacen, permitiéndome a mí trasladarme y concentrar mi trabajo en un proyecto de este tipo, redunde en un incremento grande de las relaciones internacionales de la ULE.
¿No tiene la sensación de que este tipo de acuerdos pasan desapercibidos?
Una de las recomendaciones que he hecho a los alumnos de Erasmus es que intenten trabar amistad con los locales, y eso me parece una de las mayores riquezas de la educación. Conocer cómo piensan los vecinos y moderar sus conceptos y opiniones. Estamos formando muy bien a los titulados, pero casi ninguno puede quedarse aquí a trabajar, porque está envejeciendo mucho la población, estamos hiperformando a los estudiantes y dándoles posibilidades de trabajo y haciendo desaparecer las fronteras a la hora de ofrecer empleo, algo que antes no era posible.
Entonces esa modernización universitaria, ¿requeriría también de una adaptación social y económica paralela?
Todo el mundo tiende a volver a su casa, pero no lo pueden hacer porque el entramado socioeconómico no acompaña. Ha sido una crisis, una situación con poco nivel de emprendimiento... y es muy triste. Es la parte triste de esto, pero la alegre es que si nuestros titulados tienen muy buenos empleos fuera, invertirán aquí... al final todo es prosperidad.